Libertad pura y simple*

Editorial

Con la liberación sin culpa ni cargos de los tres soldados bolivianos que fueron detenidos el 25 de enero por carabineros chilenos en la zona fronteriza fracasaron los intentos de sectores oligárquicos de ese país de judicializar un asunto que era diplomático y que pudo haberse solucionado antes, en sujeción a las convenciones internacionales.?

Los tres soldados han mostrado a los chilenos la fuerza del posicionamiento boliviano y de un pueblo que está dispuesto a luchar por la justicia de sus planteamientos.?

“Somos inocentes”, dijeron ayer los tres soldados con voz firme ante los magistrados chilenos al ser informados de que estaban libres para volver a Bolivia sin cargos en su contra.?

Las autoridades chilenas hicieron aguas porque no pudieron sostener un proceso injusto cuyo único objetivo era molestar a Bolivia y tomarse la revancha de la tunda que le propinó el presidente Evo Morales a su homólogo chileno, Sebastián Piñera, frente a otros mandatarios en la reunión de la Celac celebrada en enero de este año.?

Los analistas coinciden en que fue un nuevo triunfo de Bolivia por la justicia y contra la soberbia del Gobierno chileno, cuestionado seriamente por el error garrafal que cometió al sostener una injusta detención.?

Tras conocer la decisión judicial, los tres compatriotas salieron del juzgado con la bandera de Bolivia para dar fin a más de un mes de detención en la que pretendieron humillarlos, pero jamás doblegaron su patriotismo.?

La actitud del Gobierno chileno ha quedado en evidencia y mostró que, por detrás de sus lobbies internacionales, en los que muestran una cara de diálogo, desnudaron sus intenciones de impedir que Bolivia acceda a sus derechos, en este caso de una salida al mar con soberanía.?

El error cometido en este caso por el presidente Piñera le ha volcado la torta porque pretendía utilizar este tema para recuperar una popularidad que llega a menos del 30 por ciento en su último año de mandato.?

Contrariamente, hizo crecer, no solamente en la comunidad internacional, sino en su propia nación, la fuerza de los derechos de los bolivianos para exigir una solución al injusto encierro geográfico de más de 130 años, emergente de una invasión militar chilena en 1879 movida por intereses oligárquicos de ese país y de las potencias.?

A la vista del mundo, la detención de los soldados bolivianos fue un atropello. La administración de Piñera se ha sacado la máscara ante el mundo, lo que deberá cobrarse en los futuros foros por haber perdido la autoridad que decía tener con sus argumentos para cerrar el camino a la solución de los problemas pendientes con Bolivia.?

Al detener a los soldados bolivianos bajo la paradójica acusación de luchar contra el contrabando, lo que buscaban sus estrategas era mostrar a Bolivia como un país agresor.?

Pero la mentira tiene patas cortas y ese argumento se desmoronó toda vez que Bolivia, al luchar contra el contrabando, a la larga no solamente beneficia al país, sino al propio Chile, al punto de que le devolvió hasta hoy más de 250 vehículos que los delincuentes robaron en el país trasandino.?

De esa manera, el desarrollo de los recientes acontecimientos muestra que la reivindicación y el derecho boliviano a una salida soberana al mar se fortalece por la justicia y la fuerza de los argumentos, frente a las tozudez chilena, no de su pueblo, sino de la mayoría de sus Gobiernos que aún viven presionados por fuerzas militaristas y oligárquicas.

*Del diario gubernamental Cambio, La Paz, 2 de marzo de 2013.