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¿Qué intereses defiende la COB actual?

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De sábado a sábado (298)

Remberto Cárdenas Morales*

La COB sindicato y a la vez órgano de poder o comando político de la clase obrera (y del pueblo), dejó de existir hace tiempo. Tampoco existe, por tanto, el más importante sindicato boliviano que libró batallas económicas, con frecuencia exitosas; que apoyó al gobierno del Gral. Torres en su lucha contra el fascismo y contra el imperialismo y/o que dirigió la lucha de los trabajadores y del pueblo que derrotó al golpe de estado del 1 de noviembre de 1979, recogió los muertos de la masacre de Todos los Santos, ordenada por el Cnl. Alberto Natusch Busch.

En ese tiempo, los trabajadores mineros, encabezada por la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), en la realidad se comportaban como la vanguardia de las luchas sindicales y políticas de los asalariados del subsuelo y, a la vez, de explotados y oprimidos del país, como se decía con propiedad antes más que ahora.

Actualmente la FSTMB, creemos, que de una vanguardia en “reposo” —nos animamos decir hace tiempo— deriva en una organización que sólo en algunos momentos asume la conducción de un accionar reivindicativo-económico y, en sus congresos, aprueba documentos políticos avanzados, pero a los que abandona y se comporta como un sindicato que sobrevive apoyado en glorias pasadas.

Se trata de un movimiento sindical minero que demostró tener “mucho de revuelta y poco de revolución”, especialmente, cuando la mayoría de los afiliados a la FSTMB prefirieron cobrar mil dólares adicionales como indemnización por cada año trabajado (los pagos extralegales) a cambio de abandonar centros de trabajo y trincheras de lucha. Hubo y hay excepciones, se trata de ejemplos que jamás debemos perder de vista y nada más.

La relocalización de los mineros asalariados, en verdad el despido de aquellos ni siquiera dio lugar a la formación de un ejército industrial de reserva, como llama con propiedad el marxismo. Es decir, el potencial ejército industrial de reserva, los desocupados mineros que otra vez se reconstituirían en clase social de vanguardia, después de ser recontratados por Comibol, nunca sucedió ni podría repetirse.

Esos mismos mineros, luego de una “derrota estratégica”, en tiempos neoliberales, dijeron cuando se despedían de La Paz: “volveremos” dijeron los más, pero “con armas” añadieron algunos. Los mineros asalariados de otrora no volvieron hasta ahora. Y no volverán por lo que dijo el mismo Marx: Los hechos en la historia ocurren una vez como tragedia y se repiten como comedia.

La recomposición de la clase obrera minera, pese a los intentos, hasta este momento no fue posible. Nosotros también hemos postulado y postulamos la reconstitución de los mineros como clase social en sí y como clase social para sí. Para reafirmar: que recoja lo mejor de la herencia de la vieja clase obrera minera y sobre esa base, en la lucha de clases de todos los días, se agigante como contingente de vanguardia, otra vez. Lucha de clases, poco visible ahora, pero que transcurre, a pesar de todo, en sus distintas formas: económica, social, ideológica, política y cultural…

El comportamiento errático de la FSTMB se demuestra con un hecho ocurrido durante el actual gobierno. Relatamos: El ex ministro Mario Virreira, inmediatamente después de su posesión en el cargo, dijo para los medios de difusión que una aspiración de los potosinos y de los bolivianos era (¿y es?) la nacionalización de la Empresa Minera San Cristóbal y sugirió que él trabajaría para que eso ocurra.

También de inmediato el que en ese momento ejercía el cargo de secretario Ejecutivo de la FSTMB, en audiencia, le pidió al ministro Virreira que retire esa sugerencia (apenas fue una sugerencia la nacionalización de la transnacional San Cristóbal) o al menos calle sobre ese asunto porque a los dirigentes sindicales de los asalariados mineros esas declaraciones de ese Ministro les ocasionó problemas en su sector laboral. En esa ocasión un ex dirigente sindical minero le recordó, a ese secretario Ejecutivo de la FSTMB, que en su último congreso esos trabajadores habían decidido luchar por una nueva nacionalización de los recursos mineros del país. Sin embargo, ese recordatorio no sirvió más que como frases que se las llevó el viento, agregamos de nuestra parte.

A pesar de que los trabajadores mineros asalariados defendieron vetas de minerales nacionalizadas, para explotarlas ellos en el centro minero de Colquiri, los dirigentes de la FSTMB y sus afiliados nada importante dijeron y nada importante hicieron para impedir que el actual Presidente, mediante decreto supremo, entregue la mitad de las colas y de los desmontes de Siglo XX-Catavi para la extracción de minerales de estaño por los cooperativistas-empresarios, en una de las reservas del “metal de diablo” más importantes de las que ahora dispone Bolivia. Vale recordar, asimismo, que el Gral. Juan José Torres, mediante un decreto, en defensa de los intereses del país, recuperó para los bolivianos esas colas y desmontes, los mismos que hace meses fueron enajenados por el gobernante actual que, pese a esa y a otras acciones, define a su gobierno como democrático y popular (incluso como revolucionario).

Los dirigentes sindicales de los trabajadores mineros asalariados, como si no estuvieran informados (y quizá algunos no estén o estén subinformados) nada importante dicen y nada importante hacen para impedir que se apruebe el proyecto de ley minera que es contrario a los intereses regionales y a los del país, como ha dicho el senador potosino, elegido en las listas del MAS, Eduardo Maldonado. Añadimos que esa ley servirá para continuar e incluso acelerar la privatización de la minería, incluida la nacionalizada. Los principales beneficiarios de ese proceso privatizador y desnacionalizador de la minería boliviana son los cooperativistas-empresarios que desarrollan un capitalismo salvaje, especialmente, en este último tiempo. Son esos cooperativistas-empresarios los que tramitan estos días que se les perdone sus deudas a Comibol y, por tanto, al Estado boliviano. Ése es un ejemplo demostrativo de que ese sector económico se apropia de una parte importante de la riqueza que hemos producido los bolivianos, especiamente, los obreros de nuestro país.

Ahora la mayoría de los miembros de la COB y de la FSTMB, sin que ese comportamiento compartan y/o comprometa a los trabajadores de bases, son aliados de los gobernantes en funciones, del presidente Morales, en primer lugar. Pero en esa alianza esos dirigentes sindicales a lo sumo son “levanta-manos”, acción que parece que incluso le ahorran a esos líderes bien pagados y sometidos por temor a perder los ventajosos puestos que ocupan en la empresa (Comibol, por ejemplo), en el sindicato y en el gobierno.

Dirigentes y militantes de izquierda tienen o tenemos mucho que ver en esa crisis del movimiento sindical de nuestro país.

Sabemos que varios dirigentes de la COB y de la FSTMB, entre otros, pretenden su elección a la Asamblea Legislativa Plurinacional. Algunos de esos dirigentes, como de Cochabamba, han confesado que aspiran a esa elección.

Sin embargo, ni ese apoyo de esos dirigentes sindicales para la elección por tercera vez de Evo Morales, lo que será anticonstitucional, les alcanzará a los oficialistas para conseguir el 74 por ciento del electorado, como sueña el Jefazo.

En realidad el pacto entre Juan Evo Morales Ayma y los dirigentes sindicales aludidos en una acción sin principios, politiquera, que nada tiene que ver con la verdadera política de los explotados y de los oprimidos de nuestro país. Es pues, un pacto electoral de miras muy cortas, que busca la satisfacción de proyectos personales. Ese es el comportamiento chato del pacto político-sindical de esos dirigentes sindicales de este tiempo, con el Presidente, fundado en pocas o sin ideas, sin programa o con plataformas inconclusas, espontáneas antes que organizadas, con fuerza apenas para votar y sin más respaldo social que el de los que venden sus votos.    

La mayoría de los actuales miembros de la COB y de la FSTMB están listos, siempre, para medrar, para buscar la atención de sus demandas personales.

La Paz, 17 de mayo de 2014.

*Periodista

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