De sábado a sábado 389
Remberto Cárdenas Morales*
En el editorial de Aquí 258, del 20 de este mes, se informa que al presidente Morales, al inicio de su primer mandato, se le aconsejó que se organice, en y para nuestro país, una nueva policía, pero fue desoída esa sugerencia.
Ahora, desde este espacio, una tribuna de Aquí, postulamos la necesidad de organizar, con urgencia, una nueva policía de y para Bolivia.
Sin embargo, en ocho meses de mandato que le quedan a Evo Morales a lo sumo se iniciaría apenas la organización de esa nueva policía.
Se sugirió, asimismo, que la nueva policía no debía reemplazar a la vieja desde el primer día de su existencia. Al revés, la vieja policía debía continuar en sus labores profesionales y ser sustituida dentro de plazos a establecer, como parte de un proceso.
Es conveniente tomar nota, otra vez, de una propuesta, entre otras, que incluso con apoyo de organizaciones externas se hizo otro momento: una reforma de la Policía Boliviana. El actual ministro de la Presidencia, en ese momento como consultor, estudió a la Policía Boliviana, y propuso, en coincidencia con otros, esa reforma de la Policía.
Estos últimos días se plantea, desde las más distintas y distantes trincheras, reestructurar a la conocida como institución del orden o de la seguridad ciudadana. Oficialistas, creen y cuándo no, que los cambios en la Policía Boliviana se resuelven con una ley y se aprestan a continuar la discusión y aprobación de esa norma en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Nosotros sostenemos que la medida que cambie realmente a la Policía Boliviana tiene que ser radical, es decir, que cambie a la Policía Boliviana, desde su raíz: fundar otra Policía, que la nueva sea una negación de la vieja, reiteramos.
Nuestra historia, además, nos muestra que varias veces se han promovido cambios que no cambian nada en instituciones diversas: el Poder Judicial, por ejemplo. Los gobernantes actuales incluso hablaron de una supuesta revolución de la Justicia, que las elecciones de los jueces supremos, fue lo esencial de esa supuesta revolución de la Justicia, lo que no ocurrió en ninguna parte de Nuestra América o Patria Grande, para hablar sólo de la región, dijeron. Esa revolución sólo existió y existe en algunas de las cabezas de oficialistas que se aprenden de memoria el libreto en base al cual declaran, declaran y declaran, nada más.
En aquel editorial de Aquí se ofrece una lista incompleta de inconductas de jefes policiales, sobre todo de sus vínculos con narcotraficantes, de sobornos, de la nominación irregular de jefes policiales en cargos de responsabilidad sin los merecimientos de rigor.
Emendamos algunas de esas omisiones: el servicio del exComandante de la Policía de Oruro, a contrabandistas, por lo que le pagaban y las nominaciones que el jefe policial hacía de colegas suyos en puestos en los que amasaban ganancias ilícitas, por lo que los nominados pagaban al “benefactor” ilegal e ilegítimo.
En Santa Cruz, el comandante de la Policía, durante varios años, y un oficial con un cargo policial notorio, han sido dados de baja por vínculos con narcotraficantes. Llama la atención, empero, la baja sin proceso previo, lo que quizá les sirva a los dos como un mecanismo para que se defiendan.
Cuando menos tiene que llamarnos la atención que el actual viceministro Felipe Cáceres —en el cargo más de 13 años— tenga declarado en el Contraloría nada menos que Bs más de 9 millones, como patrimonio, como ningún funcionario del gobierno actual.
Cáceres, hace tiempo, declaró ante medios de difusión, que él es dueño de hoteles que funcionan en Villa Tunari y que uno de esos hospedajes fue alquilado, también hace tiempo, para que ahí funcione una oficina pública. La tenencia de aquella fortuna tiene que ser investigada, pero para esclarecer y en ningún caso para encubrir. Cáceres algo tendría que ver con los sobornos de narcotraficantes a policías y políticos oficialistas para alguna protección que aquéllos deben requerir.
Frente a jefes policiales con hojas de servicios que son una vergüenza del Estado Plurinacional, hay excepciones. Se conoce el ejemplo de un coronel, que ejerció cargos diversos, como la jefatura de la Interpol en nuestro país, que se retiró de la institución verde olivo, hace poco. porque si aceptaba la Comandancia de la Policía Boliviana hubiera agraviado a su familia, a sus amigos y a sus pocos colegas honestos, ha dicho él a una audiencia escasa, pero de su confianza.
Jefes policiales. como ese coronel de honor suficiente —y parece que no es el único— nos convence de la necesidad de una nueva Policía Boliviana y que en la vieja, aunque sean poquísimos, se podría contar con ellos para que se les encargue organizar la nueva policía.
Una nueva Policía avisaría que se construye un nuevo Estado de y para la segunda y definitiva independencia de Bolivia.
La nueva policía de y para Bolivia la consideramos necesaria y posible, lo demás será parloteo de masistas que quieren la reproducción del poder de Juan Evo Morales Ayma para medrar de él.
*Periodista