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¿Y qué esperaba, compañera Loyola?

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Vamos a andar

Rafael Puente*

Viernes, 04 de julio de 2014

Loyola Guzmán, durante decenios un símbolo de consecuencia revolucionaria, hace poco nos sorprende al publicitar su decisión de hacer un acuerdo político con Doria Medina y su frente más o menos amplio…

Ni modo, en estos tiempos de desorientación política —y de frustraciones cotidianas con respecto al proceso de cambio— todo se puede esperar, y no había que sorprenderse. Tanto menos que Loyola no era la única que mostraba posiciones desconcertantes (probablemente por desesperadas).

Sin embargo, hace unos días Loyola nos vuelve a sorprender al romper la alianza con Doria Medina a causa de que éste se ha puesto de acuerdo con Rubén Costas y Ernesto Suárez (se supone que una inaceptable inconsecuencia)…

¿Y qué esperaba usted, compañera Loyola? ¿Desde cuándo Don Samuel Doria Medina fue un modelo de consecuencia política, a fin de cuentas discípulo de Jaime Paz Zamora? ¿O pensaba usted que el admitir en su frente a Loyola Guzmán y a José Antonio Quiroga era señal de que Doria Medina se estaba reconvirtiendo a la izquierda? No, Loyola, tanto la carrera económica como la carrera política de Doria Medina lo sitúan en la más inconfundible derecha.

¿Cuál la diferencia con Costas y Suárez? ¿No recuerda usted que Doria Medina fue ministro del Acuerdo Patriótico, cuyo presidente —el del Acuerdo, no el de la República— era nada menos que Banzer?

Y usted, que sabe por dolorosa experiencia lo que significó la dictadura de Banzer, ¿puede creer que el haber gobernado con él —nada menos que como ministro de Planeamiento— no sitúa definitivamente a don Samuel en el campo de la derecha?

Una vez pasados los ríos de sangre, el señor Doria Medina queda irreversiblemente ubicado en ese campo —más concretamente en la derecha neoliberal—, no en vano compartió ese cargo ministerial con Tuto Quiroga. La única diferencia es que Tuto, al igual que Costas y Suárez, y a diferencia del exmirista Doria Medina, siempre fueron consecuentes con sus propias posiciones…

Se entiende, compañera Loyola, que usted esté muy enojada con el MAS y con el presidente del MAS, razones le sobran, pero creo que ese enojo no justificaba que usted tirara por la ventana decenios de lucha consecuente.

Y es precisamente por el aprecio y el respeto que le teníamos que escribo estas líneas, porque después de tantas experiencias no tenemos derecho a la desesperación, lo poco que nos queda por hacer es mostrar serenidad (y más consecuencia).

Por tanto, no valen como argumento los graves ejemplos de penetración derechista del propio MAS  ni las inconsecuencias del actual Gobierno, ya que nunca nos dijeron que teníamos que aprender de los inconsecuentes. Por el contrario, ésa sería una forma, casi cómica, de obsecuencia.

Y no quiero insinuar la otra explicación (que se ha escuchado por ahí), la de que usted se enojó con Doria Medina, no por su inconsecuencia política, sino por su inconsecuencia personal (concretamente porque colocó en la candidatura vicepresidencial a Ernesto Suárez y no a usted), porque no sería justo; porque sinceramente creo que los móviles de usted no son personales sino políticos. Pero es precisamente ahí donde muchos y muchas lamentamos que compañeras como usted, en vez de seguir siendo un ejemplo, colaboren a nuestra desorientación.

Lo que no deja de ser satisfactorio es que usted se haya retirado de ese contubernio en que se había metido…

*Es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba.

Muchos y  muchas lamentamos que compañeras como usted, en vez de seguir siendo un ejemplo, colaboren  a nuestra desorientación.

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