Pisando tierra
Marcela T. Barrios Borda
(AquíCom MTBB/08/08/2014). El jueves 31 de julio, el Gobierno Central entregó a los estudiantes de la ciudad de El Alto 15.353 computadoras, ensambladas en la planta Quipus, a 227 unidades educativas de los 14 distritos de la ciudad de El Alto. Los mismos fueron bautizados con el nombre guaraní Kuaa, que significa “saber”.
Para ello, miles de estudiantes se concentraron en el Coliseo Polideportivo “Héroes de Octubre”, ubicado en la avenida Juan Pablo II y en sus inmediaciones, del sector norte de El Alto. Ello significó el cierre del carril de ida a la Ceja de esa avenida, desde el sector conocido como “el TAM”, que es el ingreso al aeropuerto del Transporte Aéreo Militar, hasta la Juan Pablo II, esquina Alfonso Ugarte o “Chacaltaya”.
En teoría, el cierre de parte de esta vía debió significar el desvío de los vehículos particulares y de servicio público por otras calles aledañas o la utilización del segundo carril de esa céntrica avenida en doble sentido, como ocurre cuando hay otro tipo de eventos. Pero, en la práctica, ocurrió que los vehículos se quedaron atascados sin avanzar o retroceder para buscar otras vías alternas.
El congestionamiento de los motorizados no sólo ocurrió desde el TAM, sino unas siete cuadras antes, desde la esquina de la avenida La Paz. Desde ese sector, los vehículos no pudieron moverse y los pocos agentes de tránsito que estaban en el lugar, sólo atinaron a desviar a algunos de los vehículos hacia la avenida La Paz. Pero ésta, también estaba congestionada toda vez que esa vía se dirige hacia la zona 16 de Julio, donde los jueves y domingos se realiza la feria y que también genera problemas de vialidad.
Ante ese panorama, a los cientos de usuarios de los vehículos de servicio público, sólo les quedó una alternativa… bajar de los minibuses y colectivos, y caminar o, en algunos casos, hasta correr rumbo a la Ceja de El Alto.
En pocos minutos cientos de personas —como ocurre en los días de paro del transporte— se encontraban caminando, presurosamente, para llegar lo antes posible a la Ceja y de allí, abordar otros vehículos para que les lleven hasta su destino, ya sea su fuente laboral o el centro de estudio. En otros casos algunos “suertudos o suertudas” tomaron algún minibús desde Chacaltaya, ya que casi todos estaban llenos.
En este recorrido, desde la avenida La Paz a la Ceja, no sólo se observaba a estudiantes de diferentes establecimientos educativos agrupándose, sino también a decenas de efectivos policiales que también se reunían en determinados lugares, mientras reían y conversaban entretenidamente, otras personas seguían su caminata hacia la Ceja.
También se observó a varios vehículos de instituciones públicas, y que eran identificados por los logotipos que tenían, que estaban estacionados en las calles aledañas a la avenida Juan Pablo II; en tanto la gente seguía su caminata.
De todas maneras, sin bien es positivo que el gobierno central demuestre preocupación por la enseñanza y equipamiento a los establecimientos escolares públicos, también se tendría que planificar la realización de ese tipo de eventos, sobre todo si se convoca a tantas personas, porque ello siempre provoca congestionamiento vehicular, molestia y protesta ciudadana.
La toma de previsiones demostraría respeto por las personas que todos los días deben llegar a sus fuentes laborales o cumplir otras actividades educativas y/o académicas. La planificación anticipada también reflejaría respeto por el derecho a movilizarse que tiene toda la ciudadanía de El Alto. Más aún cuando 23.013 estudiantes de la UMSA proceden de El Alto, principalmente de las zonas 16 de Julio (8.794), Ceja y Ciudad Satélite (5.114), por dar sólo un ejemplo.
Seguramente —ese jueves 31 de julio— más de una persona llegó tarde a su trabajo, al colegio, a la universidad o al compromiso que tenía porque, tras caminar por el lapso de 25 a 30 minutos hasta la Ceja, tuvieron que esperar algún vehículo de servicio público para llegar hasta la plaza Pérez Velasco y que por esa concentración, también era escaso el transporte. Ante ello, muchos ciudadanos y ciudadanas expresaron su molestia por la falta de planificación y previsión de los organizadores de ese evento y de otros que, generalmente, provocan problemas de este tipo (AquíCom MTBB/08/08/2014).
Pisando tierra
La avenida Juan Pablo II es un “marchódromo” no sólo en días de paro
Marcela T. Barrios Borda
(AquíCom MTBB/08/08/2014). El jueves 31 de julio, el Gobierno Central entregó a los estudiantes de la ciudad de El Alto 15.353 computadoras, ensambladas en la planta Quipus, a 227 unidades educativas de los 14 distritos de la ciudad de El Alto. Los mismos fueron bautizados con el nombre guaraní Kuaa, que significa “saber”.
Para ello, miles de estudiantes se concentraron en el Coliseo Polideportivo “Héroes de Octubre”, ubicado en la avenida Juan Pablo II y en sus inmediaciones, del sector norte de El Alto. Ello significó el cierre del carril de ida a la Ceja de esa avenida, desde el sector conocido como “el TAM”, que es el ingreso al aeropuerto del Transporte Aéreo Militar, hasta la Juan Pablo II, esquina Alfonso Ugarte o “Chacaltaya”.
En teoría, el cierre de parte de esta vía debió significar el desvío de los vehículos particulares y de servicio público por otras calles aledañas o la utilización del segundo carril de esa céntrica avenida en doble sentido, como ocurre cuando hay otro tipo de eventos. Pero, en la práctica, ocurrió que los vehículos se quedaron atascados sin avanzar o retroceder para buscar otras vías alternas.
El congestionamiento de los motorizados no sólo ocurrió desde el TAM, sino unas siete cuadras antes, desde la esquina de la avenida La Paz. Desde ese sector, los vehículos no pudieron moverse y los pocos agentes de tránsito que estaban en el lugar, sólo atinaron a desviar a algunos de los vehículos hacia la avenida La Paz. Pero ésta, también estaba congestionada toda vez que esa vía se dirige hacia la zona 16 de Julio, donde los jueves y domingos se realiza la feria y que también genera problemas de vialidad.
Ante ese panorama, a los cientos de usuarios de los vehículos de servicio público, sólo les quedó una alternativa… bajar de los minibuses y colectivos, y caminar o, en algunos casos, hasta correr rumbo a la Ceja de El Alto.
En pocos minutos cientos de personas —como ocurre en los días de paro del transporte— se encontraban caminando, presurosamente, para llegar lo antes posible a la Ceja y de allí, abordar otros vehículos para que les lleven hasta su destino, ya sea su fuente laboral o el centro de estudio. En otros casos algunos “suertudos o suertudas” tomaron algún minibús desde Chacaltaya, ya que casi todos estaban llenos.
En este recorrido, desde la avenida La Paz a la Ceja, no sólo se observaba a estudiantes de diferentes establecimientos educativos agrupándose, sino también a decenas de efectivos policiales que también se reunían en determinados lugares, mientras reían y conversaban entretenidamente, otras personas seguían su caminata hacia la Ceja.
También se observó a varios vehículos de instituciones públicas, y que eran identificados por los logotipos que tenían, que estaban estacionados en las calles aledañas a la avenida Juan Pablo II; en tanto la gente seguía su caminata.
De todas maneras, sin bien es positivo que el gobierno central demuestre preocupación por la enseñanza y equipamiento a los establecimientos escolares públicos, también se tendría que planificar la realización de ese tipo de eventos, sobre todo si se convoca a tantas personas, porque ello siempre provoca congestionamiento vehicular, molestia y protesta ciudadana.
La toma de previsiones demostraría respeto por las personas que todos los días deben llegar a sus fuentes laborales o cumplir otras actividades educativas y/o académicas. La planificación anticipada también reflejaría respeto por el derecho a movilizarse que tiene toda la ciudadanía de El Alto. Más aún cuando 23.013 estudiantes de la UMSA proceden de El Alto, principalmente de las zonas 16 de Julio (8.794), Ceja y Ciudad Satélite (5.114), por dar sólo un ejemplo.
Seguramente —ese jueves 31 de julio— más de una persona llegó tarde a su trabajo, al colegio, a la universidad o al compromiso que tenía porque, tras caminar por el lapso de 25 a 30 minutos hasta la Ceja, tuvieron que esperar algún vehículo de servicio público para llegar hasta la plaza Pérez Velasco y que por esa concentración, también era escaso el transporte. Ante ello, muchos ciudadanos y ciudadanas expresaron su molestia por la falta de planificación y previsión de los organizadores de ese evento y de otros que, generalmente, provocan problemas de este tipo (AquíCom MTBB/08/08/2014).