De sábado a sábado (301)
Remberto Cárdenas Morales*
Fernando Vargas Mosúa, líder del TIPNIS y de las dos últimas marchas indígenas en defensa de aquella reserva natural de todos los bolivianos y del territorio indígena de propiedad colectiva de pueblos indígenas, con optimismo que hace mucha falta a nuestro pueblo en este tiempo, reafirmó que fue proclamado a la presidencia de Bolivia por un grupo de organizaciones ciudadanas y el poco conocido Partido Verde de Bolivia (de la ecología política).
Vargas Mosúa fue incorporado, por el diario El País de Madrid, en una lista de más de cien personalidades influyentes en el mundo, el 2011, año de la VIII marcha indígena en defensa del TIPNIS de la que él fue presidente.
El líder indígena, de las tierras bajas de Bolivia, en una entrevista con periodistas del diario paceño Página Siete, aseguró que lo principal, en la carrera emprendida, es unir al pueblo boliviano. En consecuencia, agregó, esa unidad no buscará alianzas con los otros frentes opositores al oficialismo y tampoco con éste, con el que señalan tener diferencias sustanciales. Vargas, en esa entrevista, como una señal de la distancia que los separa del presidente Morales, señaló: “Don Evo nunca fue cercano a los pueblos indígenas”.
La unidad del pueblo, de la que habló F. Vargas, por lo visto empieza con un acuerdo electoral para los comicios del próximo 12 de octubre.
Y a pesar de que el nuevo candidato a la Presidencia de Bolivia, especialmente por los pueblos indígenas de las tierras bajas, dijo que la convergencia que sostiene su postulación debe aprobar el programa que ofrecerá a los bolivianos, para el diario paceño adelantó lo que será y ya es su programa:
“… hemos coincidido en algunos puntos, como que todos buscamos la unidad del pueblo boliviano, todos buscamos la justicia social para todos, recuperar la democracia y el Estado de Derecho. Definimos esa unidad como una política de igualdad y equidad social, en el marco de una economía productiva. También queremos establecer un programa que propugne el respeto al medio ambiente y la naturaleza. Ésos son los puntos esenciales que nos han llevado a aceptar y firmar un acuerdo con el Partido Verde. Una vez consensuado este plan con todos los grupos, lo haremos conocer.”
Según un informe del Tribunal Supremo Electoral (TSE), publicado por medios de difusión el 30 de mayo de este año, el Partido Verde de Bolivia, está inscrito en registros de aquel organismo electoral, es decir, cuenta con personería o personalidad jurídica, de modo que la candidatura que encabezará F. Vargas no tendrá que recoger firmas ni solicitar la inscripción ni hacer los trámites que siguen partidos políticos u organizaciones ciudadanas.
El nuevo candidato a la presidencia del Estado llamado plurinacional de Bolivia habló del “encuentro y convergencia del pueblo boliviano”. Propuesta que compartimos porque en diciembre del año pasado, en este espacio semanal, nos animamos a proponer que debíamos buscar una nueva unidad del pueblo boliviano que sea de veras democrática, popular, antiimperialista y revolucionaria. Ahora, saludamos el camino que empieza a recorrer F. Vargas y sus aliados políticos y sociales.
Sin embargo, más allá de que algunos lean como contradictorio nuestro planteamiento, sería negativo que dejemos de hablar de las limitaciones que advertimos en el encuentro y convergencia del pueblo boliviano propuesto por Vargas.
Para nosotros, uno de los riesgos que enfrenta ese encuentro y esa convergencia es que se agote en su empeño electoral, al que se considera necesario pero insuficiente si ese acuerdo para las urnas no avanza hacia la unidad en la acción con otras corrientes y/o fuerzas político-sociales, para unir efectivamente al pueblo, que es uno de los propósitos de la candidatura de Vargas Mosúa. Unidad que debe continuar como una táctica imprescindible, ahora y después. Unidad que debe alcanzar una proyección estratégica, es decir, de largo aliento: para la lucha inmediata y para continuar por un accionar por la conquista del poder democrático, popular, antiimperialista y revolucionario.
La unidad electoral que encabeza el líder indígena del TIPNIS tendría que ser el punto de partida hacia los otros escalones de la unidad mencionados.
Nosotros manifestamos nuestro saludo a ese intento unitario —por ahora intento de nueva unidad del pueblo con la proyección sugerida— pero recordamos que diversos dirigentes e integrantes de los pueblos indígenas, de las tierras bajas de Bolivia, en diferentes lugares y tonos (incluidos los del TIPNIS), han dicho que ellos no son ni de izquierda ni de derecha. Nosotros les respondimos a esos compañeros que esa definición, sin embargo, no les faculta pactar con organizaciones socio-políticas diversas, en contra de los intereses de los miembros de su comunidad y del pueblo boliviano.
Además, como antecedentes recordamos que el actual dirigente máximo de la Central de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB) firmó un acuerdo, con el actual Gobernador de Santa Cruz, para que éste aplique normas y dé paso a que indígenas asuman responsabilidades en instancias del gobierno departamental cruceño. Es decir, ese acuerdo fue una demasía, que fue observado por personas y organizaciones que apoyan a los pobladores del TIPNIS.
Entre esos defensores del TIPNIS también hubo quienes reprobaron que Justa Cabrera, destacada líder indígena en Santa Cruz, acepte ejercer como subalcaldesa de un barrio de la ciudad cruceña, por invitación del Alcalde la esa ciudad. Ese cargo no le duró mucho tiempo a Cabrera, lo que demuestra que no era imprescindible que ella lo asuma y también —tendríamos que admitirlo— que hubo alguna autocrítica de Justa Cabrera, con su renuncia al puesto.
Otro falta visible, en el comportamiento de algunos de los líderes indígenas del TIPNIS, es la falta de rendición de cuentas sobre la utilización de dinero entregado a ellos, por la Gobernación de Beni, entre otros destinos, para obras en beneficio de sus pueblos.
También expresamos nuestra preocupación frente a la pasividad de dirigentes indígenas que parecía que les era y les resulta indiferente que tengan como aliados a políticos de la derecha o de la izquierda, según las circunstancias.
Ahora está más claro lo que dijeron varias veces dirigentes de pueblos indígenas de las tierras bajas: (que no son ni de derecha ni de izquierda) por lo que Pedro Nuni está plegado a los verdes de Santa Cruz, decisión que, para algunos, es desconcertante.
Rafael Quispe, un actor y dirigente de la VIII y IX marcha indígena y radicado en la sede de gobierno, es parte del Frente Amplio y con seguridad aspirante a conseguir su elección como diputado de la Asamblea Legislativa Plurinacional.
En la alianza de Fernando Vargas M., con las organizaciones que lo proclamaron candidato a la presidencia de Bolivia, aparecen dos de sus integrantes que han pertenecido y/o han pactado incluso con organizaciones de la derecha. Esas incorporaciones son un ejemplo de lo que no debemos hacer en la izquierda cuando ésta es verdadera.
Esos integrantes del encuentro y convergencia (quizá haya otros), no serán los que convoquen más integrantes para esa alianza. Al revés: lo más probable es que espanten a electores y a potenciales integrantes de ese encuentro y convergencia. En este caso vale el refrán: dime con quién andas y te diré quién eres.
No obstante, esperamos que los incordios del encuentro y convergencia, que proclamó a F. Vargas a la presidencia de Bolivia, sean vencidos y que sus protagonistas crezcan y se agiganten en la marcha.
La Paz, 7 de junio de 2014.
*Periodista