De sábado a sábado 502
Espinal, militante de la teología de la liberación*
Remberto Cárdenas Morales**
Era poco conocida la escultura en madera, de Luis Espinal, en la que une a Cristo crucificado (símbolo del cristianismo) y la hoz y el martillo (representación de la alianza obrero-campesina, de los comunistas).
La lectura que se hace de esa unión es “insólita” y es diferente entre creyentes y no creyentes católicos y cristianos y, también, entre comunistas de las más distintas trincheras.
Las interpretaciones ahora han logrado una marcada difusión, sobre todo en las redes sociales, desde que el entonces presidente Morales le regaló al Papa Francisco, en La Paz, esa escultura del cura-mártir.
El vocero del Vaticano, Federico Lombardi ha dicho que el Vicario de Cristo, ante ese presente: “… no ha tenido una particular reacción a esto y ni me ha dicho que manifieste particular reacción negativa a esto”.
Al parecer el Papa no conocía un tallado como ése, hecho por Espinal, a pesar de que ese trabajo fue mostrado en videos difundidos en ocasión de un nuevo aniversario del asesinato del fundador del semanario Aquí (22-03-80).
Sin embargo, según el diario cruceño El Deber, el Papa Francisco, sobre esa escultura, dijo: “Esto no está bien” (o “no sabía esto”).
Además, esa escultura aparece, por primera vez, en una nueva edición boliviana de Oraciones a quemarropa, de Espinal, que la Compañía de Jesús publicó. Ese tallado, antes se publicó en un libro de Lucho sobre el cine.
Sobre este asunto, al parecer, el que dio en el clavo, al menos en parte, fue uno de sus más cercanos amigos y jesuita: el P. Albó quien afirmó que Espinal con ese tallado buscaba el “diálogo” entre diferentes, entre marxistas y cristianos, se suele añadir.
Sin embargo, asegurar, como lo hizo nuestro también amigo (Javier) que el “Director perpetuo” de Aquí “no fue comunista”, parece una demasía. Hubiera bastado que añada que Espinal asumió, en la teoría y en la práctica, la Teología de la Liberación (TL).
Aquí pocos dudan de que el cura asesinado fue el más avanzado entre los llamados/as también “tercermundistas”. Y, entre los laicos comprometidos, a curas y a monjas progresistas y/o revolucionarios/as, se los llamaba y se los llama “curas mineros” y “monjas mineras”, de los que había no sólo en las minas.
Vale recordar que cuando el Papa Juan Pablo II viajaba hacia Bolivia (1988), entre otros países, dijo que la TL era un cuerpo extraño a la Iglesia Católica. En respuesta, en páginas del entonces Aquí impreso, un cura chileno le respondió que Wojtila (Juan Pablo II) no entendía ni la teoría ni la práctica de la TL y que los partidarios de ésta, en América Latina, primero vivieron y lucharon con sus pueblos y que después reflexionaron, sobre esa forma de vida y de lucha. Que primero fueron los hechos y después la teoría en la TL.
Y sobre los curas mineros (de Bolivia) conviene, asimismo, rememorar que los curas oblatos de María Inmaculada (OMI), llegaron a Siglo XX-Llallagua a “combatir al comunismo”, y como varios de ellos lo han dicho, los curas oblatos fueron convertidos a la causa de los proletarios mineros, y no al comunismo, en tanto militancia en una organización partidaria.
El Papa Juan XXIII propuso dialogar y colaborar entre cristianos y marxistas en plena guerra fría. Y se admite que ese verbo es el más avanzado entre los papas de todos los tiempos. Pero no por eso el Papa Bueno fue comunista. Y sobre el mote de comunista, la derecha en nuestro país, atribuía al menos ideas comunistas a los curas progresistas. Sobre Cristo crucificado y la hoz y el martillo, tallados en madera por Espinal, una lectura es que así este hermano y compañero graficó el mensaje de Juan XXIII: el diálogo y la colaboración entre cristianos y marxistas. En cierto modo eso ocurrió en el semanario Aquí.
Este periódico fue (y es) la obra más importante de Espinal, de sus últimos años de vida, como han dicho varios voceros de la IC y de fuera de ésta. Y en ese periódico convergieron curas y monjas, y laicos comprometidos, entre éstos algunos marxistas: con Espinal y después.
A manera de confirmación de lo dicho, nada mejor que reproducir fragmentos de dos escritos de Espinal de: “Los cristianos y la revolución” y “Comunismo”, de Oraciones a quemarropa.
Además, los trozos del pensamiento de Espinal que reproducimos, a 40 años de su asesinato, podrían ayudarnos a entender bien y muy bien los mueras al comunismo, de Luis Fernando Camacho, candidato a la Presidencia de Bolivia, y el reclamo de este expresidente del Comité Pro-Santa Cruz, para que retorne la Biblia al Palacio Quemado de Bolivia, ante la opinión de otros que afirman que aquel libro mayor no tiene por qué volver a ese recinto.
De “Los cristianos y la revolución” de Lucho extractamos:
—“La revolución en América Latina no se puede hacer sin los cristianos..."
—"... la iglesia defiende fácilmente el sistema, que por su parte le concede ciertos privilegios."
—"La iglesia oficial e instalada es contrarrevolucionaria".
—"...el cristiano participa en la revolución a título personal y como imperativo impuesto por su fidelidad al evangelio..."
—"Hay que recordar que la revolución no va a ser en favor de todos; sino solamente en favor de las mayorías."
—"La iglesia tiene dos fachadas. Una es la iglesia de la conciliación, la que pone parches para suavizar las asperezas de esta sociedad de clases, es la iglesia institucional y burocrática. Y está también la iglesia de la ruptura, la que predica que esta sociedad es injusta, y sobre la injusticia sería un sarcasmo predicar el amor. Por esto la iglesia tiene dos fachadas; la iglesia instalada y la iglesia revolucionaria, la iglesia-institución y la iglesia-pueblo; o si queremos, la iglesia de los diplomáticos y la de los profetas.”
“Por esto, dentro de la iglesia se refleja también el eco de la lucha de clases; porque cada cara de la iglesia tiene sus partidarios; está la iglesia del poder y la iglesia de los pobres."
—“Sería inadecuado aplicar el clericalismo en la revolución.”
—"... la revolución y los cambios profundos en la sociedad los lideriza el pueblo, y no ningún grupo elitista o intelectual."
En “Comunismo”, de Oraciones a quemarropa, Espinal, anota:
“Señor, nos da miedo este mundo que avanza hacia el comunismo. La mancha roja se extiende con el apoyo de muchos.”
“Hoy, aquí, la religión de la materia es más fuerte que tu Religión, es más viva, más proselitista.”
“Tal vez, sea mejor así, que el comunismo crezca y de un zarpazo saque de su letargo a tu Iglesia milenaria. Ante un peligro tan agudo, ¿qué significa esta iglesia de boato y de rutina?”
“Tal vez, tus pobres hallan en el comunismo aquello que Tú predicaste: el hambre y la sed de justicia (Mt. 5,6).”
“Tal vez, nosotros los hacemos ateos al mostrarles un Dios que de verdad no existe; tal vez, tienen razón al hablar de ‘opio del pueblo’ porque hemos desencarnado nuestra fe…”
“Tal vez, hará falta atravesar el Mar Rojo para entrar en la Tierra Prometida.”
“Tal vez, Tú, Señor, estás con ellos.”
Ante la “polémica” desatada por la unión de Cristo crucificado y la hoz y el martillo en la escultura de Espinal, y aunque éste no dejó nada con el nombre de “testamento”, lo transcrito muestra al cura mártir como fue y es: de cuerpo y alma, al que es necesario conocer y asumir integralmente.
La Paz, 19 de marzo de 2020.
*Esta nota será publicada en el suplemento El Animal Político del diario La Razón de La Paz, el 22 de marzo de 2020.
**Periodista