De sábado a sábado (232)
Remberto Cárdenas Morales*
Lo que se hizo y se dejó de hacer en las elecciones para gobernador en Beni, desde el gobierno y desde la oposición, fue un ensayo regional de lo que podría suceder para las elecciones generales de 2014, en sus tendencias principales y con las naturales particularidades.
Allí hubo una confrontación electoral, entre oficialistas y opositores, como suceden otros fenómenos político-sociales en nuestro país, en el que se hacen las cosas como salgan, para decirlo con la expresión de Xabier Askargorta, el entrenador de la Selección Boliviana de Fútbol.
Los oficialistas intentaron dar la batalla en un terreno en el que son más fuertes: cuentan con electores para lo que no se necesita mucha organización, ni sólida unidad, sólo alguna conciencia, ciertas referencias programáticas y candidatos o candidatas incluso con trayectoria dudosa, con alianzas discutibles, con campañas electorales que mezclan viejas prácticas fraudulentas con el uso de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación para que los postulantes al cargo electivo aparezcan de día y de noche en los medios de difusión.
Específicamente, en la campaña de Jessica Jordan, para la gobernación beniana, los gobernantes consiguieron una alianza con una fracción de la derecha (empresarios ganaderos y madereros) de vieja data: Guiteras y Majluf, entre ellos. Alianza de la que participaron, además, grupos menores de la izquierda que sobrevive en Beni, como algunos militantes del Partido Comunista de Bolivia (PCB); dirigentes sindicales que integran la Central Obrera Departamental, como los profesores influidos por el PCB; dirigentes de los colonizadores, situados sobre todo en Yucumo; políticos del MNR y de ADN-Podemos, antiguos y más o menos nuevos actores de la política en esa parte de Bolivia. En suma, nos referimos a una “alianza de clases” de este tiempo y de una alianza política electoral que implica una conciliación de intereses materiales de las clases sociales concurrentes: militantes y ex militantes del PCB saben cuánto les ha constado compartir actividades electorales con políticos con los que durante décadas estuvieron enfrentados. Los militantes del MAS quizá se sintieron más cómodos en una “junt’ucha” (en la que estuvieron ¿y están? juntos y revueltos) con izquierdistas y derechistas porque creen, erróneamente, que así sirven mejor al pueblo, No perdemos de vista que voceros del MAS se niegan a explicar el porqué de esos pactos porque cuando evalúan las elecciones, que comentamos, hablan o a veces escriben con pseudónimo que en Beni se consolidó la fuerza electoral del MAS e incluso tienen el descaro de difundir entre sus integrantes que casi han ganado la consulta o que han ganado más electores. (Luego de la derrota de los argentinos por los ingleses, en la Guerra de las Malvinas, algunos de aquéllos decían que no habían perdido esa guerra sino que ocuparon el segundo lugar, a pesar de los muertos, lo que era una broma de malísimo gusto; guerra que fue declarada por el ex dictador argentino Leopoldo Galtieri, con el propósito de conseguir apoyo a los militares marcadamente desacreditados en ese país).
¿Qué unidad hubo entre esos grupos sociales y políticos, del bloque oficialista, en esas elecciones benianas? Entendemos, según los datos a la vista, que la alianza de los gobernantes con los grupos sociales y políticos señalados, tan diversos y discordes, es una manifestación de los acuerdos que avanzan en todo el país entre los medianos propietarios con empresarios criollos y transnacionales, bajo la dirección de los inquilinos del Palacio Quemado. Ese acuerdo entre Evo Morales y varios empresarios viene desde antes de la victoria electoral del Presidente en el 2005: lo confirman el ex ministro de Obras Públicas, Salvador Ric, así como varios empresarios medianos de El Alto y de La Paz (algunos son diputados). Ocurre que no estuvimos atentos ante esos pactos, pero de esa falta de observación crítica debemos responder nosotros.
Sobre la oferta electoral de la reina y modelo, J. Jordan, en realidad unas ideas sueltas, sirven como muestra de lo que la candidata a la gobernación beniana declaró tras de ser proclamada candidata por el MAS a la Gobernación de Beni. Citamos:
“Lo que más queremos es nuestros caminos, sobre todo queremos el camino San Borja-Trinidad, es una de las propuestas que tenemos”.
En 2010, J. Jordan, cuando fue postulada por primera vez para ese cargo y para el diario cochabambino Los Tiempos, dijo: “Desde la gobernación se generará una agenda de trabajo conjunto que garantice la seguridad jurídica para las inversiones del sector privado, la soberanía alimentaria y la generación de empleo…”
Según el matutino de Cochabamba, Jessica dio cuenta de una reunión suya con empresarios benianos a los que les ofreció el Banco de Desarrollo Productivo para promover el crecimiento económico de ese departamento y, particularmente, en beneficio de “empresarios medianos y grandes”. Ofreció, asimismo, el fortalecimiento de las empresas establecidas en Beni.
Ese anuncio hecho por la candidata Jordan en 2010 se materializó en el último tiempo. Con la franqueza que quizá incomodó a miembros de su acuerdo electoral, confesó para el diario paceño La Razón:
"Tenemos la gran satisfacción de decir que el sector ganadero nos está apoyando, empresarios benianos nos prestan sus avionetas, porque eso es lo más complicado para los viajes; otros nos regalan poleras, otros afiches, y nosotros también hacemos colecta entre los compañeros del MAS".
Casi la tercera parte de los electores benianos dejó de participar de las últimas elecciones benianas, lo que tendría que preocupar sobre todo al Presidente que de cuando en cuando señala que quiere urnas en vez de armas. Para el diario gubernamental Cambio (LP-25-I-13) ese ausentismo es una derrota de Beni, criterio que es al menos de una parte de los gobernantes.
En cuanto a los 16.000 cosechadores de castaña en el noreste boliviano (otros hablan de más de 20.000), que no participaron de la consulta electoral, con una ligereza que ya no es novedad, el mismo diario Cambio afirma “… que muchos de los hacendados prefirieron velar por sus intereses económicos y mandar a miles de castañeros a que ingresen al monte la semana de elecciones, lo que dejó un hueco de aproximadamente 16.000 electores”. Les informamos a los colegas de Cambio que familias de zafreros de castaña, en esa región de la patria, realizan esa actividad productiva cada año, realidad de la que fueron advertidos los gobernantes hace tiempo por benianos que conocen mejor su realidad que otros que se apoyan en supuestos. Éstos quizá no sepan que entre diciembre y marzo debe cosecharse la castaña y no en otro tiempo sin elecciones.
Tomamos nota de la ilusión de los gobernantes que, como algunos dijeron para otros medios de difusión, que esos 16.000 o más cosechadores de castaña pudieron asegurar la victoria electoral de J. Jordan.
Dinero y rifas han servido también para inclinar las preferencias electorales en favor de la candidata Jordan. Ese elemento nos preocupa porque los oficialistas trataron de comprar votos, es decir, trataron de comprar las elecciones para “ganarlas” con esos medios reprochables. Se nos dirá que esas prácticas no son nuevas en Bolivia y menos en Beni, a lo que respondemos que los gobernantes actuales debieron evitar ese comportamiento, pero nos convencemos de que eso es como pedir que de la coca extraigan aceite de olivo.
El uso de los recursos estatales (como vehículos oficiales) o que la candidata Jordan asista a la entrega de obras con el Presidente boliviano, se llama abuso de poder, en lo que incurren casi cotidianamente los gobernantes lo que, sin embargo, esperamos que ayude a la gente sencilla a entender correctamente el comportamiento de Evo y sus parciales, mejor dicho, sus “llunk’us”.
Sobre la victoria de la derecha, nueva y vieja, en las elecciones benianas lo que, lamentablemente se esperaba, a nosotros nos recuerda la obligación del pueblo: con urgencia tiene que articular otra unidad de veras democrática, popular, antiimperialista y revolucionaria, para enfrentar las acciones que cada día se plantean como insoslayables en una lucha de clases incesante que tiene lugar en el país, más allá de la voluntad de los que desde el poder o de otra trinchera la consideren inexistente.
Creímos y creemos que la candidatura de Pedro Nuni, un indígena de las tierras bajas de Bolivia, debe servir para la constitución de esa nueva unidad de los empobrecidos. En esa dirección la consigna de enfrentar, en Beni, a los patrones de la derecha y a los autoritarios del MAS nos pareció y nos parece correcta. Ante los resultados electorales, precisamente, los autoritarios no deben batir palmas porque Nuni haya obtenido menos del 3 por ciento de apoyo electoral; cifra un poco menor de la que el MAS obtuvo en Beni en 2002. Pero más allá de las cifras, para nosotros Nuni y el MSM plantaron banderas lo que, no obstante, no basta para gratificarse sobre si hubo, como que hubo, los que creyeron (y se equivocaron) que el recibimiento paceño a los marchistas de la VIII caminata (reprimida en Chaparina por orden o consentida por Evo Mortales) se iba a manifestar en las urnas benianas. En lo que para nosotros es un ensayo —las elecciones a la gobernación de Beni— las lecciones deben aprenderlas muy bien los organizadores de la candidatura de Nuni y los que la apoyaron.
Seguramente todos aprenderemos de las jornadas electorales para las elecciones del gobernador de Beni. Nosotros esperamos que el pueblo aprenda más. Por ejemplo, por quienes no debe votar porque organizan alianzas con los patrones, añejos y nuevos del Beni, las que apuntan en contra de los verdaderos intereses regionales, populares y plurinacionales.
*Periodista
La Paz, 26 de enero de 2013.