Pisando tierra
Marcela Barrios
El 20 de junio de este 2013, luego de más de tres años de juicio, el ex presidente del Concejo Municipal de Sucre, Fidel Herrera, fue condenado a 20 años de prisión por violar a su hija desde que tenía 12 años. La decisión fue emitida por el Tribunal Séptimo de Sentencia de La Paz.
Fidel Herrera fue conocido, sobre todo, por su participación en el denominado Comité Interinstitucional, aquel que pedía la capitalidad plena para Sucre, que organizó varias movilizaciones, que bloqueó las sesiones de la Asamblea Constituyente, que hizo arrodillar a campesinos en la plaza 25 de Mayo (se los semidesnudó y ultrajó), quien se opuso tenazmente a las políticas del actual presidente del Estado, Evo Morales.
Tras todos esos episodios se conoció la denuncia por violación a su hija, contra Herrera, y que fue realizada por su propia hija (la víctima), en el 2010. Al inicio, se trató de que ese caso pase desapercibido; sin embargo, los periodistas que entonces trabajábamos en medios que defendían los derechos humanos de las mujeres realizamos un seguimiento a ese tema y, principalmente, sacamos a luz un hecho de vulneración a la integridad de una niña.
Tras conocer la sentencia, la víctima e hija de esa ex autoridad, que ahora tiene 24 años, pidió a las mujeres bolivianas no quedarse calladas y denunciar casos de violencia, iguales o similares.
Por su parte, el Defensor del Pueblo, Rolando Villena, destacó la actitud de la víctima y la calificó de admirable, toda vez que durante el proceso judicial tuvo que enfrentarse a varias artimañas de los abogados de Herrera. Los mismos habrían intentado desacreditarla, agrediéndola e incluso recurriendo a varias acciones dilatorias, como la suspensión de audiencias. Pero a pesar de esas actitudes se obtuvo la condena.
Sin embargo, este es uno de los pocos casos de violencia sexual que termina con una sentencia. Según datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas, de ONU-Mujeres y UNICEF, el 80 por ciento de los casos de violación sexual en Bolivia quedan impunes y sin ninguna sanción para el autor.
En este mismo reporte, se revela que Bolivia sigue teniendo la segunda tasa más alta de violencia sexual contra las mujeres, en América Latina. El mismo alcanza a 15.2 por ciento y los que más sorprende es que el 80 por ciento de esos casos, no son procesados judicialmene.
También llamó la atención que cuatro de cada 10 mujeres sufran ese tipo de violencia y que cada tres días, muera una mujer sólo por el hecho de ser mujer.
Según un estudio de la Defensoría del Pueblo, siete de cada diez mujeres sufrieron alguna vez abuso sexual en su vida. Ello significa que al año se registran 14 mil denuncias de violencia sexual contra mujeres, niñas y adolescentes.
De ellos el 60 por ciento, o sea 6 de cada 10 ocurren en los hogares de las víctimas. Mientras que de los casos que son denunciados, en los estrados judiciales, sólo el 0.04 por ciento concluyen con una sentencia, un porcentaje mínimo que no llega ni a uno.
Esto significa que la condena a Fidel Herrera es uno de esos “poquísimos” casos que concluyen con una sentencia, mientras que el resto que se denuncia, o se negocian o quedan archivados a raíz de los varios recursos o mejor dicho, “chicanas” que los abogados interponen en favor de sus clientes.
Esto también significa que a pesar de tener varias normas que protegen los derechos de las mujeres bolivianas y que están en el marco de los convenios internacionales, aún existen fallas en su aplicación y que la justicia obedece a un lineamiento político partidario (básicamente del partido en función de gobierno) que prioriza los casos denominados emblemáticos o de revanchismo contra el opositor.
Los derechos de las mujeres sirven de poco o de nada a las mismas mujeres, principalmente, cuando la coyuntura o los intereses políticos son más importantes para las autoridades y gobernantes (AquíCom 02-07-14/MTBB).