Redacción de Aquí
El martes 22 de enero el gobierno del MAS intentó retomar las movilizaciones que hubo en los primeros años del gobierno de Juan Evo Morales Ayma.
Desde el día anterior, los ministros de Culturas y de Trabajo, Groux y Santalla, respectivamente, anunciaron que después del informe de gestión del Presidente, habría desfile cívico-militar, para culminar en un espectáculo grupos musicales.
El grueso de los asistentes a la Plaza Murillo fueron organizaciones sindicales agrarias que vienen obligadas, cuya asistencia es controlada por los dirigentes de las comunidades mediante listas o el reparto de fichas a cargo de los dirigentes; en el campo el control es rígido: los inasistentes son sancionados con trabajo o multas pecuniarias.
También estuvo presente en la concentración una cantidad menor de empleados públicos, obligados a concurrir con la amenaza de “tomaremos en cuenta a los que no asistan”. Éstos fueron citados a las 9 de la mañana.
El tercer grupo (éste sí estaba entusiasta) estaba formado por turistas que no dejan de asombrarse del despliegue de campesinos con trajes folklóricos los que son registrados fotográficamente como recuerdo de su travesía por estos lares.
Alrededor de la 10:30 empezó el Presidente a leer su informe de gestión, que en muchos momentos, como en anteriores veces, comparó cifras del ámbito productivo y financiero con los de gobiernos anteriores, remontándose incluso a los años 90.
Conforme iba pasando el tiempo, los asistentes deambulaban la Plaza en busca de algo de beber para refrescarse o de comer, comentaban hechos que no tenían nada que ver con la fecha. No pocos contaban de tiempo en tiempo los minutos que pasaban: ya es media hora; ya está hablando una hora; ya son dos horas y ¿cuánto más hablar? Hacia el medio día se escuchó un parlante con la voz inaudible del primer mandatario, quizá por deficiencias técnicas de las instalaciones.
El informe de más de cuatro horas no llegó a los asistentes a esa Plaza y muy pocos se habrán enterado que el plan de gobierno se proyecta hasta el 2025, es decir, para los próximos 13 años fecha en que, según Morales, dejaremos de ser pobres, seremos absolutamente independientes y, sobre todo, gozaremos de la “felicidad plena, de nuestras fiestas, nuestra música, nuestros ríos, nuestras selvas, montañas, nuestro aire limpio y nuestros sueños…” y del mar.