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Si la decisión sólo fuera de los pueblos el mar para Bolivia estuviera más cerca

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Remberto Cárdenas Morales*

Los bolivianos jamás debemos olvidar que la invasión al Litoral de nuestro país y la guerra entre Bolivianos, chilenos y peruanos fueron desencadenadas para servir intereses de empresas inglesas que entonces explotaban riquezas naturales, como el salitre —en esa época el principal fertilizante de la región—, junto con el guano de las aves que viven en las costas marítimas.

 

Aunque algunos compatriotas lo niegan, a partir de la invasión y usurpación chilena a las costas bolivianas (1879), hubo una guerra en la que el Ejército chileno venció a los similares de nuestro país y de Perú. ¿Por qué negarlo?

Es cierto que, aunque esa guerra fue injusta para los bolivianos, se impusieron las armas al servicio de intereses de las clases sociales dominantes de Chile, aliadas a empresarios ingleses. En ese tiempo los bolivianos éramos dueños de riquezas naturales no renovables, pero éstas eran explotadas en beneficio de empresarios ajenos al país, aunque tampoco debemos perder de vista que los capitalistas ingleses tenían en ese momento aliados criollos que traicionaron a la patria en la que nacieron, lo que evidencia que los intereses reales de los capitalistas están en el lugar de sus inversiones con las que, siempre, ganan y cuando les va mal sólo dejan de ganar.

Ahora que incluso se desconoce o se olvida que en países como el nuestro todos los días se disputan intereses de clases sociales o de sectores de éstas, es fácil que se oculten las causas reales de aquella guerra que nos despojó, a los bolivianos, de la salida al mar.

También es pertinente tener presente que la guerra es la continuación de la política por otros medios, de acuerdo a Clausewitz. La guerra de 1879, en la que Bolivia tuvo que defenderse, fue la manera como los sectores sociales dominantes de la sociedad chilena y su Estado, continuaron una política de conquista de nuevos territorios. Entonces, en el Litoral boliviano no había, como se dice ahora, presencia del Estado, el que no acababa de consolidarse. Recordemos, asimismo, que incluso varios de los héroes bolivianos en aquella guerra lucharon y murieron en defensa de sus intereses económicos y por extensión defendieron los de la patria que reconocían como suya.

Análisis históricos, como los realizados por Jorge Ovando Sanz, nos convencen de que durante esa guerra de agresión de los grupos dominantes chilenos (aunque sectores populares participaron de esa guerra), Bolivia enfrentaba una hambruna resultado de una severa sequía. En ese tiempo, asimismo, en nuestro país se desarrolló una guerra civil la que, entre otras consecuencias, determinó la división de los bolivianos al menos en dos bloques.

La película Amargo Mar muestra que los gobernantes de ese tiempo y empresarios que explotaban minerales, tenían más próximo sus intereses a los de las empresas inglesas que a la nación boliviana. En aquel film se denuncia, también, que las tropas dirigidas por Narciso Campero, presidente boliviano después de la guerra, atrasó todo el tiempo que pudo a los efectivos por lo que éstos llegaron tarde al frente en el que batallas decisivas habían sido ganadas por el ejército que defendía los intereses de los empresarios criollos chilenos y de capitales ingleses. En cambio, los guerreros que sí enfrentaban a los invasores procedían del pueblo.

"Chile venció a las dos naciones porque tenía madurez como pueblo y como clase dirigente. Además su pobreza le servía de estímulo y su derrota habría significado su desaparición en el Pacífico. En cambio Perú y Bolivia viven en la servidumbre con enorme porcentaje de indígenas y una clase feudal anárquica que hace durar los vicios de la colonia. Chile utiliza todos las ventajas que se le presentan e incluso se encuentra mejor armado. Desde el comienzo de su vida republicana tiene gobiernos duros y rígidos que los sueldan y los unen. Perú y Bolivia embriagados por sus riquezas potenciales no poseen unidad y su desarrollo no es normal, sucediendo al motín otro motín. Se pretende la democracia cuando el ochenta por ciento de su población es analfabeta", dice Tristán Marof (Gustavo Navarro Ameller) en su libro Ensayos y Crítica (Revoluciones Bolivianas, Guerras Internacionales y Escritores), p. 42.

La causa fundamental de las guerras internacionales a las que fue obligada Bolivia, fue la disputa de riquezas naturales. Entonces ocurrieron acciones guerreristas del imperialismo inglés, en esta parte del mundo; así como del imperialismo estadounidense, como recuerda el mismo Marof, se adueñó, invasión mediante, de más de la mitad del territorio mexicano. Pocos años después, en la primera guerra liberadora que sostuvo Cuba contra España, intervino la potencia del norte en lo que Lenin definió como la primera guerra imperialista en el mundo.

Es abundante la información y los análisis históricos que deben convencernos de que la pérdida de las riquezas (incluido el cobre de Chuquicamata), en la guerra desencadenada por Chile mediante agresiones injustas contra Bolivia y Perú, se sumó la pérdida de la costa marítima, definida como la puerta a la vecindad mundial.

Aunque los gobernantes actuales de la derecha chilena acaban de reiterar que nada le deben a Bolivia, son gigantescas las pérdidas bolivianas debido a la carencia de costa marítima.

En el número 31 de Aquí virtual se publica un pronunciamiento de apoyo a la reivindicación marítima boliviana firmada por organizaciones populares chilenas, así como Erbol en la semana que concluye entregó declaraciones de chilenos de base, recogidas por un corresponsal suyo que visitó Iquique, por las que se advierte que la mayoría del pueblo chileno respalda la demanda boliviana. Sin embargo, se constata también que no basta ese crecido respaldo popular chileno cuando los sectores dominantes de la sociedad transandina, sistemáticamente, defienden lo que consideran se conquistó con las armas bajo el principio de que la guerra genera derechos.

La respuesta de los gobernantes chilenos es, además, que a Bolivia no se le puede conceder ahora una salida al mar con soberanía y que es inaceptable para ellos dividir a su territorio.

Ante esa antigua postura chilena decimos que intereses empresariales provocaron la guerra de agresión, básicamente, por las riquezas del Litoral que fue boliviano. Esos intereses que se prolongan hasta ahora son los que se oponen a una reintegración de costa marítima para Bolivia, lo que no quiere decir devolución por Chile de todo el territorio que fue boliviano.

Sólo el diálogo para tratar la demanda boliviana de salida al mar; diálogo y a la vez demanda ante la Corte de La Haya (Holanda), como plantea Bolivia; corredor sin soberanía o corredor con soberanía; salida al mar con soberanía o salida al mar sin soberanía (por ahora), en fin, la propuesta que espera Bolivia de Chile, sin plazos o, eventualmente, una propuesta boliviana, como sugieren entendidos merecen un debate detenido y profundo de los bolivianos.

Más aún: la o las posibles salidas al diferendo interestatal entre Bolivia y Chile sería mejor abordado si las decisiones dependieran íntegramente de los pueblos boliviano y chileno. Mientras los sectores sociales dominantes de nuestros dos países, toman decisiones incluso en nombre de nuestros pueblos, reafirmamos que la atención satisfactoria, por Chile, a la demanda de puerto marítimo para Bolivia, en el Pacífico, seguirá lejana.

La Paz, 11 de junio de 2011.

*Periodista

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