Editorial de Aquí 258
Uno de los consejos al presidente Morales, al comienzo de su primer mandato, fue que se organice una nueva Policía. Vale recordar hechos que debieron apurar la formación de la nueva Policía:
—Mandos superiores de la Policía, en vez de entregar información del Estado, la borraron de las computadoras. Lo censurable fue y es el comportamiento de esos jefes policiales.
—Jefes policiales, nominados por el Presidente, se corrompieron en los nuevos cargos: uno de ellos purga una condena en Estados Unidos porque fue encontrado culpable de narcotráfico hacia el país del norte.
—Cabe rememorar la intención manifestada por el entonces recién nombrado ministro de Gobierno, Sacha Llorenti Soliz: cambiará la Policía y sus efectivos serán los defensores de los derechos humanos en nuestro país, dijo.
—Policías vestidos de civil y probablemente oficiales del Ejército, también trajeados de civil, dispararon y acabaron con la vida de dos jóvenes de Caranavi (Mario Fidel Hernani y David Calisaya, 2015), que habían hecho campaña por Evo Morales.
Hubo un bloqueo del camino La Paz-Caranavi con el que los lugareños exigieron que Morales cumpla una de sus promesas electorales, que fue y sigue siendo la instalación de una planta de envase de cítricos en Caranavi. No obstante los dos muertos, los heridos y detenidos y procesados, hasta este momento no se instalan aquellas plantas ni en Caranavi ni en Alto Beni: las dos comprometidas por el Presidente.
Esos días el ministro Llorenti mintió: dijo que en la región operaba un grupo armado irregular, que había riesgo de enfrentamiento entre bloqueadores de aquel camino y cooperativistas auríferos y que infiltrados dispararon contra los dos jóvenes muertos.
—Policías reprimieron, en Chaparina, a indígenas que realizaban la octava marcha hacia La Paz, en defensa del TIPNIS.
Esa acción represiva de policías, tuvo apoyo de efectivos militares acantonados en la región. Allí no hubo ruptura de la cadena de mando, como mintió el ministro Llorenti. Represión ordenada por el presidente Morales, como denunció más de uno de los dirigentes indígenas.
El ministro Llorenti fue relevado, pero a cambio fue nombrado Embajador de Bolivia en la ONU.
—Jefes policiales ayudaron a fugar a un peruano desde una clínica. Fue recapturado el fugitivo y entregado, en el Desaguadero, por el presidente Morales a gobernantes de Perú.
El ministro de Gobierno en ese momento era Hugo Moldíz, cuya fuga le habría costado el cargo. Esos días se habló también de cambios en la Policía.
—Se descubrió la venta de plazas para postulantes a la Academia Nacional de Policías. Se conocen nombres de los facilitadores de aquel ingreso y sigue la investigación que debe servir para esclarecer y, lo más probable, sirva asimismo para encubrir.
—La destitución del Comandante de la Policía, hace días, así como la baja del jefe policial de Santa Cruz, por vínculos de éste con narcotraficantes, muestran el lodo en el que se mueven jefes policiales.
Una lección que esperamos aprenda el pueblo: es imposible organizar un nuevo Estado, el Estado Plurinacional, con la vieja policía y con las viejas Fuerzas Armadas, incluida la vieja burocracia.
La Policía Boliviana actual sólo sirve para organizar otra, esencialmente, distinta al viejo instrumento de represión.