Viernes, 20 de septiembre de 2019
La UMSA acaba de publicar una investigación sobre el proyecto de represa hidroeléctrica utilizando las aguas del Chepete y el Bala. El resultado de dicha investigación es la confirmación de que se trata de un proyecto ecocida en sí mismo, pero que se agrava con los errores que se ha detectado en el llamado “Estudio de Identificación” (realizado por la empresa Geodata), entre los que cabe mencionar el erróneo cálculo de volumen de la represa, el igualmente erróneo cálculo de sedimentación, la equivocada previsión del área de influencia, ya que no se toma en cuenta las áreas indirectas que podrían ser afectadas por el embalse (y que por lo visto incluso afectarían a los municipios de San Buenaventura y Rurrenabaque).
A eso hay que añadir la “subestimación” de los costos ambientales, la duración del cronograma de ejecución del proyecto e incluso la insuficiencia del presupuesto del proyecto. Pero está claro que, aunque se corrijan dichos errores el proyecto seguirá siendo “ecocida”.
Lo más interesante es que para la presentación de esta investigación llegó de Brasil el representante indígena Iremar Ferreira, del Instituto Madeira Vivo y del Foro de Cambio Climático y Justicia Social de dicho país. Asimismo, se hicieron presentes representantes de la mancomunidad de comunidades de los ríos Beni, Tuichi y Quiquibey, como también representantes de la Organización Comunal de Mujeres de la Amazonia y del Comité Defensor de la Vida Amazónica en la Cuenca del Río Madera, así como de la Comunidad Palmeras de la provincia Abel Iturralde de La Paz y de la Central Agraria del Río Beni. En dicho encuentro Ferreira afirmó que todo el cambio climático es producto de este tipo de proyectos gubernamentales y empresariales que no toman en cuenta los proyectos de vida de nuestros pueblos. “Sólo son proyectos mercadológicos, mercantilistas y neo-extractivistas”, enemigos de una ecología integral.
Por su parte Álex Villca, portavoz de la Coordinadora Nacional de Defensa de los Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas, declaró que el documento presentado por la UMSA es la prueba fehaciente de que si el Gobierno insiste en construir las mega-represas del Chepete y El Bala, ello se “constituirá en un delito de lesa humanidad”.
Tanto esta investigación, por sí misma, como las opiniones vertidas tras su publicación, nos vienen a mostrar el peligro de las tendencias extractivistas de nuestro actual gobierno. ¿Cuál es la urgencia de exportar electricidad a Brasil, aunque sea a costa de acabar con nuestras áreas protegidas? “Exportar o morir” era la consigna central del modelo neoliberal, que se supone que quedó anulado por el actual gobierno que se proclamaba defensor de los derechos de la Madre Tierra. Sin embargo, parece ser actualmente el horizonte principal del actual modelo de Estado que está renunciando a su carácter “plurinacional” y a su visión ecológica, y que cada vez más apunta a generar recursos a costa de la Madre Tierra. El famoso “desarrollo” está nomás por encima del “Vivir Bien” (que ha quedado reducido a una visión poética).
(Entre paréntesis, y saliéndonos del tema, cabría preguntar para qué esa urgencia de “generación de recursos estatales”: ¿para seguir construyendo edificios lujosos e innecesarios?, ¿para seguir construyendo aeropuertos que no se usan?, ¿para multiplicar las “terminales presidenciales” de los que sí se usan?, ¿para seguir multiplicando las canchas de pasto sintético?, ¿para multiplicar los helicópteros presidenciales?) No es el tema de fondo, pero lo pone todavía peor.
Bien la UMSA. Para eso debiera ser una universidad, no para repetir las enseñanzas de siempre y para multiplicar “licenciados” y “doctores” que en nada cambian el país; sino para investigar temas urgentes y difundir esas investigaciones. ¡Gracias, Waldo Albarracín y compañía! Lo que falta es que los gobiernos les hagan caso…
*Rafael Puente es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (Cueca) de Cochabamba.