Bonifacio Barrientos o Boni Chico
Por: Roberto Ibargüen Chávez
Acabo de leer en Erbol que murió Bonifacio Barrientos, Capitán Grande de la Capitanía Guaraní del Alto y Bajo Izozog, y penúltimo Capitán Grande de esos que vienen de dinastías largas y que ocuparán un significativo lugar en la historia pasada y reciente del pueblo guaraní.
Boni Chico, como lo conocían en las comunidades del Izozog: por eso de ser el hijo del famoso Capitán Grande Bonifacio Barrientos Iyambae, también conocido como Sombra Grande por haber conseguido la paz entre el pueblo guaraní y el pueblo ayoreode, y ser el fundador de la Confederación Indígena del Oriente Boliviano CIDOB; fue sin duda un controversial personaje capaz de despertar rencores, broncas, solidaridades y mucha admiración de quienes tuvimos el honor de trabajar y viajar con él, así como de compartir algunas reuniones de análisis político y sonoras fiestas, tanto en las comunidades del Izozog, en comunidades de otras capitanías y en otros lugares del país.
Sus méritos como Capitán Grande, si se lo considera desde una perspectiva occidental, fueron el haber conseguido consolidar el territorio de las comunidades del Izozog como Tierras Comunitarias de Origen. El haber creado el parque nacional Kaa-Iya de más de tres millones de hectáreas, consiguiendo además que la Capitanía del Izozog sea coadministradora del mismo. La creación de la fundación Ivi Yambae que le permitió, a la Capitanía, conseguir recursos económicos para tener mayores niveles de autonomía y también muchas otras obras de menor dimensión como carreteras, centros de salud y educación, con enfoque intercultural y administración compartida, etc.
Pero si consideramos sus méritos, así como él los veía y que me comentó alguna vez, éstos estuvieron más bien vinculados a su capacidad para mantener durante cerca de tres décadas la eternamente frágil unidad de las comunidades que conforman una Capitanía Grande, para lo cual hay que tener mucho más que simple astucia. Haber logrado mantener los grados de autonomía que esta capitanía tuvo desde aquellos remotos tiempos en que el pueblo guaraní sufrió su última derrota militar frente al Estado republicano, constituyéndose para esto en un negociador sagaz, tanto con las autoridades estatales como con los funcionarios de la cooperación internacional y las ONG. Haber sido un promotor permanente de la unidad del pueblo guaraní, tanto en el país como fuera, apoyando para eso la creación del Consejo de Capitanes Guaraníes de Bolivia, estableciendo una relación fraterna y de apoyo con la población guaraní de Paraguay, Argentina y Brasil, y constituyéndose en un pilar fundamental de la unidad y acción de la Central de Pueblos Étnicos de Santa Cruz (CPESC).
Pero sin duda, por lo que yo más recordaré a Boni Chico, si no lo interpreté mal, es por haber enseñado con vocación de maestro a muchos técnicos “analfabetos” (entre los que me incluyo), a comprender y respetar otra cultura, más que con palabras y sermones al respecto, con una suerte de actitud cotidiana, que te permitía cuestionar tus valores socialmente adquiridos en lo que tenemos de cultura occidental los bolivianos y apreciar los valores de otra cultura: casualmente de una cultura tan valerosa como la del pueblo guaraní; mostrándonos como sus comunidades y él, luchaban cotidianamente contra los intentos de colonización en cada actitud, lugar y tiempo, a pesar de saber que era una lucha perdida; porque, cuando se trata de la vida y de la cultura, debe construirse una forma de ser, que nazca de lo que uno defiende porque uno lo quiere, tomando lo que uno considera que hay que tomar y aceptando lo que no queda más que aceptar y no las “pendejadas” que se hacen en nombre de la descolonización.
En todo caso, ahora que se murió, espero que la gente del Izozog, esa gente libre o sin dueño que es la traducción de lo que la familia de Boni Chico, decidió llevar como uno de sus apellidos (Iyambae), sepa continuar con su tradición de lucha y lo entierren mirando a donde nace el sol, como se entierra todo buen guerrero guaraní.