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A Bolivia le hace falta otra alternativa

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Loyola Guzmán

El viernes 4 de julio el señor Rafael Puente escribió ¿Y qué esperaba, compañera Loyola?

No quiero iniciar una polémica, pero como él juzga mis acciones, califica y descalifica las mismas, tengo el derecho a la réplica y me permito explicar mi posición.

Son varias décadas de militancia política partidaria y de defensa de los derechos humanos, por convicción, porque creo que vivimos en un mundo injusto y desigual y que cada uno de los seres humanos en cualquier parte del mundo debe hacer algo para cambiarlo. No lo he hecho para constituirme en un símbolo, sino  para dar mi granito de arena en la construcción de un mundo mejor.

He sido militante de la Juventud Comunista y posteriormente del Ejército de Liberación Nacional. Felizmente no soy dogmática ni sectaria y estoy convencida de que la mente abierta y sin prejuicios permite avanzar con el mundo y sus cambios.

Por ello en este momento considero que el “Proceso de Cambio” no es tal, ya que vivimos en un país con gobierno autoritario, con irrespeto a los derechos humanos individuales y colectivos, sin independencia de poderes, con una ausencia total  de justicia, una demagogia enorme ante los pueblos indígenas, una política contradictoria e hipócrita en relación al medio ambiente o la Madre Naturaleza, una permanente violación a la CPE impulsada por el MAS. Todo ello conforma un Estado que no corresponde a mis ideales.

¿Qué hacer ante esta situación? Hay varias opciones: estar de acuerdo y apoyar al gobierno del MAS; ser crítico de algunas cosas pero no hacer nada para corregirlas; ser opositor y callarse; o ser opositor y hacer una propuesta.

Me decidí por la última opción: me opongo al gobierno y planteo una alternativa. En esa línea un conjunto de ciudadanos de agrupaciones ciudadanas regionales y colectivos de reflexión durante dos años, analizamos la situación de Bolivia y finalmente decidimos construir un Frente Amplio y para ello  se INVITÓ al Movimiento Sin Miedo y posteriormente a Unidad Nacional. El primero no aceptó y decidimos avanzar con el segundo.

No proponíamos un frente de izquierda revolucionario, sino una organización donde participemos muchos diferentes para construir una “institución para la democracia”. Qué significa ser democráticos entre nosotros, tener una dirección colegiada sin jerarquías, elaborar en conjunto la visión de país, las normas internas, considerar que vivimos en un mundo globalizado y que ya no somos sólo ciudadanos de este país llamado Bolivia, sino ciudadanos del mundo; que no sólo hay derechos humanos, sino que hay otros seres vivos que también tienen derechos que deben ser respetados.

Este tipo de institución es incomprensible para quienes siguen dividiendo el mundo entre la izquierda (los buenos) y la derecha (el mal), cuando es más importante la diferencia entre una izquierda o derecha democrática y una izquierda y derecha NO democrática, como la que está encumbrada en el poder.

Comenzamos a construir el Frente Amplio, pero en la conformación del FA confluyeron dos proyectos políticos:

1. Un proyecto: la candidatura de Samuel Doria Medina. Para UN, el FA es una alianza electoral destinada a fortalecerla y propició otras alianzas electorales que le dieran mayor capacidad de negociación para la alianza más importante con el MDS.

2. Para las otras organizaciones  el FA es el propósito de conformar – desde las regiones y reconociendo sus diversos liderazgos, visiones y circunstancias locales– una sola fuerza política nacional de largo aliento.

Estos dos proyectos pueden  ser compatibles en lo que concierne a una alianza electoral, de carácter táctico, pero han demostrado ser incompatibles en términos estratégicos.

Es cierto que propugnamos la unidad mayor con MSM, UN y MDS, por ello la razón para romper no fue la alianza UN con MDS, sino la forma cómo se hizo, con vetos y criterios de ¨unidad excluyente¨, que no es la base de una alternativa programática, con principios, sólida y que vaya más allá de octubre del 2014.

No salimos porque no nos dieron cuotas para la Asamblea Legislativa Plurinacional y en mi caso no fue porque no me ofrecieron la vicepresidencia. El 2005, como a varias personas, el MAS por medio de Julia Ramos, me invitó a ser candidata a la vicepresidencia con Evo Morales, yo agradecí y no acepté.

Los que propusimos la construcción de este nuevo tipo de organización política no somos ni ingenuos, ni desesperados, ni oportunistas. Sabemos con quiénes nos uníamos, seguimos creyendo en el ser humano, más allá de las descalificaciones simplistas, y pese a esta experiencia, consideramos que a Bolivia le hace falta otra alternativa y es necesario construirla.

La Paz, 5 de julio del 2014.

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