De sábado a sábado 391
Remberto Cárdenas Morales*
Pasan décadas desde que la carrerade Trabajo Social transita de la formación de profesionales asistencialistas a otra que prepara profesionales de apoyo a la gente para que en la sociedad boliviana reciba, como derecho, apoyo en las relaciones socioproductivas que emprende y que luche por un desarrollo social auténtico.
Sociología, fundada para leer críticamente las relaciones sociales de la formación social boliviana, en especial, no acaba de redefinir su identidad como centro de formación de profesionales integrales, investigadores, interactuantes en Bolivia y, sobre todo, analistas que aporten al mejor conocimiento de los fenómenos sociales, a la lectura pronta de las cambiantes relaciones sociales y/o a la generalización teórica, tan venida a menos en el ámbito boliviano.
Cienciasde la Comunicación, fue organizada con una patente huella sociológica (sus fundadores fueron sobre todo sociólogos). Y, lo más preocupante, desde entonces busca formar comunicadores sociales y no lo consigue con eficiencia y, de hecho, modela periodistas que completan sus destrezas en los medios de difusión en los que difícilmente consiguen trabajo.
En Antropología y Arqueología se siguen realizando lecturas e interpretaciones parciales de hombres y de mujeres, especialmente de nuestro país, en tanto que los yacimientos arqueológicos de los que se tiene información son inventariados y estudiados, preponderantemente, por profesionales solitarios y pocas veces por grupos de trabajo y/o por la academia universitaria.
En el último tiempo, en la facultad de Ciencias Sociales de la UMSA, la formación de profesionales integrales sigue siendo en mucho una aspiración irrealizada, y la realidad es que los “cientistas sociales” llegan al mercado actual a menudo sin las competencias exigidas, aunque no perdemos de vista las excepciones, es decir, a los profesionales sobresalientes, pero que son pocos.
Actualmente la UMSA y Ciencias Sociales cuentan con más dinero para la investigación, procedente del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH). Sin embargo, aquélla es una actividad emprendida parcialmente y no como debiera acometerse: como labor cotidiana y en todas las materias de estudio: para reconocer el conocimiento adquirido y para generar un nuevo conocimiento, avisados de que éste y la averiguación (búsqueda) son “subversivos”. Sólo así, en Ciencias Sociales se cumplirá una de las tres tareas de la casa de estudios superiores.
En Sociales, para lo que también hay recursos económicos, se registran acciones de interacción inconclusas y/o fracasadas, lo que muestra que así se dilapidan aquellos ingresos y se incumple otra misión de las tres principales de la U. Así se pierde de vista que la interacción debe enseñar a sus destinatarios y los docentes y estudiantes deben compartir sus conocimientos sin paternalismos; asimismo, ambos actores de la interacción deben aprender en ese proceso. Enseñar y aprender, en la interacción, debe ser la divisa fundamental.
En jornadas y/o congresos académicos, precedidos de amplios y suficientes debates, deben evaluar los planes de estudio y los programas de contenidos mínimos, para que aquéllos integren los instrumentos destinados a transformar la Facultad de Ciencias Sociales de la principal universidad pública y autónoma del país. Entre lo esencial para modificar los planes de estudio y los programas de contenidos mínimos de las materias de las carreras que integran Ciencias Sociales, se debe asumir como compromiso colectivo el estudio de materias básicas en todas las unidades académicas, como formación social boliviana, economía política, teorías sociológicas, procesos históricos, epistemología, teorías del trabajo social,, antropología, lenguaje y redacción, materialismo dialéctico, materialismo histórico, teoría de los sistemas y otras. Las materias básicas citadas, serán bagaje teórico y metodológico de los cientistas sociales. Se plantea, también, la necesidad de mantener las materias de cada especialidad y mejorar y actualizar sus contenidos, así como es imprescindible incorporar nuevos materiales que la revolución de la ciencia y de la técnica contemporáneas las demandan.
La lucha por mayor presupuesto y más infraestructura ha sido una lucha permanente librada en primer lugar por los estudiantes y, entre éstos, por los de Ciencias de la Comunicación, los que recibieron apoyo de pocos docentes. Sin embargo, el presupuesto es insuficiente, sobre todo en Ciencias de la Comunicación y en Trabajo Social, mientras que en Antropología y Arqueología y Sociología sus ambientes no son poblados como otros debido al reducido número de estudiantes. Precisamente por la escasez de aquéllos o por la deserción suya, afirmamos que el ingreso de postulantes a estas dos últimas carreras debe ser sin exámenes de dispensación y sin exámenes de ingreso.
Las exigencias académicas en Ciencias Sociales deben ser para docentes y para estudiantes. Verdaderos cientists sociales tienen que enseñar y aprender en nuestra casa de estudios. Y se debe titularizar a los docentes con exámenes de competencia, concurso de méritos y libros publicados. La selección de docentes y el ingreso a la cátedra de aquéllos debe tener como destino las áreas del conocimiento y no las materias.
Los docentes titulares, cada diez años, deben dar nuevos exámenes: de suficiencia y/o de oposición y, se tiene que reponer la cátedra paralela y la cátedra libre.
La libertad de pensamiento y la libertad de expresión deben complementarse con la libertad de acción.
Las autoridades de la Facultad y de las carreras, deben ganar, en elecciones, entre los docentes y entre los estudiantes. Y sus mandatos podrán ser revocables en consultas materializadas en las urnas, así como se debe imponer el veto a los docentes y autoridades que violen la autonomía universitaria.
Las transformaciones propuestas deben seguir por un cauce simultáneo a la articulación de nuestra alma mater como un frente cultural de la verdadera revolución boliviana. Sociales y la UMSA deben ser reorganizadas para que se conviertan en una de las fuerzas motrices de la definitiva liberación de Bolivia.
La Paz, noviembre de 2018, a cien años del alzamiento de los estudiantes de la Universidad de Córdoba (Argentina).
*Periodista