Editorial de Aquí 328
Nuevo gobierno en Bolivia: ni repetición del de Morales ni el renovador que esperan opositores
El gobierno de Luis Arce Catacora y David Choquehuanca Céspedes, del MAS y de Juan Evo Morales Ayma, que asumirá funciones el 8 de este mes, no reproducirá el poder político semejante al de Juan Evo Morales Ayma y Álvaro Marcelo García Linera, o del mismo MAS, aunque ese sea el propósito de los nuevos Presidente y Vicepresidente citados y aunque esa fuera la exigencia de sus parciales.
Esta afirmación se apoya en la experiencia boliviana, latinoamericana y caribeña.
Citamos ejemplos nuestros para mostrar que el poder político no se reproduce tal cual a pesar de que los actores principales son los mismos. Veamos:
El primer gobierno de Víctor Paz Estenssoro, después de que éste y el Vicepresidente (Hernán Siles Zuazo) ganaran las elecciones de 1950 (desconocidas por la rosca minero-feudal), asumen el poder después de la insurrección popular de 1952; victoria de la que se apropió el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), incluidos el Jefe y Subjefe de este Partido (Paz y Siles), como dice René Zavaleta Mercado.
En ese período se materializa la consigna enarbolada, entre otros, por Tristán Marof: “Tierras al pueblo y minas al Estado” (y entre esas medidas no olvidamos el voto universal, la reforma educativa, la reforma agraria).
Treinta años después, el mismo Paz Estenssoro tras decir que “Bolivia se nos muere”, dictó el DS 21060, que cerró empresas mineras nacionalizadas, echó a no menos de 23.000 trabajadores a la calle, muchos de los cuales se establecieron en el Chapare cochabambino y en los Yungas paceños, y se convirtieron en cocaleros. En cierto modo, estos últimos siguen el camino inverso de los campesinos, que dejaron sus chacras y se convirtieron en trabajadores del subsuelo.
Otra vez los movimientistas se apropian de un programa “ajeno” en 1985, del DS 21060, cuya autoría reclamó el economista Juan Careaga a nombre de un grupo de profesionales. Paz Estenssoro respondió a quien más tarde sería su ministro: Ustedes son los autores, pero nosotros hemos tenido el coraje de aplicarlo.
El primer gobierno de Evo Morales y del MAS fue el mejor, dicen incluso algunos que rompieron con el máximo dirigente cocalero. Éste, entre otras cosas, hizo creer que ¬iba a respetar los derechos de la Madre Tierra, a los que definió como más importantes que los derechos humanos. Ocurrió lo contrario.
Para redactores de Aquí virtual, con Evo Morales no hubo ni revolución democrática y cultural, ni hay Estado plurinacional.
En economía, en 14 años no se tomó ninguna medida que cambie el sistema capitalista, dependiente y atrasado de producción de bienes y servicios,
En la sociedad boliviana hubo alteraciones periféricas, es decir, las relaciones sociales se mantuvieron en sus bases esenciales.
Con el gobierno de los 14 años hubo reformas de contenido burgués, las que en el último tiempo perdieron su contenido avanzado.
La democracia (limitada, o mezquina en realidad) fue recortada, tanto que cuando el 21F el pueblo le dijo al Presidente que no podía postular por cuarta vez consecutiva a la reelección, vocales del Tribunal Constitucional Plurinacional, obedientes hacia el poder político, aprobaron una sentencia constitucional que desconoció el NO mayoritario y fallaron como si las normas establecieran que es un derecho humano —para Evo Morales— que postule las veces que quiera a la reelección, a pesar de que la Constitución Política establece que un Presidente o una Presidenta solamente solo podrá repostular una vez consecutiva al cargo.
Los gobiernos de Morales-García y del MAS fueron diferentes uno del otro, como todo en la vida y en la política.
Dudamos de que el gobierno Arce-Choquehuanca, del MAS y de Evo Morales, sea de unidad nacional, que recupere la democracia, que respete los derechos de los opositores y que no será revanchista.
Sin embargo, el nuevo gobierno en Bolivia será renovador, según esperan opositores y otros que analizan la política, los que parece que expresan sus deseos antes que analizar la coyuntura política porque no contextualizan ni explican ni organizan ni proyectan la situación que se manifiesta desde las elecciones, e incluso desde antes. Con estas ideas fuerza, entre otras, tendrían que ayudar a una comprensión de cuánto harán los nuevos gobernantes más que cuanto digan.
Nosotros dudamos de que el gobierno de Arce-Choquehuanca, el MAS y Evo Morales —que posiblemente cogobierne, como mínimo— sea un gobierno renovador.
No existen hechos que sirvan de fundamento para decir que con Arce —funcionario estatal (de por vida) y economista— y Choquehuanca —administrador de una ONG en el altiplano paceño— se inicie una fase estatal nueva.
Cuanto hizo Morales en el Palacio Quemado y en la Casa Grande del Pueblo contó con el apoyo de los que entonces fueron sus ministros: Arce Catacora y Choquehuanca Céspedes.
Morales dijo que el ahora Vicepresidente electo le sugirió abrogar el DS que dispuso el “gasolinazo”, pero solo ante la protesta de la gente revisó esa medida.
Respecto de posibles errores del nuevo gobierno, no se debe olvidar que es inteligente corregirlos pronto. Incluso gente ligada a los gobernantes dice que no se cometerán viejos errores. El programa de sátira política Confidencias se encargó de asegurar que los errores de Arce-Choquehuanca serán nuevos.
Frente a los masistas, más que antes, debemos comportarnos según sus hechos y sólo debemos registrar sus dichos.
Sin embargo, los que desean o esperan renovación con el próximo gobierno existen e influyen incluso mucho más que publicaciones como Aquí. Por eso, ojalá esos compañeros lean mejor la realidad y se convenzan de que Arce Catacora-Choquehuanca Céspedes, el MAS y el verdadero jefe político de unos y de otros, no reproducirán el gobierno de los 14 años porque les será imposible hacerlo, pero es probable que el nuevo gobierno emprenda una fase de administración de la crisis económica que atienda primero los intereses de los cocaleros, que probablemente producirán más coca a pesar de que ahora, como se sabe, solo el 25 por ciento de ese recurso natural se destina al consumo tradicional. Luego beneficiarán a los cooperativistas-empresarios mineros que privatizarán y saquearán más los recursos minerales; después se pondrán al servicio de los colonizadores que, como han dicho, defenderán las dotaciones de tierras incluso en el bosque seco de la Chiquitania para sembrar en ellas, como exigen incluso los campesinos que producen menos que antes porque muchos de ellos se trasladaron a las ciudades y sólo temporalmente viven y trabajan en sus chacos.
Ojalá la vida nos desmienta, pero es posible que, como ocurrió con el entonces presidente Morales, con Arce-Choquehuanca los agroindustriales cruceños tengan cinco años de prosperidad económica con la ampliación de siembras de soya, maíz, algodón, caña de azúcar y trigo transgénicos y contaminantes por el uso de defoliantes que contaminan los suelos.
Esos agroindustriales, antes de asegurar la alimentación para todos los bolivianos, gracias a un acuerdo con el entonces presidente Morales, destinaron y destinan granos para la producción de biocombustible, un negocio rentable.
No hay nada que nos lleve a suponer algo distinto: en Santa Cruz, con Arce y Choquehuanca, el MAS y Morales habrán actualizado el dejar hacer y dejar pasar en economía.
Sobre la campaña para vencer al coronavirus, el riesgo es que los nuevos gobernantes, sin decirlo, expresamente sobrepongan la economía a la pandemia. En lugares en los que influyen los masistas siguen diciendo que no existe el coronavirus, a pesar de los muertos de militantes del MAS por acción del virus letal.
Ojalá desaparezcan las reservas que tenemos respecto del comportamiento de los nuevos gobernantes ante una política distinta de la que tuvieron durante la cuarentena hasta estos días.
Con las elecciones y sus resultados no ha sido resuelta plenamente la crisis política.
La supresión de los dos tercios para la adopción de resoluciones por la Asamblea Legislativa Plurinacional sobre “cuestiones administrativas”, como dicen los masistas, no deja de ser anticonstitucional, como responden los nuevos opositores. Esa es una acción que rechazan los movilizados de los últimos días.
Las sospechas de fraude electoral que motiva el pedido de auditoría a las recientes elecciones es otro elemento que configura otro momento, aunque no es tan virulento de la prevaleciente crisis política inconclusa.
Cuanto hagan los nuevos gobernantes sobre la crisis sanitaria, la crisis económica y la crisis política irresuelta guiará al pueblo explotado y oprimido para definir su comportamiento respecto del gobierno de Arce, Choquehuanca, el MAS y Morales.
Editorial de Aquí 329
Por el MAS votan “izquierdistas”, nuevos ricos y dependientes de éstos
En las elecciones del 18 de este mes votaron mayoritariamente por el biomio masista Arce-Choquehuanca, por el MAS y por Juan Evo Morales Ayma, en primer lugar, los militantes y amigos de ese movimiento, y los siguientes agrupamientos sociales, políticos y empresariales:
—Los cocaleros del Chapare (Cochabamba) y de los Yungas de La Paz son una masa electoral cautiva del masismo. Entre esos cocaleros hay un número indeterminado de aliados de los narcotraficantes.
Entre tantos otros lugares, en Villa 14 de Septiembre, donde tiene su chaco Juan Evo Morales Ayma, funciona un mercado legal de la coca y otro ilegal; en este último, los productores de coca o intermediarios a su servicio venden la hoja, en la noche, a narcotraficantes o a peones de éstos.
Chapareños brindan cobertura a narcotraficantes por paga crecida.
Lugareños del Chapare alquilan parte de sus predios en los que operan los que elaboran cocaína. Si acaso los descubren cuentan que los narcotraficantes se establecieron en sus chacos sin avisar y que si se los denuncia matarían al denunciante.
Entre narcotraficantes rige la “omertá” (ley del silencio) como en toda mafia. Los narcotraficantes compran o imponen el silencio.
Otros pobladores del lugar, como los que venden servicios, también son electores cautivos del masismo.
Sobre el número de electores en aquella región cabe citar un ejemplo: en el Tipnis hay 600 electores (indígenas), en tanto que en el Polígono 7, ex-Tipnis y ahora zona cocalera, los electores son 6.000.
— Los colonizadores, denominados interculturales en el último tiempo, llegaron “yescas” a Beni y ahora varios de ellos tienen tierras habidas a título gratuito, en las que crían al menos 1.000 cabezas de ganado vacuno como promedio.
Varios de esos colonizadores pretendieron dotaciones de más tierras en el Tipnis.
Pertenecen a este creciente grupo social los que han sido dotados con tierras en la Chiquitania, sin que éstas tengan vocación agropecuaria. 50.000 personas han sido beneficiadas con predios en el bosque seco, algunas de las cuales no son campesinas, según la Fundación Tierra. Parte de ese bosque ardió el año pasado. Una auditoría buscará establecer la legalidad o no de esas dotaciones, informaron autoridades cruceñas.
De momento se sabe que 250.000 personas, directa e indirectamente, se sirven de esas tierras, las que se deben contar como posibles votantes del masismo.
Durante el gobierno de Morales también se entregaron tierras en San Ignacio de Velasco, Santa Cruz. Eso motivó que originarios del lugar dijeran que ellos necesitaban tierras para sus hijos y alegaron tener preferencia ante aquellos que llegaron de otros lugares y fueron dotados con tierras de manera gratuita.
— Asimismo, los candidatos masistas recibieron el apoyo de la mayoría de los 130.000 cooperativistas mineros, algunos de los cuales son patrones (cooperativistas-empresarios mineros). Este grupo de extractores de minerales, durante los 14 años del gobierno del MAS, se benefició con préstamos que no se sabe si los han devuelto. El presidente Morales les regaló ocho millones de dólares y 200 volquetas, obsequios que fueron entregados con dinero de los bolivianos.
Esos grupos económicos han sido favorecidos además con pertenencias para la explotación de minerales. En esa dirección, vale recordar que el mandatario masista les concedió la mitad de las colas y desmontes de Catavi-Siglo XX, listos para la extracción de minerales de estaño.
Esa reserva de estaño fue recuperada para Bolivia por el gobierno del Gral. Juan José Torres González. (1970-1971).
Héctor Córdova, presidente de Comibol durante uno de los gobiernos de Morales, sugirió que la administración gubernamental enseñe a los cooperativistas mineros a ser cooperativistas, porque no lo son. En realidad las cooperativas son una sociedad en la que predomina el capitalismo, son empresas capitalistas también (Lenin).
Esos grupos económicos, además, saquean esos parajes mineros porque emprenden sus labores sin normas de seguridad industrial, casi siempre sin dirección técnica, y esas operaciones configuran saqueos, es decir, extracción de minerales de las entrañas de la tierra sin las medidas que aseguren actividades técnicas y económicas como debe ser.
Al menos una parte de los familiares de ese tipo de cooperativistas mineros se cuentan entre los electores masistas.
La prosperidad de los cooperativistas-empresarios mineros es conocida sobre todo en lugares como Potosí. Allí uno de ellos declaró para un medio impreso que él financiaba al equipo de fútbol Nacional Potosí y que esa su acción era para servir a sus compañeros mineros. En ese tiempo también se informó que doce cooperativistas-empresarios mineros poseían lujosos vehículos Hummer, los que utilizaban, entre otras cosas, para ir desde Potosí a Oruro a ver partidos de fútbol.
Es necesario agregar que cooperativistas mineros de Oruro pidieron hace semanas, a los gobernantes interinos, ampliación de concesiones mineras para explotarlas con el argumento de que se agotan los parajes de los que ahora extraen minerales.
— Los asalariados mineros, sus familiares y los que dependen indirectamente de las labores productivas de esos trabajadores han votado por los candidatos masistas porque quieren preservar sus fuentes de trabajo. Algunas de esas empresas, como Huanuni, ganan para cubrir sus costos de operación y para el pago de salarios, cuyas utilidades son menores a pesar de la potencialidad de los yacimientos.
No se debe olvidar, asimismo, que por un acuerdo con el entonces presidente Morales todos los mineros asalariados perciben una renta de Bs.3.500 como mínimo desde el momento que se jubilan.
Se escribe sobre los asalariados mineros y sus dirigentes que han dejado de luchar por la renacionalización de las minas, como determinó ese sector en más de uno de sus congresos.
Es imprescindible recordar que el que en ese momento ejercía la Secretaría Ejecutiva de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) exigió que se retire una sugerencia implícita hecha por el entonces ministro de Minería, Mario Virreira Iporre, quien dijo a medios de difusión que una aspiración de los potosinos (él es potosino) y de los bolivianos es la nacionalización de la Empresa Minera San Cristóbal, que procesa minerales de plomo-plata en el lugar del mismo nombre.
El Gerente de la compañía japonesa Sumitomo, dueña de San Cristóbal, cuando visitó Bolivia, y luego de una entrevista con Morales, en ese tiempo Presidente, afirmó que para su empresa en nuestro país todo era ganar, ganar y ganar.
Días después el gobierno de Morales le ratificó la “seguridad jurídica” a la corporación San Cristóbal, es decir, que no iba a ser nacionalizada.
— Los campesinos, que han recibido desde canchas con pasto sintético hasta dinero regalado, son los principales electores masistas en provincias y en puestos electorales especialmente de ciudades intermedias y áreas desconcentradas.
Una parte de la plata del Fondo Indígena fue a parar incluso a cuentas bancarias privadas.
Un ejemplo conocido confirma esta afirmación.
Melva Hurtado, dirigente indígena de Beni, confesó que alguien puso más de 22 millones de bolivianos a varias cuentas bancarias que estaban a su nombre.
Hurtado estuvo detenida un tiempo corto por presunta apropiación indebida de recursos del Estado. Nada se supo después sobre el destino de ese dinero.
Otro caso: la entonces ministra de Desarrollo Rural y Tierras, Nemesia Achacollo, agrandó sus tierras agrícolas en Santa Cruz mediante un trámite fraudulento realizado en el Instituto Nacional de Reforma Agraria.
Cuando Achacollo fue sacada del cargo, empresarios agropecuarios cruceños lamentaron públicamente esa salida.
— Se informó que hay 400.000 empleados públicos, de los cuales casi la totalidad fue contratada por el gobierno de Morales. Para conservar el trabajo, que es un derecho, la mayoría de ellos (incluidos sus familiares) ha votado por Arce-Choquehuanca.
— Los contrabandistas, “chuteros”, vendedores de ropa usada, y sus familiares, también han votado por los candidatos masistas.
Para calcular el potencial electoral de estos sectores basta citar un dato entregado por el alcalde de La Asunta (yungas paceño) hace más de un lustro. En esa localidad, productora de coca desde hace no más de 50 años, funcionaban 1.500 taxis (autos chutos) que portaban placas provisionales autorizadas por esa comuna.
— Los que creen que había que recuperar la democracia (que sigue limitada), los que dicen que con el gobierno de Morales había trabajo, plata y estabilidad política, y los indígenas y/o movimientos sociales que gobernaban con Evo Morales han votado por el binomio masista propuesto por el todavía refugiado en Argentina.
— También han votado por el MAS grupos de “izquierdistas” que aseguran que los adversarios de Arce-Choquehuanca son de la derecha.
Esos izquierdistas dicen que con su voto defendieron las conquistas de la supuesta revolución democrática y cultural; supuesta, porque desde estas páginas afirmamos que durante los casi 14 años que abarcaron los mandatos de Morales aquí hubo reformas y no revolución.
Especialmente la ruptura de relaciones diplomáticas de Bolivia con Cuba, por decisión de los gobernantes transitorios, reforzó en los votantes de izquierda por el MAS su convencimiento de que debían votar por candidatos de izquierda —por Arce, monetarista, y Choquehuanca, indigenista de centro derecha— y en contra de los contendientes electorales de la derecha y del imperialismo.
Esta columna editorial quedaría inconclusa si omitiera la sospecha sobre formas de fraude electoral al parecer cometidas por masistas; formas de fraude difíciles de comprobar, pero que han sucedido en otras elecciones y que no hay nada que demuestre que el 18 de este mes no se habrían consumado cuando menos para acrecentar la diferencia favorable al binomio vencedor respecto de los otros candidatos.
He aquí esas posibles formas de fraude electoral cometidas por los masistas y sus amigos políticos:
La votación de masistas más de una vez con las cédulas de identidad distribuidas durante la carnetización gratuita y sin la anotación en el Segip, pero que les sirvieron para inscribirse en el registro electoral.
Bolivianos que han estudiado el tema aseguran que se tiene un registro electoral inflado incluso con 1.500.000 electores que no existen en realidad.
Se produjo, asimismo, el denominado voto comunitario, el que se impone en lugares en los que no existen delegados de partidos políticos distintos al MAS.
Se conoció por medios de difusión la denuncia de un candidato a diputado por el pueblo indígena Uru Murato. Allí impidieron que el candidato opuesto al masista haga campaña electoral. El día de las elecciones, esos comunarios solo permitieron que voten los comprometidos o a los que se les impuso que voten por el candidato masista. El resultado de la consulta fraudulenta es la elección de un uru murato como diputado en la lista masista.
Los masistas han comprado votos directa e indirectamente. Se espera que más temprano que tarde se conozca cuánto habrían pagado y en qué lugares para asegurar los votos por Arce y Choquehuanca.
La compra indirecta de votos, por ejemplo, de los choferes que se han apropiado del dinero que cobraron por el peaje de la autopista La Paz-El Alto para el seguro de salud de ese sector. No se debe olvidar que uno de los dirigentes sindicales de los choferes de El Alto dijo que iba a respaldar al MAS y a Evo Morales para evitar un proceso en su contra.
Varios alcaldes y algunos gobernadores masistas, con dinero de los bolivianos, han regalado alimentos como ayuda a los receptores dentro de la campaña anticoronavirus, pero con miras electorales evidentes.
La mayoría de los electores de Arce y Choquehuanca esperan recuperar y/o mantener los privilegios concedidos por Morales presidente, razón suprema que explica la votación que ni siquiera los mismos beneficiarios esperaban.
Cuanto hagan, antes que cuanto digan los electores señalados en esta nota, nos ayudará a comprobar o desmentir lo que aquí se afirma.
El cura Camilo Torres Restrepo, caído en combate en la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en su natal Colombia, nos ayuda a entender mejor cuanto dijo a propósito de las elecciones: El que escruta gana.
En nuestro caso, al menos una parte de la votación para el MAS es fraudulenta, la que ha sido escrutada por ellos, aunque vaya a saberse qué porcentaje es el que los votantes masistas y sus aliados aportaron democráticamente.
Y aquí es oportuno aclarar que fraude no es necesariamente una acción relacionada con un acto electoral. Fraude, según está definido en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), es una “acción contraria a la verdad y a la rectitud que perjudica contra quien se comete”, es un “acto tendente a eludir una disposición legal del Estado o de terceros”, y en el ámbito jurídico es un “delito que comete el encargado de vigilar la ejecución de contratos públicos o de algunos privados, confabulándose con la representación de los intereses opuestos”. Por su parte el jurista Guillermo Cabanellas define al fraude como el “engaño, abuso de confianza, acto contrario a la verdad o a la rectitud”… definiciones que dan abundantes elementos para argumentar que el largo periodo de casi 14 años del MAS fue todo un fraude.
De todas maneras, volviendo al tema electoral y para concluir, también está por verse si el electorado, además de elegir al Presidente, Vicepresidente y asambleístas, dio a la vez un respaldo social y político a Juan Evo Morales Ayma.
La vida se encargará de constatar los alcances de cuanto se dice en este editorial.
Editorial de Aquí 326
Elección de Arce en primera vuelta es propaganda, la de Mesa en segunda vuelta es vista como una esperanza
sábado, 17 de octubre de 2020
Apoyados en las encuestas, los masistas afirman que ganarán las elecciones del domingo 18 en la primera vuelta o que en esta fecha elegirán a una mayoría de senadores respecto de Comunidad Ciudadana (CC) y de Creemos.
Tal afirmación es una posibilidad verificable o no por las elecciones, aunque es una propaganda política y electoral que contiene una crecida dosis de mentira.
Arce, candidato a la Presidencia del país, y voceros de los que gobernaron 14 años dicen que si no ganaran, como desean, sería porque ocurrió un fraude electoral y, en consecuencia, acabaría el cuarto intermedio decretado por los que bloquearon caminos y calles de El Alto y rechazarían el supuesto fraude con acciones de fuerza de los llamados movimientos sociales.
En unas ciudades más que en otras, los últimos días la gente compra víveres y se forman colas de transportistas que demandan más gasolina que la que utilizan cada día, sobrecompra que genera escasez del carburante.
El rumor dominante es que luego de las elecciones habrá bloqueos o convulsión sociopolítica.
La convocatoria a mantener la calma y a respetar el resultado de las elecciones es escuchada, creída incluso, pero no se dejan de señalar dichos y hechos que han provocado al menos 40 muertos por falta de oxígeno en las salas de terapia intensiva en las que trataban a contagiados graves con coronavirus y a la vez se recuerdan las cuantiosas pérdidas económicas.
Mientras se escribe este editorial se convoca, asimismo, a los que aparentemente no han definido su voto, para que concurran a las urnas y voten con inteligencia y/o sufraguen contra el binomio masista.
Voceros de CC, también optimistas, esperan ganar en la primera vuelta, o en la segunda, en cuyo caso contarían con menos senadores.
Sin embargo, las elecciones serán las que determinen la composición de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP).
La formación de un gobierno Mesa-Pedraza es vista por una mayoría con esperanza para impedir que el masismo retome el poder, aunque sería débil si se confirmaran las tendencias electorales menos favorables a CC, que no agrupa a ningún partido con organización e influencia visibles.
Mesa, asimismo, para no pocos electores es una representación del pasado político aliado otrora al gonismo, razón o sinrazón que impediría la votación de una parte de los indecisos. No obstante, el candidato principal de CC es el mejor situado ante la consulta previa al 18 de este mes.
Se advierte que el también posible gobierno de CC ejercería un poder político debilitado desde sus orígenes; un gobierno asediado por el masismo. Éste buscaría la derrota del gobierno de CC desde su instalación en el Palacio Quemado.
Luis Fernando Camacho, candidato de Creemos, ha dicho que sus electores no votarían por Mesa en una eventual segunda vuelta. Sin embargo, en base a la experiencia, en este espacio periodístico nos animamos a suponer que los intereses de los empresarios cruceños y de los propietarios de San Julián, Cuatro Cañadas, Yapacaní, entre otros, llevaría a los camachistas a pactar con los masistas, como pactaron éstos con los miembros de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO).
En Santa Cruz se difunde con especial énfasis que Mesa es enemigo de los cruceños, en tanto que empresarios cruceños sí son amigos de la dueña de tierras Nemesia Achacollo, exministra de Morales.
Esos empresarios cruceños son los que callaron y callan la concesión de tierras con vocación forestal a 50.000 dudosos agricultores o improvisados colonizadores que son poseedores de esas tierras en la Chiquitania, de las que cinco millones de hectáreas ardieron el año pasado, cual holocausto que acabó con el bosque seco y los animales silvestres del lugar.
Se asegura que el 70 por ciento de los bolivianos no quiere otro gobierno masista o de Evo Morales como jefe real.
Se sabe que los hechos se dan una vez como tragedia y se repiten como comedia, según Marx.
Arce-Choquehuanca no podrían repetir el gobierno del que fueron ministros la mayor parte de los 14 años.
Sin embargo, un nuevo gobierno masista reproduciría ese poder en las condiciones de la pandemia, la crisis económica que sigue y la crisis política en curso.
Un gobierno de Arce-Choquehuanca se presentaría como de izquierda, pero en la práctica sería de la alianza de cocaleros del Chapare con narcotraficantes, con cooperativistas-empresarios mineros que privatizarían más los recursos mineros fiscales; de los colonizadores que aumentarían sus tierras; de dirigentes sindicales con ingresos extralegales; de campesinos receptores de plata a cambio del respaldo al régimen masista que se reproduciría hasta donde sea posible en este tiempo; de funcionarios públicos que para conservar su cargo tendrán que volver a dar, mensualmente, sus aportes “voluntarios” al partido gobernante.
Sin embargo, en esta publicación virtual confiamos en que el pueblo explotado y oprimido, que no está sometido al masismo, se comportará sabio y votará para impedir que aquel régimen impostor retome el poder por la vía electoral.
Colombia: qué es la Minga Indígena y qué impacto puede tener su apoyo al Paro Nacional
Daniel Pardo
Corresponsal de BBC Mundo en Colombia
miércoles, 21 de octubre de 2020
El "establishment" de Colombia se ha enfrentado a la Minga durante todos los gobiernos, calificando a quienes la conforman de violentos y "aliados de la guerrilla". FUENTE DE LA IMAGEN: AFP
El Paro Nacional de Colombia, un inédito movimiento de protesta que nació en 2019, ahora tiene un nuevo componente: la Minga Indígena.
Este miércoles, las organizaciones del Paro serán acompañadas en una nueva jornada de protesta por casi 8.000 indígenas que llegaron el lunes a Bogotá con banderas, cánticos y tambores para reunirse con Iván Duque.
El presidente no se prestó para "una negociación con ultimátum" y criticó las marchas en tiempos de pandemia; sus funcionarios propusieron mesas de negociación lejos de la capital y algunos de sus aliados políticos y mediáticos dijeron que los indígenas estaban infiltrados por la subversión cuando no los califican directamente de guerrilleros.
Las protestas del miércoles se presentan 11 meses después de aquel 21 de noviembre en el que millones de colombianos se manifestaron por razones económicas, educativas y de orden público.
Ese día, seguido por un mes de continuas protestas, los indígenas también hicieron presencia. Pero ahora llegaron en masa a Bogotá, con el apoyo público y explícito de la alcaldesa, Claudia López, para darle empuje y experiencia a un movimiento que insiste en mantener vigentes sus demandas por un país más democrático, pacífico e igualitario.
Los retos de la protesta son múltiples: el temor de la gente al contagio de coronavirus, la consolidación de demandas concretas que no suenen desgastadas y el miedo a una violenta represión de la policía, como ocurrió el 9 y 10 de septiembre con un saldo de 13 manifestantes muertos.
El 21 de septiembre el Paro quiso volver a las calles, pero la concurrencia fue menor. Ahora vuelve a intentarlo. Y su carta bajo la manga es un movimiento cuyo nombre se pronuncia en lenguaje originario: la Minga.
Ya el lunes la Minga llegó y protestó en Bogotá. Ahora se añade al Paro Nacional. FUENTE DE LA IMAGEN: AFP
Histórica, heterogénea y hecha para protestar
En quechua, la palabra "minga" o "minka" hace referencia a la reunión de diversos actores, saberes y herramientas en busca de un objetivo común.
Es una institución precolombina que sirve para todo: desde la construcción de un puente hasta la preparación de un almuerzo.
"En lo político es igual", explica Marilen Serna, miembro de la comisión política de la Minga. "Cada grupo apoya con lo que puede, comida, guardia, autoridades, música, pero el fin es la construcción de un país mejor".
Una cosa es la minga como acto de reunión y otra es la Minga Indígena, el movimiento de protesta que se creó en el sur de Colombia a finales del siglo pasado en busca de reivindicar sus derechos.
Cuando los indígenas de varios grupos sintieron que las pautas multiétnicas e igualitaristas de la Constitución de 1991 no se estaban cumpliendo, se organizaron y empezaron a protestar bloqueando una neurálgica carretera del sur del país, la Panamericana.
El "bastón de mando" es el único instrumento que los indígenas dicen usar en sus protestas. FUENTE DE LA IMAGEN: AFP
Desde entonces, los miembros de la Minga —con sus bastones de mando al hombro y un himno cumbiero que reza "defender nuestros derechos así nos toque morir"— se enfrentaron a todos los gobiernos, pero con dos picos de tensión importantes: en 2008, con Álvaro Uribe en el poder, y ahora, con su aliado, Iván Duque, al frente del Palacio de Nariño.
"En el 2008 nos movilizamos por cuatro elementos: vida y derechos humanos, territorio, paz y modelo económico. Y hoy, incluso con la firma de la paz, la situación es la misma. O peor, porque tiene el sinsabor del fracaso del proceso", explica Serna.
La firma del acuerdo de paz con la guerrilla en 2016 fue, en parte, una promesa de un país destinito para los pueblos, no solo indígenas, que habitan los territorios remotos de Colombia.
Pero desde la firma de la paz al menos 300 líderes indígenas —y 600 líderes campesinos, afro y sindicales— han sido asesinados, según la ONG Indepaz.
"Antes nos mataban, pero ahora estamos ante un genocidio", dice Serna.
A eso se añade la situación estructural de los indígenas en Colombia, que representan un 5% de la población de 50 millones de habitantes: de los 66 pueblos indígenas del país, reporta la ONU, 34 están en vías de extinción; y, según cifras oficiales, la pobreza en poblaciones indígenas es del 63%, el triple que el promedio nacional.
La Minga llegó el lunes a Bogotá y fue recibida y alojada por la alcaldía, al mando de Claudia López. FUENTE DE LA IMAGEN: AFP
El impacto en el Paro Nacional
Es probable que la Minga Indígena tenga más experiencia en protesta que cualquier otro movimiento político en Colombia.
"Así como el año pasado los estudiantes fueron el movimiento duro que jalonó la protesta, esta vez la minga indígena puede ser el impulso de una protesta más amplia", dice Sandra Borda, politóloga y autora de "Parar para avanzar", un libro sobre el Paro Nacional.
La analista explica que los indígenas tienen varias cosas en común con el Paro: la demanda por una implementación más proactiva del acuerdo de paz y principios como la protección al medio ambiente.
Ambos, además, cuentan con el apoyo de Claudia López, una líder emergente que sacudió la política colombiana.
Pero también cuentan con críticos, como el Consejo Gremial Nacional, una asociación de empresarios, que en un comunicado aseguró que el "incumplimiento (de protocolos de bioseguridad) atenta contra la salud, no solo de quienes hacen parte de la marcha, sino de todos los colombianos".
"Reiteramos nuestro llamado a que no se obstaculice el proceso de reactivación que avanza en el país y se respete el derecho de los ciudadanos a su libre movilidad y al trabajo, para garantizar el sustento de las familias y la sostenibilidad de los sectores productivos y las empresas", indicó la entidad.
Borda, por otra parte, se pregunta si la sociedad colombiana está fatigada con la paz: "Enmarcar la protesta en la paz puede no resultar eficiente, pero si se hace una propuesta más amplia, como de protección a líderes sociales, la cosa puede funcionar mejor".
Margarita Martínez, codirectora de Robatierra, un documental sobre la Minga, coincide en que las demandas de los indígenas se alinean con las del Paro: "Venir a Bogotá va más allá de reunirse con Duque: lo que buscan es ayudar a concientizar a la Colombia urbana, que ha estado tan alejada de la guerra, de lo que viven en sus territorios".
"Porque en el sur del país la vida está siendo mancillada, atacada y asesinada permanentemente. Y el objetivo de La Minga es decirle una cosa al país: que la vida es lo primero".
Publicado el 21 de octubre de 2020. Fuente: BBC News
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-54625586
Editorial de Aquí 325
Masistas pretenden retomar el poder con elecciones o con violencia
La estrategia u objetivo fundamental de los masistas y de Juan Evo Morales Ayma (JEMA) es retomar el poder político en Bolivia.
Los movimientos tácticos que apuntan hacia esa estrategia fueron y son: el último bloqueo de caminos y de calles de El Alto, la participación en las elecciones del 18 de este mes con los candidatos Arce y Choquehuanca, y tienen en vista acciones de fuerza cuyos actores serían principalmente los operadores de los bloqueos de más de 10 días.
Los ejercicios parlamentarios de los masistas en la Asamblea Legislativa Plurinacional con sus dos tercios de votos y los trámites de jueces y fiscales también configuran movimientos tácticos de militantes masistas y/o de sus aliados, aunque los últimos son acciones de menor envergadura.
Los bloqueos, a pesar de que impidieron la llegada oportuna de oxígeno para enfermos de coronavirus en terapia intensiva y que causaron muertes, no causaron los reveses electorales en el MAS que esperamos la mayoría de los bolivianos.
Esos bloqueos fueron un ensayo político-electoral de los masistas y de sus amigos. Éstos ganaron en esas jornadas drásticas debido a que además hubo cuantiosas pérdidas económicas.
Ahora está más claro o debe quedar más claro que con esos bloqueos los masistas y sus electores marcharon hacia la retoma del poder. Aunque en ese momento los masistas ocasionaron muerte y hambre de muchos bolivianos, los electores masistas se fortalecieron, recogieron estímulos que ellos necesitan, no obstante de que es un contingente humano sobornado y por eso cautivo.
Hasta el cierre de esta edición las encuestas dan como posible ganador al binomio Arce-Choquehuanca el próximo 18.
Apoyados en esos datos, cuya comprobación sólo la darán las elecciones, los masistas creen que ellos ganarán en la primera o en la segunda vuelta, como ha dicho su principal candidato.
Los masistas dicen que si perdieran en la consulta sería porque se cometió fraude electoral en su contra, y ante esa derrota electoral los que gobernaron 14 años desconocerían los resultados electorales y desencadenarían acciones de fuerza, las que empezarían con bloqueos y de las que se habla entre la gente del pueblo en barrios paceños.
En Oruro, los dirigentes sindicales Orlando Gutiérrez (asalariado minero) y Andrónico Rodríguez (cocalero chapareño) han reiterado que si el binomio masista pierde en las urnas será porque hubo fraude electoral, ante el que responderán con acciones de fuerza para hacer respetar una supuesta victoria de los masistas el 18 de este mes.
Si la victoria electoral fuera de Comunidad Ciudadana (CC), con Mesa y Pedraza, y los masistas reconocieran ese triunfo también posible, el riesgo es que ese gobierno consiga una minoría parlamentaria y por tanto constituya un gobierno que tenga al frente una oposición masista en el desayuno, almuerzo y cena de todos los días.
No se debe sobrevalorar el papel opositor de los masistas, pero apoyados en que parece que no detendrán su marcha hacia la retoma del poder político no se debe perder de vista cuanto hicieron y cuanto hacen en esa dirección.
Algo más sobre las elecciones. Para esta publicación virtual, los que han hecho, hacen estos días y harán fraude electoral son los masistas y sus amigos.
Votarían los masistas y sus electores que tienen más de un carnet de identidad, con los que se han inscrito en un padrón que no ha sido depurado como se ha reclamado que haga el Tribunal Supremo Electoral.
Los masistas compran votos directa e indirectamente y tienen dinero para esa operación electoralmente dolosa.
En las mesas electorales en las que no haya control de otros partidos y frentes los masistas anotarían los votos ajenos en favor de sus candidatos.
Podría funcionar el llamado voto comunitario para Arce-Choquehuanca, es decir, comunarios votarían por sus hermanos masistas bajo presión política o a cambio de dinero.
Esas formas del fraude electoral que ejecutarían masistas y cofrades suyos ya han ejecutado en otras ocasiones, las que son muy difíciles de comprobar.
Arce y Choquehuanca tendrán la mayoría de los votos de los siguientes sectores sociales y por qué:
De cocaleros, porque éstos con un nuevo gobierno del MAS asegurarían la producción de coca que se destina a la elaboración de cocaína.
De los cooperativistas-empresarios mineros y de los dependientes de éstos, así esperan recibir más parajes mineros para explotarlos, más créditos, más regalos, como los concedidos por el otrora presidente Morales Ayma.
De los colonizadores, con la esperanza-certeza de ser favorecidos con más tierras, como 50.000 de ellos fueron dotados en la Chiquitania antes de que el bosque seco ardiera el año pasado.
De los campesinos, que recibieron regalos en varias ocasiones o dejaron el agro y se reubicaron en las ciudades, desde donde atienden algunas de sus chacras que prevalen y así constituyen los nuevos abscentistas: viven en ciudades y cuidan a control remoto sus tierras, labradas en muchos casos por proletarios y/o semiproletarios.
De muchos servidores públicos que continúan trabajando en las instituciones del Estado desde el régimen anterior, con la promesa de que si votan por el MAS y éste retoma el poder, no serán echados de sus puestos de trabajo.
Entre los candidatos del MAS a la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) hay dirigentes sindicales, así como candidatos que son empresarios.
Especialmente fuera de Bolivia se informa que aquí la disputa electoral se da entre la izquierda que representarían los candidatos masistas y la derecha aliada a Comunidad Ciudadana que postula al binomio Mesa-Pedraza.
Estas dos candidaturas que se advierte que concentran la mayoría de las preferencias de los electores, según las encuestas conocidas, son las que suman el apoyo de sectores populares o de movimientos sociales, la primera, y de las capas medias la segunda.
La candidatura de los empresarios es la del binomio Camacho-Pumari, ambos exdirigentes de comités cívicos (Santa Cruz y Potosí).
El MAS no es ni instrumento ni frente ni partido, pero es una masa electoral que abarca una tercera parte del electorado, caudal político-electoral que le permitiría reconquistar el poder en las urnas. Sin embargo, tal victoria no es segura. Otra tercera parte de los electores no parece haber definido por quiénes votar. Entre esos electores se supone que muchos no votarán por los candidatos masistas ni por otro candidato que represente el pasado político de nuestro país. Sin embargo, se espera que una parte de los actuales indecisos voten por los candidatos de CC, cuya verificación sucederá el 18 de octubre, reiteramos.
La práctica social, electoral y política será la que demuestre cómo se realiza o no la estrategia masista, es decir, su operación retorno al poder y cómo funciona su táctica: su participación en las elecciones y un posible accionar violento del que no se debe descartar la proclamada guerra civil, bloqueo de caminos, enfrentamientos armados o una oposición cotidiana que prolongue la crisis política al extremo de dificultar y/o impedir la llamada gobernanza de un también posible gobierno de Mesa-Pedraza de CC.
Compañeros del campo popular consideran que los masistas tienen tales deseos, pero que no existen las condiciones para que venza un accionar violento como el que al parecer ellos buscan. A esos compañeros les invitamos a leer cuidadosamente la realidad y a conocer realmente a los masistas y a su jefe, y que de éstos creamos cuanto hacen más que cuanto dicen. Entre los integrantes del acuerdo político y simpatizantes de CC hay quienes apuestan a la victoria electoral en la primera vuelta. Otro deseo que está por verificarse.
En Bolivia de este tiempo, si se materializa un gobierno de CC, que sea para continuar la campaña para vencer al coronavirus o por la salud y la vida de los bolivianos; para administrar la crisis económica y para reactivar si fuera posible una “nueva” economía, y para superar la crisis política.
En esas condiciones, el pueblo-pueblo debe tener una nueva unidad y una dirección política propia: un frente antiimperialista y revolucionario para la segunda y definitiva liberación de Bolivia.
Para caminar por ese cauce, en esta publicación virtual, asimismo, confiamos en que el pueblo-pueblo, los explotados y oprimidos que no tuvieron ni tendrán privilegios como los concedidos por Evo Morales, con plata de los bolivianos, votarán por sus intereses.