Redacción AquíCom
AquíCom/27-07-014) La función del relacionador púiblico y el periodista siempre ha sido “incompatible”, porque mientras el primero tiene como objetivo cuidar y proteger a la autoridad para quien trabaja, el periodista, por el contrario, busca desvelar qué esconde el funcionario.
Más allá de realizar una labor estratégica con los periodistas, para alcanzar sus fines, los relacionadores púiblicos (asesores de prensa y o en comunicación) se convierten en unos verdaderos escollos para la función periodística.
Sólo por poner un ejemplo, en el Viceministerio de Igualdad de Oportunidades, dependiente del Ministerio de Justicia, nunca se puede encontrar a la autoridad del área, la comunicadora (así también se las y se los llamaseña), esa funcionaria siempre está ocupada y en viajes. Esta situación evidencia dos cosas: el temor de la autoridad para encarar una entrevista periodística o la incapacidad de la comunicadora para organizar y asesorar a su superior para que no haga “declaraciones que no corresponden”.
Pero tanto es el “cuidado” que tienen esos comunicadores para evitar que las autoridades cometan deslices, que ellos deciden qué temas pueden abordar, siendo las competencias de los funcionarios más amplias, como ocurre en la Defensoría del Pueblo. La comunicadora no permite que el Defensor atienda entrevistas que no son parte de la coyuntura, aunque tengan que ver con los derechos humanos.
Y —este es un dato desalentador— quienes representan el mayor obstáculo para acceder a una fuente oficial, quienes ponen mayores peros cuando el periodista solicita una entrevista, son nada menos que experiodistas. Quienes antes protestaban por el precario acceso a la información, hoy se constituyen en verdaderos enemigos del acceso a la información. Pero no a la información oficial, que ellos diligentemente producen y envían a los correos electrónicos, sino aquella información que el periodista identifica como una necesidad para conocer y difundir en favor de la sociedad (AquíCom/27-07-014).