De sábado a sábado 395
Remberto Cárdenas Morales*
Si nuestra gente (del pueblo explotado y oprimido) supiera leer, hace tiempo se hubiera alzado contra del (DS) 21060, nos dijo la profesora Bertha Quintanilla Rodríguez. Y añadió: Acabo de escribir un libro de lectoescritura, para que los niños, en la escuela, aprendan a leer.
Aquel Decreto Supremo contiene la llamada nueva política económica (NPE) de los neoliberales, desde el gobierno encabezado por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), en nuestro país (1985).
El economista Juan Careaga, que luego fue ministro del gobierno dirigido por Víctor Paz Estenssoro, reclamó la autoría de la NPE neoliberal. El máximo líder movimientista admitió que Careaga y otros profesionales son los “padres” del contenido de ese DS, pero nosotros “hemos tenido el coraje de aplicarlo”, respondió el dirigente político.
La hija de la profesora Bertha Quintanilla, Ninoska Enríquez psicóloga, nos confirmó que se había publicado aquel libro para que los escolares aprendan a leer y a escribir, estimamos que, con preferencia, en las escuelas públicas. Además, nuestra amiga nos transmitió que el libro de su mamá ha sido complementado con instrumentos didácticos y pedagógicos para facilitar su aplicación. Esperamos que el libro y su refuerzo sean más propagados y por tanto utilizados ampliamente, porque nos hace mucha falta aprender a leer, sin postergaciones, en especial ahora que las redes sociales (con el empleo de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, TIC), suplantan las buenas lecturas y las que nos ayudan a realizar análisis.
Actualmente estamos más convencidos de que no sólo nos falta hacer lo que buscó y busca el libro de la profesora Bertha. La lectura y la escritura propuestas por esta entrañable profesora, de toda su vida y para toda la vida, es un instrumento que ayuda a pensar —para lo que indudablemente primero tenemos que ser— y, asimismo, a leer mejor o muy bien la realidad; lectura de la realidad sugerida inequívocamente en el libro al que se refiere esta nota.
Varias veces y con mucho agrado hemos citado el acierto del método de lectoescritura de la profesora Bertha, en particular, en nuestras clases de redacción periodística.
Referimos la necesidad de aquel apreciado libro porque precisamente en la tierra natal de doña Bertha, en la carrera de Comunicación de la Universidad Técnica de Oruro (UTO), ocurrió un hecho que confirmó y confirma el convencimiento de la autora del libro.
El profesional que se enroló como docente, a pesar de que llegó desde México, como parte del elenco que rodó la película Socavón, en nuestro país, propuso a los estudiantes con los que pasaba clases (más de 100), que lean en el aula, en voz alta y para todos. De esa prueba el mejicano tomó apuntes. A la vuelta de 20 días, luego de una evaluación estricta, ese docente les dijo a sus alumnos: más del 90 por ciento de ustedes no sabe leer. Estudiantes que sí no sabían leer exigieron el cambio de ese profesor mejicano el que, como consecuencia de otra intriga política, fue obligado a irse de Oruro y de Bolivia.
El que escribe este texto —el que es un merecido homenaje a la profesora Bertha—, recogió de los trabajos de redacción periodística de estudiantes de Comunicación de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), elaborados en las clases, más de 100 errores ortográficos, los que fueron “devueltos” a los autores en un impreso de una copia, para cada quien, sólo como parte de la autoevaluación y de una evaluación. Varios de aquellos estudiantes mostraron su disgusto al constatar “sus” fallas, otros asumieron una actitud autocrítica y la mayoría se mantuvo en silencio como respuesta. Un amigo, dueño de una imprenta en la que se imprimieron gratis las copias mencionadas, me recomendó: En el título de esa “publicación” debes decir: “Mis” 100 errores… Esa sugerencia la tomé como una verdad, con la que me sentí corresponsable de esas fallas.
Un docente de Ciencias Económicas de la UMSA, hace poco, en una columna semanal suya, que publica el diario paceño Página Siete, escribe que la mayoría de sus estudiantes no sabe leer y que por eso para él enseñar economía resulta muy difícil. Ese docente, con formación marxista, sabe que Marx dice que utilizó la abstracción como método en el estudio y en sus escritos teóricos sobre economía política. La lectura de textos y de la realidad conducen y/o requieren de la abstracción.
Los hechos narrados —seguro que sucedieron y ocurren muchos otros en nuestro país— confirman lo que dejó como legado la profesora Bertha Quintanilla.
Esta maestra, que ejerció el magisterio a plenitud quería, además, que los bolivianos del pueblo, sobre todo, pensemos con cabeza propia.
Doña Bertha, fue formada como profesora de primaria en la Escuela Normal Simón Bolívar (La Paz), de la que egresó los años 50 del siglo pasado.
Su desempeño profesional, de más de 30 años, empezó en Machacamarca (Oruro).
Varios años, desde la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), ejerció como Encargada Pedagógica en las escuelas de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) .
En 1976, luego de la masacre de Tolata ordenada por Hugo Banzer Suárez, doña Bertha fue despedida porque supuestamente era comunista. Su reincorporación fue resultado de la lucha de los trabajadores y del pueblo, a la escuela Kantuta, de una zona suburbana de Oruro. Allí laboró intensamente en la enseñanza de la lectura y de la escritura a las y a los niños de primaria. La destinaron a esa unidad educativa como “castigo”.
En ese lugar la profesora Bertha se propuso “impulsar y potenciar” a las y los niños, que tanto necesitan, para ayudar a la “liberación del pueblo”, opinaba.
La profesora Bertha fue, asimismo, directora de los ciclos primario y secundario en el Colegio Socavón de Oruro.
Estuve impedido de asistir al velorio y al entierro de la profesora Bertha, aunque los que la conocimos y estuvimos informados de su salud, advertíamos su pronta partida, la que hemos lamentado, yo como el que más entre ellos, porque tengo una deuda irreparable con ella: acordamos una entrevista periodística para hablar de su método que lo noté “subversivo”, también, si tenemos razón (la tenemos) los que creemos que el conocimiento es subversivo, como dice René Zavaleta Mercado, el que es resultado de la investigación, la que quiere decir lecturas atentas de textos y lecturas penetrantes de la realidad.
“Marlene” es el título del libro que comentamos en esta semblanza. El método de lectoescritura el que, esencialmente, es “global y natural”, como lo definen expertos. Profesoras y profesores, en Oruro preferentemente, relatan las virtudes de ese método, luego de su aplicación de más de 10 años. En el Colegio Magdalena Postel, de religiosas y con mucho prestigio en la tierra de Pagador, se utiliza el libro “Marlene” desde hace 10 años ininterrumpidos.
La profesora Bertha buscaba que con su libro de lectoescritura los niños bolivianos aprendan a leer y a escribir, a leer la realidad —la articulada en Bolivia por el DS 21060—, a pensar con cabeza propia, a descubrir un nuevo conocimiento.
Consideramos que esa es la obra sobresaliente de la profesora Bertha Quintanilla Rodríguez a la que, junto con otros compañeros y amigos, le aplaudimos de pie y la ovacionamos, lo que es un final con fuego.
La Paz, 6 de junio de 2019.
Periodista*