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¿El camino Villa Tunari-San Ignacio de Moxos pasó a la historia?

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Remberto Cárdenas Morales* - De sábado a sábado (175)

El camino Villa Tunari-San Ignacio de Moxos se construirá quieran o no quieran los indígenas, ningún camino se construirá por medio del TIPNIS, depende de ustedes la construcción de ese camino, el camino pasó a la historia, la vía para unir el Beni con Cochabamba sólo tiene que pasar por el TIPNIS…

Esas son afirmaciones del presidente Morales respecto del camino, el que creímos fue desechado, con la ley corta, la que se aprobó en su texto final con las observaciones y sugerencias suyas, para satisfacer la demanda principal de los marchistas indígenas.

 

Especialmente los cocaleros e indígenas (varios de éstos plantan coca o son peones en los cocales) del Chapare, con un bloqueo de horas, manifiestos, anuncios de movilizaciones y amenazas demandan la construcción del camino, mas con un discurso contradictorio: dicen que se debe aplicar el concepto de “intangibilidad” del TIPNIS razón por la que, agregan algunos, deben salir incluso los indígenas de aquel territorio o abstenerse de utilizar las riquezas de él, que terceros o llegados al lugar tienen que salir, pero no aclaran si también deben hacerlo los colonizadores que ocupan en el parque, desde los años 90, al menos 200.000 hectáreas. Al mismo tiempo demandan la construcción de la vía por el medio de la reserva natural y territorio indígena porque caen en la cuenta de que, para la construcción de esa vía, no hay otra salida que no sea partir en dos el TIPNIS.

Asimismo, es imprescindible recordar antecedentes: El Presidente, en su última campaña electoral, les prometió tierras en el TIPNIS a colonizadores y cocaleros, promesa que un lugareño le rememoró al primer ciudadano durante la VIII marcha indígena. En la última reunión de campesinos y colonizadores (hombres y mujeres), a la que no asistieron indígenas (afiliados al CONAMAQ y a la CIDOB), pidieron más tierras para los que carecen de ella o para los que poseen pero que la consideran insuficiente. En esa asamblea hicieron una precisión importante: esa dotación debe provenir de las tierras que sean recuperadas por el Estado, previo saneamiento y cuando ese procedimiento establezca que los predios revertidos no cumplían ninguna función social ni económica.

Este planteamiento, con certeza, es compartido por los indígenas de las tierras bajas porque evidencia (aunque en las palabras) otra intención distinta a una anterior: miembros de la actual CSUTCB plantearon, con la venia del Presidente, que se redacte un proyecto de ley agraria en el que se autorice la dotación de tierras, para la agricultura y la ganadería, en territorios indígenas y en reservas naturales; proyecto que debió ser entregado el pasado 12 de octubre.

Otro antecedente: Durante la actual administración, el momento en el que indígenas y otros pobladores del Madidi defendieron su heredad, ante la demanda de campesinos de tierras en esa reserva, un ex dirigente de la CSUTCB dijo que ellos no las querían en propiedad colectiva sino las concedidas en propiedad personal, dejadas por sus padres y sus abuelos, se les debía consolidar en ese carácter, es decir, nada de propiedad comunitaria o colectiva. Al parecer, incluso ahora, ése sigue siendo el criterio de la mayoría de campesinos y colonizadores.

Los datos transcritos (copiados si se quiere) confirman, una vez más, que la cuestión de la tierra y del territorio, que no ha sido resuelta o que está en curso de solución, se encuentra como fundamento material de la lucha que se libra en este momento en Bolivia.

Sin embargo, es necesaria una aclaración, aunque se la considere redundante: los colonizadores —que se “campesinizan” luego de que han sido echados de minas y de fábricas o que se han arruinado en otros predios agrícolas por la sequía, la pérdida de cosechas y/o de animales—, quieren más tierras para sí o para sus familiares, dotación que la prefieren en propiedad individual (a hombres y a mujeres). Cabe dejar constancia de que esa forma de distribución de tierras es capitalista o burguesa, que es lo que sucede cuando a los pobladores del campo se los convierte en propietarios de tierras a título gratuito y en forma individual; así también se convierte en pequeños propietarios a ex mineros o a ex fabriles, a los que se regala ese bien o medio de trabajo, en aplicación de una política de tierras, como una de las que preferentemente se aplica en Bolivia actual.

En cambio, a los integrantes de pueblos indígenas se les entrega o se les repone la tierra en propiedad colectiva (en el Chaco) o el territorio, en la mayoría de los otros casos, y también en propiedad colectiva.

Son, pues, los pequeños propietarios (los hay medios) los que a la vez son colonizadores y/o cocaleros los más interesados en el camino de la discordia, después de que se dispuso, mediante ley, que esa vía no será construida. Los otros interesados son los ganaderos, comerciantes, madereros y, especialmente, las empresas transnacionales que operan en Brasil.

El gobernador de Cochabamba, de anterior militancia en el MNR o cuando menos candidato al parlamento por ese partido, está en la cruzada por el camino de la discordia, pretende posiblemente encabezar un comité pro camino en alianza con instituciones, movimientos sociales y empresarios cochabambinos. Otro apunte grafica coincidencias y contradicciones de los potenciales integrantes de ese posible comité: la COD resolvió, en un ampliado de sus integrantes, buscar que el camino se construya pero, por un lugar distinto al TIPNIS, a los días de esa reunión uno de los integrantes de la organización sindical del valle sugirió que esa vía debe realizarse como exigen instancias y personas señaladas en esta nota.

Desde otros flancos oficialistas, aunque todavía en voz baja, dicen que la carrera de marras está en debate, como está en discusión los alcances de la intangibilidad del TIPNIS, agregan.

Está cada vez más claro que los gobernantes, el Presidente en particular, están empeñados en generar en el país un movimiento verdaderamente de masas y con apoyo interno e internacional para replantear, mediante otra ley, la construcción del camino de la discordia.

No debe descartarse que en las reuniones de diciembre para discutir la nueva agenda, al menos entre los que apoyan sin reservas al Presidente, se plantee la construcción de la carretera a la que se presenta como un anhelo centenario de cochabambinos y benianos.

Son varios los datos demostrativos de esa afirmación: continúa la construcción de los tramos I y III, la mantención del convenio firmado con la empresa constructora, la concentración que se organiza para exigir que se ejecute el camino por medio del TIPNIS, la intención de organizar el comité promotor de la obra, las exigencias sobre todo de los ganaderos de San Ignacio de Moxos, la campaña destinada a desacreditar a los marchistas indígenas que sigue, las buenas migas con una parte de los otros indígenas que son cocaleros y peones en los cocales, incluso el anuncio de que ese camino es una historia; en suma, la base social del gobierno y eventuales alianzas apuntan a liquidar las conquistas de la VIII marcha indígena, aunque Evo Morales pretenda desinformar con que el camino de la discordia es una historia.

La Paz, 19 de noviembre de 2011.

*Periodista

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