“La población en estos cinco departamentos prefiere, reivindica y se inclina por la presencia de un Estado fuerte y centralizado, el mensaje que ha dado la población es contundente, hay un apego y demanda, conformidad hacia la vigencia de un Estado fuerte, y centralizado”, según el Vicepresidente del país, declaración del lunes 21.
Así leen los resultados preliminares los inquilinos del Palacio de Gobierno, tendencia que al parecer será confirmada con el recuento de votos.
Poco faltó para que el segundo funcionario público diga, explícitamente, que el no mayoritario fue de apoyo a los gobernantes porque, según él, esa votación que quizá sea del 60 por ciento o más como promedio, en los cinco departamentos en los que se realizó la consulta, es un dato “contundente” de que “hay un apego y demanda, conformidad hacia la vigencia de un Estado fuerte, y centralizado”. Es decir, respaldo al Estado integral el Gramsci o al Estado socialista comunitario, según aquel funcionario y, además, de apoyo al gobierno que garantiza las inversiones y las ganancias de la Empresa Minera San Cristóbal, añadimos nosotros.
Toda interpretación debe ser ética, de acuerdo a estudiosos del periodismo interpretativo. Interpretación que debe explicar, contextualizar, organizar y proyectar la información, según un chileno, entendido en periodismo de análisis.
Pero la interpretación del ahora Vicepresidente y del ex docente universitario, de pre y posgrado, respecto de los referendos del 20 de septiembre es la que se resume en la cita que hemos copiado —la que no reproduce la agencia estatal o gubernamental de noticias ABI—, creemos que es una apreciación de los gobernantes para “hacernos creer” que la gente del pueblo no vota ni votará en contra de ellos y menos en contra del “hermano” Evo.
Profesionales en la materia dirían que aquella posición del Vicepresidente es una salida propia de un esquizofrénico[1] que trata de convencerse de que la mentira que difunde es una verdad demostrada como tal.
Además, un ideólogo de verdad entregaría ideas para la lucha, pero las mentiras jamás han servido de argumento, como las del Vicepresidente al que parece que se le agotan las pocas ideas que ha elaborado sobre todo en el último tiempo y dentro del actual proceso. Masistas, como Leonilda Zurita, tratan de restar importancia al resultado inicial de los referendos, como si con ellos nada hubiera ocurrido en nuestro país. Ese tipo de actitudes se conocieron antes de la lindeza difundida por el Vicepresidente.
Álvaro Marcelo García Linera (AMGL) lee la votación de los bolivianos de los cinco departamentos, como los gobernantes leyeron los resultados de las elecciones de gobernador en Beni, en las que perdió la candidata oficialista Jordan. Entonces dijeron que no habían perdido sino que habían ganado las elecciones porque el MAS nunca antes había conseguido el apoyo de un poco más 40 por ciento de los electores benianos.
Nosotros afirmamos que AMGL lee mal los resultado de los referendos del 20 de septiembre. Ha dicho que ni él ni el Presidente han hecho campaña por el sí, pero el Ministerio de Comunicación, y con dinero de los bolivianos, hizo campaña por el sí, y por los gobernantes.
Esa campaña no fue todopoderosa, quizá influyó pero, según la realidad, no determinó el comportamiento de los electores. Esa es otra realidad que muestra los límites de la propaganda política y/o cívica que tiene una dosis de mentira.
Nuestra lectura de los resultados preliminares de la consulta del último domingo la resumimos así:
La victoria de los guaraníes en Charagua (Santa Cruz), territorio en el que organizarán gobierno propio, autónomo, como no se tiene en Bolivia, es una victoria de ese pueblo indígena, la que aplaudimos. Allí será posible, además, consolidar la posesión del territorio y el uso de las riquezas existentes sin más limitaciones que las que señalan las leyes. También será posible que en él rijan las costumbres como normas de convivencia comunitaria, es decir, que allí se aplique el derecho consuetudinario. Todo sin derecho a la separación territorial, como se anota en normas y, específicamente, en la Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas, la que es ley de nuestro país.
El ejemplo al revés es lo ocurrido en Totora Marka (Oruro), en la que ganó el no, de acuerdo a datos divulgados por medios, debido a la campaña sostenida por autoridades municipales afines al MAS. Sin embargo, es necesaria una confirmación de esos datos. No obstante, lo dicho por un integrante de la Asamblea Departamental de Oruro, con ese no perdió el pueblo indígena porque éste, como los guaraníes de Charagua, buscaron consolidar su autonomía y organizar un gobierno indígena en ese territorio de la región andina y boliviana.
En los cinco referendos que comentamos, si se confirman las tendencias, lo que encontramos muy probable, aparecerá el 30 por ciento del voto duro e invariable del oficialismo, hecho incluso destacado por el presidente Morales en varios momentos.
Otro porcentaje, difícil de precisar, votó por obligación y porque requiere de la certificación que los libere de momentos desagradables durante trámites que van desde el pago de servicios domésticos hasta recojo de dinero de bancos.
También votaron no, los que no leyeron los proyectos de estatutos autonómicos, los que leyeron esos documentos y/o se informaron (por esas lecturas) o por otras fuentes sobre las omisiones, como las referidas a la comunicación, a las universidades, a la imposibilidad de generar recursos para los departamentos, resabios de centralismo, entre otros aspectos negativos.
Otros han votado no (también blanco o nulo) porque ciertas organizaciones políticas convocaron a ese tipo de sufragio. En La Paz, el Ministro de la Presidencia y de Autonomías, culparon al Gobernador y al Alcalde paceños de haber convocado a que sus electores rechacen el borrador de Estatuto Autonómico.
El no de la inmensa mayoría de los potosinos contiene un marcado mensaje cívico y político, por lo que merece destacarse porque es un ejemplo de que los pueblos, en defensa de sus intereses legales y legítimos, se vuelven sabios, como dijo un sabio de la antigua Grecia.
Otros sectores de militantes, y con certeza la mayoría sin partido político, han votado en rechazo a los gobernantes: Por “no más impostores, no más ladrones, no más autoritarios”, como escribió uno de los lectores de este semanario virtual.
Nosotros estamos lejos de considerar que los referendos de ayer fueron y son un plebiscito y que por tanto representan un rechazo demoledor a los gobernantes: aunque hay evidencias que nos llevan a pensar que una parte de los asistentes a esa consulta han propinado un revés político a los inquilinos del Palacio Quemado. Sin embargo, no hay indicio alguno que evidencie que el no de los referendos sea un respaldo a esos personajes que no son y algunos de ellos nunca fueron de “fina estampa”, como dice la canción peruana.
En manifestaciones como la del último domingo el pueblo redescubre el lugar en el que están sus verdaderos intereses, avisan que crece su conciencia, lo que no ven los gobernantes, los que un revés político en su contra pretenden anotarla como si fuera una victoria suya. Se dice que cuando se juega cacho, se anota lo que se ve. García Linera y el que ejerce el poder político real en Bolivia, no ven que el no del domingo 20 es mucho más que una llamada de atención en su contra, que es también un rechazo al discurso y a la acción de los que dicen que cambian Bolivia, pero para que los empresarios hagan más plata que nunca.
Tenemos indicios para pensar que los gobernantes, internamente, hacen otro balance de los referendos para reafirmar a sus electores incondicionales, para gastar más plata, para meter más miedo y para organizar más fraudes, para asegurar su triunfo en el referéndum que confirme o no la reforma de la Constitución Política, de modo que Juan Evo Morales Ayma sea reelegido hasta cuando él quiera, porque es sólo un cuento mal hilvanado que digan que los movimientos sociales son los que quieren la reelección suya.
Aunque lo nieguen, lo ocurrido el domingo 20 de este mes en cinco departamentos fue y es un ensayo para el referéndum del 31 de enero de 2016, ocasión en la que los oficialistas pretenden que los bolivianos allanen, al actual Presidente, el camino de su reelección cuando menos hasta el bicentenario de la fundación de Bolivia.
Una nueva unidad del pueblo tendría que obligarle a decir a JEMA “esta vez no se pudo”, después tampoco o más claro: nunca más.
En los referendos el pueblo, soberana y mayoritariamente, votó no a los estatutos autonómicos, lo que tampoco es un apoyo al Estado llamado plurinacional ni a los fallutos gobernantes actuales, aunque éstos, ahora, tratan de capitalizar en su favor resultados desfavorables de la consulta del domingo.
[1] La esquizofrenia es un trastorno mental que se encuentra dentro del grupo de los llamados trastornos psicóticos. Las personas afectadas de esquizofrenia pueden presentar una grave distorsión en el pensamiento, la percepción y las emociones, manifiestan pérdida de contacto con la realidad y experimentan alucinaciones (fenómeno en el que las personas escuchan y/o sienten cosas que los otros no escuchan ni sienten).
Las personas que padecen esquizofrenia también manifiestan otros síntomas, como los delirios, en que se tienen ideas extrañas que no se ajustan a la realidad o al consenso social. Además, sus emociones se ven afectadas con pérdida de hábitos e interés, aislamiento social, depresión y/o irritabilidad.
No hay ningún síntoma que, por sí mismo, sea característico de este trastorno, ni todas las personas afectadas muestran todos y cada uno de los síntomas descritos.(De internet).