El club de Paulo Abrão
sábado, 5 de septiembre de 2020
A mis 10 años, en el garaje de mi casa en Obrajes, tenía un “club de detectives” con tres amigos del barrio. Nos reuníamos dentro de una enorme caja de madera que quedó de un traslado, para leer a la luz de una candela las novelas de Enid Blyton (famosa por la serie El club de los 5, que vendió 600 millones de ejemplares) y para inventar inocentes conspiraciones.
Recuerdo eso cuando pienso en Paulo Abrão, hasta ahora Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), quien pasó su gestión inventando con su club de amigos conspiraciones nada inocentes, más bien dañinas para la paz y la convivencia en la región latinoamericana. Recientemente, cuando la OEA no quiso renovar su contrato, hizo un berrinche de adolescente y movió todos sus contactos para conseguir apoyos de instituciones como Clacso, venida a menos desde su adhesión al peronismo conservador.
Gente como Paulo Abrão, con una carrera meteórica que logró trepando con escalera gracias a apoyos políticos, suele luego hacer maromas para prorrogarse en sus cargos.
Por eso mismo nunca respondió a la consulta que le hicieron repetidas veces sobre el intento de prórroga de Evo Morales, contra lo que dice la Constitución Política del Estado. Años después de que le hicieran esa pregunta me queda claro que Abrão no respondió porque estaba planeando su propia prórroga, su última posibilidad de ocupar un alto cargo en la burocracia internacional. A partir de aquí, lo que le espera en un camino de bajada.
La mala fe de Abrão la señalé en otro artículo en estas mismas páginas: convirtió a la CIDH en un club de amigos que responden obsecuentemente a las decisiones que él toma de manera inconsulta.
Su ojeriza con la democracia boliviana y su defensa del régimen corrupto y autoritario de Evo Morales son bien conocidas. La CIDH no censuró las violaciones de derechos humanos y las arbitrariedades cometidas por el “jefazo”, con quien Abrão mantenía afinidades temperamentales. De 115 solicitudes de medidas cautelares, la CIDH solo aceptó tres en 14 años de régimen autoritario. Se pasó por el arco la masacre del hotel Las Américas y la de El Porvenir, la represión en Chaparina y de los discapacitados, o el hostigamiento hasta la muerte del Ingeniero Bakovic, entre otros casos que, a lo largo del régimen de Morales, suman cerca de 150 fallecidos.
Cuando el pueblo boliviano se rebeló contra el fraude electoral y el autócrata pedófilo escapó de Bolivia después de renunciar públicamente a su cargo, Abrão pulió su microscopio para observar cualquier desliz que pudiera cometer el gobierno constitucional provisional que asumió el poder para garantizar elecciones libres, transparentes y democráticas.
Desde el fraude de octubre 2019, Abrão miraba la realidad boliviana con un solo ojo. Con una lupa agrandaba los hechos que dañan al proceso de retorno a la vida democrática y cerraba el otro ojo para no ver los actos de terrorismo que alienta Evo Morales en plena pandemia, para impedir las elecciones generales y crear un clima de zozobra y miedo en Bolivia.
Paulo Abrão no es trigo limpio, no es una persona en la que se puede confiar. Es un arribista manipulador, cuya estrategia ha sido sumarse a quienes crean inestabilidad social en Bolivia.
Ni siquiera consultaba con otros en la CIDH: en pocas horas exigió “medidas cautelares” para la actual Defensora del Pueblo, que ya lleva meses prorrogándose en el cargo (como el propio Abrão quiso hacer). Cuando visitó Bolivia, diputados del MAS lo llevaron de la mano para mostrarle lo que a ellos les convenía que viera: Senkata, donde hubo un enfrentamiento entre grupos violentos que al grito de “ahora sí, guerra civil” trataban de impedir el abastecimiento de combustible para la ciudad de La Paz y atacaban la planta de gasolina y gas, que de estallar habría afectado un radio de 5 kilómetros.
Del mismo modo, Abrão exigió proteger a cocaleros del Chapare que subieron hasta Sacaba para cercar la ciudad de Cochabamba y fueron repelidos por la población y por las fuerzas del orden.
Ninguna de esas razones figura en el expediente que justifica la salida de Abrão de la CIDH, sino su vergonzosa actitud con funcionarios de esa misma institución, que se quejaron públicamente del acoso de que han sido objeto por parte del oportunista secretario a quien se acusa también de manipulación de contrataciones. En total, 61 denuncias documentadas.
Señor Abrão, ya no me escriba un mensaje privado, como hizo la vez pasada, tratando de justificarse y de explicarme lo honesto que es, porque su comportamiento dentro y fuera de la CIDH demuestra todo lo contrario.
*Escritor y cineasta.
@AlfonsoGumucio
Una candidatura de patrones
Erick R. Torrico Villanueva*
lunes, 31 de agosto de 2020
Una de las candidaturas inscritas para las elecciones nacionales de este 2020, aquella que dice reivindicar la existencia y los derechos de los pueblos tradicionales en el país, representa en la práctica justamente lo contrario.
El binomio que la integra tiene como personaje principal a un delegado del grupo de los sectores medios urbanos que se apropió del “gobierno de los movimientos sociales”, mientras que el secundario, que expresa parcialmente a esos pueblos, ha sido relegado y condenado a las sombras y el mutismo. Pero esta reproducción política de las jerarquías discriminadoras requiere para su comprensión algo de contexto.
“¿Qué hace el indio por el estado? Todo. ¿Qué hace el estado por el indio? ¡Nada!”, preguntaba y afirmaba Franz Tamayo hace 110 años, aunque en tono magnificado, con lo cual sin embargo señalaba un problema estructural de la sociedad y el Estado bolivianos que se mantiene irresuelto.
En apariencia, esta histórica cuestión, que viene a ser la “cuestión nacional”, iba a ser superada con la puesta en marcha del “Estado plurinacional”, que para 2009 se consideró una idea más avanzada que las del multiculturalismo y la interculturalidad ensayadas al menos desde 1994. Como garantía de ello se tenía, además, el gobierno del “primer presidente indígena”. Los hechos, empero, mostraron y prueban que aquello no pasó de ser un recurso propagandístico de los que se instalaron en el poder a inicios de 2006.
Es claro que la manera excluyente en que fue organizada la sociedad colonial no fue alterada por la independencia política criollo-mestiza de comienzos del siglo diecinueve y que la revolución modernizadora de 1952, el retorno a la democracia en 1982 ni el “proceso de cambio” 2006-19 actuaron en vista a su transformación efectiva. Así, el problema de la dominación social heredado del tiempo anterior a la república y prolongado por ella, generador además de la incompletitud de la nación boliviana, continúa como la gran asignatura pendiente de la política y el Estado en el país.
La condición de colonialismo interno –que supone la continuación de la explotación de los pueblos subordinados y la vigencia de unas relaciones racializadas– es uno de los cimientos sobre los que se irguió la vida republicana, hasta el presente. Tal condición constituye un mecanismo de infravaloración y desconocimiento de la otredad que sirve de soporte al aparato de sumisión que manejan los controladores del poder.
El antecedente hay que hallarlo en el establecimiento de la relación señorial colonial, con “señores” o “patrones” que se adueñaban de las posesiones, el trabajo y los cuerpos mismos de sus “siervos”. Mas esta práctica reencarnó sucesivamente en la figura del pongueaje hasta 1952, en la utilización de las masas obrero-campesinas por el Movimiento Nacionalista Revolucionario hasta su caída en 1964, en el “pacto militar-campesino” que empezó entonces y se extendió durante la dictadura de Hugo Banzer (1971-78) o en la más reciente y prolongada cooptación de las organizaciones sindicales y campesinas por el club gobernante que renunció en noviembre de 2019.
Este último esquema político, que todavía se encuentra en proceso de descomposición, apeló a una retórica “indigenista” y anti-discriminadora no sólo para usufructuar del poder sino, quizá peor aún, para asegurar en Bolivia la pervivencia del proyecto tradicional de dominación interna y dependencia externa.
Las propuestas contestatarias del indianismo que buscaba resignificar el término “indio” en clave de liberación social incluso radical, o del katarismo que apuntaba a construir una sociedad de ciudadanos iguales en una democracia anticolonial, fueron oportunistamente ignoradas o empleadas para nutrir un discurso que cada vez coincidía menos con la práctica real. Los nuevos “señores” se montaron en las espaldas de los “siervos” haciéndoles creer que gobernaban obedeciéndoles.
Variados estudios y análisis sobre el tema hablan de la “falsa descolonización”, el “Estado plurinacional aparente”, los “resultados trastrocados”, el “confuso socialismo comunitario”, la “recreación del momento constitutivo del colonialismo” o la “reconstitución de la dominación” atribuibles al gobierno que se derrumbó en noviembre pasado (véase, por ejemplo, las publicaciones del colectivo alteño Willka, de Teófilo Choque, Fernanda Wanderley, Nicómedes Sejas, Luis Tapia o Huáscar Salazar).
Lo vivido desde octubre de 2019 en la política nacional aporta evidencias al respecto. Que ciertos grupos, sin importar la suerte que corrieran, hubiesen sido empujados a las calles o carreteras para tratar de salvar los privilegios de un pequeño círculo de beneficiarios, al igual que ocurrió hace escasas semanas, o que la mayoría parlamentaria subsistente –cuya sola presencia es ya la negación del absurdo de que hubo un “golpe”– haya vuelto a su estado anterior de manipulación luego de un brevísimo ínterin de autonomía que no supo aprovechar, son parte de esa utilización típicamente colonial.
Y este espíritu señorial está traducido en la candidatura señalada: entre los patrones designaron a un reemplazante de su desgastada imagen-símbolo para que aparezca en las papeletas de votación y éste se alzó de inmediato como patrón del subordinado aymara, ese que en un primer momento tuvo la osadía de proponerse a sí mismo como el que debía ser elegido.
En nada ha cambiado la condición de la vieja “masa disponible”. Tras el más reciente fracaso de los bloqueos inducidos, algunos de sus miembros empiezan a darse cuenta de que fueron usados y “traicionados”, pero eso todavía no indica que dejarán de votar por el candidato de corte señorial que les han impuesto.
*Especialista en Comunicación y análisis político
Twitter: @etorricov
¡CHAU PAULO ABRÃO! El encubridor de los crímenes de Evo Morales fue despedido de la CIDH
miércoles, 26 de agosto de 2020
Amalia Pando
El brasileño Paulo Abrão dejó la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) por decenas de denuncias de acoso laboral y manipulación de concursos y contrataciones, informó el propio Luis Almagro, Secretario General de la O. E. A.
Al margen de los motivos, su retiro le hace bien a la causa de los derechos humanos. Abrão puso a la CIDH al servicio de Evo Morales. Encubrió sus crímenes durante 14 años y fue parte de la movida internacional contra la Revolución de las Pititas.
En los 14 largos años del régimen de Morales, la CIDH recibió 115 pedidos de medidas cautelares. Aceptó solo tres. En cambio, en primeros ocho meses del gobierno de Janine Añez recibió 10 demandas de los militantes del MAS. En tiempo récord concedió protección a la Defensora, a la alcaldesa de Vinto, que bloqueó la salida de oxígeno con camiones de su municipio, y a la abogada del régimen, Mary Carrasco. Hay otras 4 denuncias admitidas y en proceso de resolución y 3 descartadas.
Llegó al extremo de poner “me gusta” a un tuit de Evo Morales del 28 de julio que decía que los bolivianos debíamos sobrevivir en el abandono. La Procuraduría General del Estado, protestó por esta descarada parcialidad. En respuesta, primero recibió una justificación evasiva y finalmente, un mes después, tras otro persistente reclamo, la CIDH dijo que fue un “accidente involuntario”.
El procurador, José María Cabrera, acusó a la CIDH dirigida por Abrão, de “sesgada y política, y en consecuencia injusta“ y puso como ejemplo su actuación a dos hechos: el 20 de febrero el ex Defensor de Pueblo, Waldo Albarracín pidió medidas cautelares porque el 10 de noviembre de 2019 las hordas masistas destruyeron y quemaron su casa poniendo en riesgo su vida y la de toda su familia.
Arde la casa de Waldo Albarracin, 10 de noviembre de 2019.
El 28 de febrero, un ciudadano argentino, Adair Pinto, que se hace pasar por periodista, presentó también ante la CIDH otro pedido similar porque en un karaoke de Cochabamba tuvo un altercado de borrachos con jóvenes de la llamada “resistencia cochala ".
Sin sonrojarse, Abrão concedió primero medidas cautelares al argentino y para acallar las críticas tuvo después que pronunciarse sobre la demanda de Albarracín.
ABRÃO EN OCTUBRE Y NOVIEMBRE
Abrão con los familiares de las víctimas de Sacaba
La fotografía de Abrão con los familiares de los muertos en Sacaba en noviembre de 2019 sintetiza el informe de la CIDH sobre la violación de los Derechos Humanos en noviembre de 2019, tras la huida de su jefazo Evo Morales.
Abrão no consideró los 12 muertos y centenares de heridos a bala, piedra y palo que dejó Evo Morales en octubre/19, antes de abandonar el gobierno, y se abocó a condenar la muerte de una veintena de jóvenes en Senkata y Sacaba, como los únicos hechos de ese noviembre de terror. No condenó los incendios de casas, entre ellas la de Waldo Albarracín, y un centenar de buses municipales, ni los atentados terroristas en el gasoducto en Bulo Bulo y en la planta de Senkata que pudo explotar como ocurrió últimamente en Beirut. Abrão no quiso ver los hechos, los videos y el beneficio político que Evo Morales sacó con los muertos que él mismo causó para victimizarse ante la opinión pública internacional.
Abrão guardó las grabaciones en las que Evo presidente y Evo auto exiliado ordenó matar de hambre a las ciudades que se habían levantado contra su gobierno, una actitud criminal que ha continuado en estos días de voraz pandemia en los que el jefazo ordenó a su gente, sin miramientos, pena ni consideración, salir a bloquear inclusive ambulancias y tanques de oxígeno.
LA MASACRE DEL OXÍGENO Y LA HAYA
Es responsable del contagio masivo de campesinos e indígenas que acataron la orden de bloquear todo el país, y de la muerte de su propia hermana Esther, como de otros pacientes de Covid-19 a quienes los bloqueos les privaron de oxígeno y murieron durante las dos semanas que duró su macabra aventura.
En la Haya, ante la Corte Penal Internacional, a iniciativa del abogado boliviano Alfonso Dorado, cursa una denuncia por genocidio contra Evo Morales, basada en un centenar de hechos sustentados en videos y grabaciones de audio obtenidos entre el 27 octubre al 20 de noviembre de 2019, entre ellos, las dos órdenes para cercar las ciudades. A esas denuncias, que están sometidas a un examen jurídico por la Fiscalía de ese tribunal internacional, habrá que agregar la Masacre del Oxígeno, ordenada por Morales y cumplida por sus secuaces.
ADIOS A ESTHER
El 16 de agosto, Morales publicó un tuit por la muerte de su hermana Esther en Oruro: “Por qué tanto odio, racismo y persecución política que me impiden ver, por última vez, a mi única hermana, para mi Esther fue mi madre. “
Otra vez, Evo la víctima, cuando ese mismo día, al igual que su hermana, murieron otros 55 padres, madres, hermanos , hijos amados, asfixiados todos por el COVID-19 y los bloqueos ordenados por Evo Morales.
14 AÑOS DE VIOLACIÓN PERMANENTE DE LOS DERECHOS HUMANOS.
Abrão y la CIDH bajo su conducción, encubrieron los crímenes cometidos durante el régimen de Evo Morales que fueron muchos y que segaron la vida de un centenar personas y privaron de libertad a tantos otros.
La CIDH es un organismo muy importante, o debió serlo, para los ciudadanos de un país que no tienen otra instancia donde acudir porque todo el aparato estatal está controlado por una sola persona o partido y el aparato judicial no es sino un apéndice de los intereses del poderoso de turno.
Evo Morales nos arrebató inclusive esa posibilidad al obtener los favores a Paulo Abrão. De 115 denuncias, atendió tres.
IMPUNIDAD PARA HECHOS MACABROS
Ha pasado tanta agua bajo en puente que ya muchos olvidaron cuánto sufrimiento causó Evo Morales mientras él disfrutaba de sus quinceañeras, palacios, helicópteros, viajes alrededor del mundo, y un avión presidencial para impresionar a sus jóvenes preferencias.
DE RÓZSA A CHAPARINA
El 16 de abril de 2009 ordenó la matanza del Hotel Las Américas. Ejecutó a tres personas, en un caso tan sórdido, aún no esclarecido oficialmente, en el que su gente contrata a Eduardo Rózsa Flores para tender una trampa a la cúpula político-empresarial de Santa Cruz, y luego lo manda matar.
Brutal represión a la Quinta marcha Indígena
El 25 de septiembre de 2011 desató la más brutal represión contra una marcha indígena del oriente en la localidad de Chaparina. Cinta masquin acallando los gritos de los apaleados, bebes arrancados de los pechos de sus madres, y dirigentes presos, perseguidos o comprados. Y él, “enterándose” por la televisión y echándole la culpa a las rotas cadenas de mando de la policía.
BAKOVIC Y LOS DISCAPACITADOS
De ahí en adelante, la “ cultura del diálogo” fue enterrada junto a decenas de víctimas del abuso de poder. En 2013, fallece José Maria Bakovic de un ataque cardíaco cuando amenazado lo obligan a viajar a La Paz. Fue perseguido hasta la muerte con 77 procesos judiciales.
Brutal represión a los discapacitados
En 2016, después de haber perdido el referendo y matado a 6 personas en el incendio de la Alcaldía de El Alto, lanzó la más brutal represión contra los también más indefensos, los discapacitados. Recordar ese sufrimiento, con las sillas de ruedas volando por el aire y los inválidos siendo arrastrados y ensangrentados, era el anticipo de todo lo que Evo Morales era capaz para mantenerse en el poder.
RODOLFO ILLANES Y 5 COOPERATIVAS
Illanes pidió a Evo y Romero negociar por su vida
Meses después, el 25 de agosto de 2016, con toda la frialdad de un asesino serial, sacrificó a su viceministro de gobierno Rodolfo Illanes, quien fue entregado a los enardecidos cooperativistas mineros que vieron caer a bala a cuatro de sus compañeros y volar por dinamita a un quinto, durante un prolongado bloqueo sobre la carretera La Paz - Oruro - Cochabamba.
DYNOR SANDOVAL Y DOS COCALEROS
El 30 de agosto de 2018, el régimen sacrificó al teniente de policía Daynor Sandoval y otros 7 policías que en el municipio cocalero de La Asunta, Los Yungas, recibieron una ráfaga en las piernas. El único herido grave fue Sandoval que murió desangrado por falta de atención médica. Por orden del ministerio de gobierno lo trasladaron todavía con vida por tierra 300 kilómetros hacia el norte, en vez de llevarlo en helicóptero a La Paz.
En aparente represalia, en el mismo puente San Antonio, cayeron muertos, con otra ráfaga que los decapitó, dos cocaleros, Eliseo Choque, 31, y Carlos Vega, 54. Al velorio en ADEPCOCA llegó la pequeña hija de Eliseo, acompañada por sus compañeros de escuela , con un cartel que decía : “Evo, asesinaste a mi papá "
"Evo, asesinaste a mi papá"
CHAU ABRÃO, LOS MUERTOS NO TE OLVIDARAN
Desde los hechos del Porvenir en Pando, que dejaron 11 fallecidos , hasta la detención por un año de un jóven albañil, Moisés Montero Choque, en Potosí por lanzar el gritó “Bolivia dijo NO”, la cadena de violaciones a los Derechos Humanos se hace tan larga que parece infinita, tanto como la impunidad y la injusticia que protegió a Evo Morales, la eterna víctima de la derecha y el imperialismo.
Paulo Abrão, desde la CIDH, fue parte de ese aparato encubridor a los crímenes de quien nos liberamos hace casi un año. Por eso, ayúdenme a festejar su despido y a gritar : ¡Viva Almagro!
Almagro / Abrão
(Publicado en www.cabideodigital.com el 26 de agosto de 2020)
Cromwell, Evo y la banda sonora religiosa
sábado, 29 de agosto de 2020
Oliver Cromwell no fue un filósofo, pero llegó a ser Lord Protector de Inglaterra, sufriendo antes por los escrúpulos de matar a un rey. Gajes del oficio, dirían hoy esos políticos con callo de ángel caído.
Pero traer a colación a Oliver no tiene como fin aterrar (o enfervorizar) a nadie con profecías cromwellianas para el país (aunque después de husmear el pasado, es difícil no imaginar el futuro. La imaginación es pues “la loca de la casa”, como decía Santa Teresa de Jesús). Cromwell no viene a cuento por un vaticinio, sino por un libro que leo estos días y porque, aunque sin formación humanista, Cromwell destilaba erudición bíblica. Él la usaba como formato para juzgar sus acciones o medir si la Providencia iba a su favor, dependiendo de las batallas que ganara.
Por culpa de Cromwell, entonces, recalé de nuevo en las profundas causas por las cuales la mayoría, tampoco poblada de filósofos, sucumbió a la idolatría de Evo, con minoritarias disidencias. Entre ellas, las de los que cargamos un gris escepticismo o las de otros que adujeron peores o mejores razones contra Evo.
La matriz bíblica le servía a Cromwell para evaluar la guerra civil o rechazar la corona británica. En Bolivia, a su vez, la memoria religiosa fue crucial en el auge de Evo, pues hasta los ateos han sido criados entre fibras de corte cristiano, aunque no lo sepan.
Esa sensibilidad informa una visión de las relaciones humanas, aunque su origen no sea ya evidente para muchos. En la debilidad contemporánea por minorías u oprimidos se oye aún el eco de franciscanos con radicales anhelos de simplicidad, pobreza o caridad. Es central el influjo de la creencia, a estas alturas cultural, de que Dios no está en el trono, sino en el pesebre.
De ahí que Evo, líder de cuna humilde, fue una quimera de redención ante tanta injusticia. Para los pobres, de realizarse a través suyo; para los no tan pobres, mitigando sus males de conciencia al módico precio de un voto o una polera del Che. Esa sintonía emotiva sirvió hasta para reclutar agnósticos.
Con el indigenismo del MAS, la narrativa bíblica quedó redonda. Un pueblo abusado, el judío, se libera con un redentor que incluso llega a ser clase dirigente egipcia, pero que ofrece justicia a su gente. Cambie usted detalles y escenas; la impresión afectiva es análoga.
De vuelta al relato evangélico, Jesús fue condenado por una autoridad imperial. Milenios después pudo leerse en ese molde la DEA en el Chapare o la evocación de la muerte de Katari. En clave sentimental de clase, nacional, étnica y bíblica, Evo fue el reprís de una película con una banda sonora reconocida.
Además, estuvo el débil que derrota a los poderosos. David y Goliat sintetizan el tópico boliviano de la víctima que remonta, vence y reina. Con trompetas que hacen caer las murallas de Jericó, nada es imposible para quien dice actuar por los justos. Encima, Evo acusó al capitalismo, como un Moisés iracundo por el becerro de oro o un sencillo Gedeón, presto a destruir el altar de Baal.
Esa tentación redentora tocó muchos corazones. Pero quien la tuvo clara fue el anterior general de los jesuitas, Adolfo Nicolás S.J., experto en esas trampas concienciales, quizá por algunos de sus hermanos, inermes ante esa clase de compasión que nubla la verdad. Nicolás escribía que una tentación fácil es la identificación con quienes han sufrido injusticias, pero pueden llegar a “reclamar un estado de ‘víctima’ eterna” para imperar. Y como hay religiosos con una vocación pronunciada, caen en “esa distracción”.
Si a los religiosos les pasa, en el mundo secular esa emoción es menos detectable, agravando así la dificultad de lidiar con las “ambigüedades y las áreas grises de la realidad”. Un montón cedieron por eso al corazón, “ciegos a los matices, las ambigüedades e incluso a las contradicciones de una cosmovisión ‘en blanco y negro’ ”.
Y aquí estamos, no en la Ciudad de Dios, sino en una realidad más bien prosaica. Y no sé si me da para terminar la columna con Cromwell porque no faltaría el lector que viera en ello un mal augurio.
(Publicado en el periódico Página Siete el 29 de agosto de 2020)
Curso escolar y Tribunal de Justicia
viernes, 21 de agosto de 2020 · 00:10
El actual Gobierno no acaba de entender que es transitorio, que está ahí para llenar un vacío producido por los acontecimientos de octubre del año pasado. Es un gobierno legal (quienes lo acusan de golpista tienen derecho a opinar así, pero no son los que deciden la situación del país), pese a lo cual sigue siendo un gobierno interino, cuya única misión es la convocatoria a nuevas elecciones a pesar de la pandemia que sufrimos (objetivo que por fin se ha logrado). Hasta ahí, bien.
Pero a un gobierno interino no le competía suspender el curso escolar, clausurar todas las actividades de aprendizaje en las propias casas de los/as escolares, y menos aún decretar que sin examen ni prueba alguna todos/as pasan de curso. Sin embargo, el gobierno lo hizo a través de la Resolución Ministerial 50/20, que ahora pretende ser anulada por el Tribunal Departamental de Justicia de La Paz. Y quienes tenemos hijos o hijas en edad escolar nos quedamos sin saber qué hacer…
Y es que el actual Ministro de Educación no entiende que es igualmente interino (y además hace tiempo que parece haber dejado a un lado su prometedora vocación pedagógica) y toma decisiones que no le competen. Cierto que nuestro sistema educativo tiene un nivel muy bajo, además de compartir el criterio casi mundial (con la fantástica excepción de Finlandia y Nueva Zelanda) de que niños y niñas son objetos y no sujetos de un proceso de aprendizaje. Pero a pesar de todo es lo que tenemos, y esa visión equivocada no se resuelve por la vía fácil de suprimir todas las actividades escolares.
De hecho, la gran mayoría de nuestros centros educativos (sobre todos los particulares, pero también muchos fiscales, y con un notable compromiso por parte de maestros y maestras) llevaban meses haciendo esfuerzos para poner en marcha un proceso de aprendizaje a distancia (con logros más o menos significativos, dependiendo de los casos), proceso que valía la pena apoyar, pero a nuestro Ministro de Educación no se le ocurrió mejor idea que la clausurar el curso y darlo por aprobado para todos los y las estudiantes en los cursos y niveles correspondientes…. Lo que nos faltaba para completar el bajo nivel de nuestra escolaridad.
Con la pandemia del coronavirus no podíamos pretender que nuestros hijos e hijas mantuvieran el mismo nivel y plan de aprendizaje que correspondía al curso 2020, pero estábamos de acuerdo en que se hiciera lo que se pudiera. Se puede decir que era imposible compensar el factor más importante del proceso educativo, que es la socialización, pero sí era posible seguir avanzando en el conocimiento de letras y números, en la reflexión sobre lo que es una pandemia, y en tantas cosas; todo ello frustrado por la resolución ministerial.
Los miembros del actual gobierno tienen que entender que su misión no es cambiar el país, ni sentar las bases para ese cambio. Es un gobierno que no hemos elegido y que cumple una función de emergencia, que es mantener el funcionamiento del Estado (ya que hoy por hoy no lo podemos suprimir) hasta que asuma el nuevo gobierno, que elegiremos dentro de dos meses.
Además, resulta muy fácil tomar decisiones de este tipo sin resolver los problemas económicos resultantes de las mismas: ¿quién paga a maestros/as y a educadores/as?; y si no se les paga ¿quién garantiza que puedan volver a ejercer su misión el próximo curso? Claro que a muchas familias nos resulta un alivio no tener que pagar por la educación de nuestras hijas e hijos; pero más grave que ese alivio es la preocupación por el hecho de que pasen de curso (¡y reciban libreta!) sin haber aprendido ni pensado nada. Y ahora tenemos que esperar que se supere el desacuerdo entre poderes del Estado…
Presidenta Jeanine: sin perder la sonrisa, explique a sus ministros y ministras que son interinos y sólo tienen que apuntar a que el país siga funcionando hasta que tengamos un nuevo gobierno constitucional, sin meterse a innovar nada. ¿O no lo creen así?
*Miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (Cueca) de Cochabamba.
(Publicado en el periódico Página Siete el 21 de agosto de 2020)