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Los insensatos nos están llevando a la barbarie

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A rajatabla

Yuri Aguilar Dávalos

8 de junio de 2025

Entre los seres vivos solo los humanos tenemos ciertos comportamientos preocupantes, sobre todo cuando afectan a la colectividad, porque su obstinación desmedida por realizar acciones irracionales nos está llevando a la barbarie.

Una de esas formas de comportamiento que nos lleva a situaciones riesgosas es la insensatez, característica que se manifiesta en personas egocéntricas y egoístas que se consideran imprescindibles, que creen saberlo todo, que se atribuyen el poder por encima de las leyes y que sin ellos todo es imposible. Los insensatos se manifiestan con impulsividad, compulsividad, imprudencia, terquedad y su inmadures y reincidencia los lleva a cometer reiterados errores.

La tozudez e impertinencia de los líderes insensatos embriaga a sus seguidores, quienes actúan por encima de la cordura y con obsecuencia a las instrucciones del caudillo, deleitándose en acciones bárbaras e incluso inhumanas.

Un insensato de nuestro país ha ordenado a sus seguidores, insensatos también, bloquear carreteras, impedir el paso de ambulancias, cercar ciudades, provocar más desabastecimiento de alimentos porque cree que debe volver a ser presidente. Este insensato ya violó la Constitución Política del Estado que él mismo la promovió, desconoció un referéndum que le prohibía ser presidente por tercera vez y se hizo elegir ilegítimamente; además, buscó un cuarto mandato con fraude. Tiene amplia experiencia en el bloqueo de caminos: antes de asumir el poder, el 2006, bloqueó varias veces las carreteras, causando muchas pérdidas económicas al país; luego del fraude electoral y su renuncia a la Presidencia, durante la Pandemia del Covid-19, ordenó el bloqueo de carreteras sentenciando a la muerte a muchos pacientes —entre ellos su hermana— quienes en las ciudades cercadas esperaban medicinas, oxígeno y alimentos. Paradójica y cínicamente, el autor de los bloqueos hoy se victimiza, como si él no fuera el causante de la crisis económica y social que hoy vive el país.

Otro insensato, en el viejo mundo, es el gobernante ruso que hace más de tres años ha declarado la guerra a su vecino y ha anexado parte de su territorio, como lo hizo Hitler y su mentor Stalin el siglo pasado; su violencia siembra muerte y destrucción sobre la población civil e incluso con el eufemismo de “evacuación humanitaria” ha secuestrado niños, muchos huérfanos en las zonas ocupadas, con la intención de erradicar su identidad ucraniana y convertirlos en rusos.

En el Medio Oriente la guerra entre insensatos —el Estado de Israel liderado por un conservador y la organización político militar palestina Hamás (Movimiento de Resistencia Islámica) gobernante de facto de la Franja de Gaza— ha dejado miles de víctimas mortales hasta mayo pasado: 56 mil personas (54 mil palestinos y 1.700 israelíes) y mantiene un bloqueo inhumano impidiendo el suministro de alimentos y medicinas a los habitantes de las zonas palestinas no ocupadas por el ejército. Mientras Hamás busca la desaparición de Israel, el gobernante israelí busca la desaparición de esa organización; pero el bombardeo indiscriminado israelí a territorio palestino solo deja víctimas civiles que no están en guerra; según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos el 70% de los muertos en edificios y viviendas palestinas eran mujeres y niños, cifra que aumenta y no le conmueve al gobernante israelí quien se niega a oír el pedido de miles de reservistas militares de su país que piden acabar con la violencia. La guerra tuvo su origen en la matanza y secuestro de israelíes realizada por Hamás el 7 de octubre de 2023.

La lista de insensatos no se detiene: en el norte de América tenemos a un gobernante descendiente de inmigrantes que persigue a los inmigrantes de hoy; en Centroamérica tenemos a un gobernante exguerrillero que se ha declarado presidente eterno y que, mal utilizando las banderas de Sandino, hoy persigue a cualquier crítico, sea este un opositor, periodista, religioso o un antiguo camarada.

También tenemos insensatos en nuestros pequeños mundos o espacios, en los trabajos, en los hogares; ellos atentan a los derechos de otros, son tiranos, y si bien podemos tolerarlos o parar sus acciones, es mejor alejarse de ellos prudentemente, porque podemos convertirnos en sus víctimas.

No hay nada peor que tener a un insensato en situación de poder y, lamentablemente, en los últimos tiempos, no solo en el país sino también en otras partes, estamos frente a una cantidad creciente de éstos, ya sean gobernantes o estén en el llano liderando a un grupo de fanáticos seguidores. ¿Qué podemos hacer con los insensatos que controlan multitudes?

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