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Ha muerto nuestro amigo y compañero Willy Sanjinés Tarifa

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Tenemos que publicar (en el semanario Aquí) lo que interesa a la gente del pueblo, le escuché decir a Willy, en varias ocasiones cuando los "canillitas" nos preguntaban por qué no publicamos algo sobre tal asunto u otro. Entonces constatábamos que las ventas de nuestra publicación, en esa semana, eran menores al promedio mensual o bimensual.

 

Es que Willy Sanjinés Tarifa, desde la fundación de Aquí, "el Semanario del Pueblo", tuvo claro qué debía publicar preferentemente, de acuerdo al criterio de la organización autogestionaria: Asociación Aquí-Avance, en la que sus integrantes compartían las tareas, más allá de jerarquías que se las respetaba, pero menos cuando había que barrer el piso, ordenar papeles, armar el periódico, servir el té, doblar el impreso, recoger a éste de la imprenta, venderlo en la Av. Camacho y en la Ceja de El Alto.

Como todos, nuestro amigo y compañero se sentía dueño de Aquí porque así nos consideraban y así éramos; por ello nuestras críticas y sugerencias eran bien recibidas en la redacción.

Hablamos de Willy cuando realizaba más de un oficio en el Centro Comunal El Carmen (CCC), desde donde se desplazaba cada vez que, ante alguna emergencia, se requería la participación de los miembros de la Asociación Aquí-Avance en sus oficinas, siempre modestas, pero suficientes para el trabajo del semanario.

Con él compartíamos, dos veces por mes, la distribución de nuestro periódico. Él concurría todos los sábados con María Amparo Carvajal Baños, amiga, compañera y hermana mayor por extensión de Willy, pero como si fuera de sangre. Otros miembros de la asociación autogestionaria faltábamos a la distribución y venta, a los "canillitas", pero Willy nunca, salvo en momentos en los que tuvo que ausentarse de La Paz, lo que fue excepcional.

En ese tiempo, muy corto de la distribución de Aquí, Willy recogía las opiniones (con frecuencia críticas) y también informaciones de los "canillitas", así como tenía el cuidado se socializarlas con los miembros de la redacción y con los otros integrantes de Aquí-Avance.

Al compartir aquella tarea de distribución conocimos a un "canillita" no vidente el que, para definir la cantidad de periódicos para vender (incluido el nuestro) pedía al nieto, que le acompañaba siempre, que le lea los titulares de las primeras páginas, información con la que aquel abuelo definía la cantidad de cada impreso para vender por las calles paceñas.

Conocido por los "canillitas", Willy se comunicaba con facilidad con ellos, como con los otros miembros del Semanario del Pueblo. Este amigo y compañero sabía escuchar, lo que para tantos otros nos resulta difícil. Entre la gente de su confianza escuchaba y conversaba, festejaba los chistes y también contaba otros.

Un equipo del semanario Aquí participó de campeonatos de fútbol organizados por el Sindicato de Trabajadores de la Prensa de La Paz, en el que fueron incritos dos jugadores excepcionales que habían sido parte de dos escuelas de fútbol (a la vez redactores), en tanto que Willy jugaba de arquero y cuando no fue de la partida, estuvo en la barra. Sabemos que también integró un club de fútbol de barrio, así como estuvo asociado con devotos de la Virgen del Carmen, como lo son tantos paceños y paceñas.

A propósito de paceños, Willy reforzaba su pertenencia paceña con sus origen yungueño: nacido en Quiabaya, a 50 kilómetros de Sorata, provincia Larecaja de La Paz. Mi amigo Willy es de Quiabaya como yo, aquí (en La Paz) hemos mantenido nuestra amistad que empezó en el lugar en el que nacimos, dijo otro "quiabayano" que recordó que nuestro amigo común había cumplido 51 años y que sentía mucho concurrir al velorio del "Gordo" o "Gordito", como lo llamábamos, con especial fraternidad en la Asociación Aquí-Avance.

"Nuestro Willy" vivió con su mamá en Villa Copacabana de La Paz y se mantuvo soltero hasta el último día de su vida. Nunca hablamos de su estado civil porque me cuesta, hasta lo imposible, preguntar sobre cuestiones privadas de la gente y con Willy jamás tratamos ese tipo de cuestiones, no obstante, cierta confianza recíproca que, creo, teníamos.

En cambio sí hablamos, en particular, de las obligaciones comunes en el semanario Aquí y de nuestra participación anual en las romerías hacia la Cruz de Espinal (Achachicala Arriba), en esta ciudad, lugar en el que encontraron el cuerpo sin vida del cura mártir, Luis Espinal Camps, del que Willy era un invariable discípulo. El respeto y la admiración de Willy hacia Espinal era visible y, para él, el fundador del semanario Aquí era uno de sus héroes, quizá el número uno.

Willy se incorporó al grupo de trabajo de Aquí cuando vivía Espinal, prácticamente su pertenencia a tal agrupación debe contarse desde la fundación del Semanario del Pueblo.

Un día Willy entregó a la redacción de Aquí, un comentario, escrito por él, sobre un libro de historia de Bolivia de Florian Sanabria, el que en ese tiempo circulaba, en esta parte de nuestro país, como texto oficial en algunas escuelas y colegios. Esa entrega, Willy", la hizo con marcado temor porque se encargó de explicar que él, que "no sabía escribir", se atrevió a hacerlo sobre un texto de un autor al que era su amigo. La repuesta del editor del semanario fue que importaba mucho Willy como redactor ese texto y que publicó.

Al poco tiempo de la entrega del escrito de Willy, publicado en Aquí, éste fue cerrado, medida que lamentamos mucho nuestro amigo y compañero y el que escribe esta nota.

Luego concluyeron para Willy sus actividades en el CCC. Sin embargo, encontró el que fue su último trabajo en la imprenta de un sobrino suyo, Jhonny, con el que se trataron como hermanos. Nunca lo vimos en la imprenta que, pero nos animamos a creer que a él, su labor postrera, pudo parecerle una prolongación de lo que hacía y hacíamos en Aquí.

Pocas veces nos vimos después del cierre de la publicación en la que aportamos con lo que aprendimos a realizar en esta vida, que cada vez que despedimos a un amigo y compañero, como Willy, la sentimos corta y nos preocupa porque se nos va, aunque nos empeñamos en vivir plenamente desde la trinchera de los empobrecidos, por éstos y para ellos. Seguro que Willy eso trató de hacer la mayor parte de su existencia.

Nos hubiera gustado hablar con Willy sobre las ediciones virtuales del semanario Aquí, de los 30 números que se los puede leer en www.semanarioaqui.com

Le hubiéramos dicho que, además, soñamos con una edición impresa mensual como punto de partida hacia una semanal de este nuevo tiempo de Aquí, al que consideramos necesario para informar, comunicar, opinar e interpretar a y sobre Bolivia que es otra, pero que corremos el riesgo de que aquí todo se desgarre y que todo se entristezca (parafraseamos a Pedro Shimose). Nos referimos a los cambios que, para nosotros, son reformas avanzadas que las vemos amenazadas.

Asimismo, le hubiéramos dicho a Willy, en la conversación que no fue, que con cada edición del semanario Aquí virtual le rendimos homenaje a Espinal y a Eric, que lo merecen, así como afirmamos ahora que en nombre de Willy Sanjinés Tarifa pondremos lo mejor de nosotros para asegurar que nuestro semanario llegue a sus lectores cada vez mejor, por su contenido y por su forma, vale decir, una publicación que merece el pueblo boliviano templado en tantas batallas.

La Paz, 11 de junio de 2011.

Remberto Cárdenas Morales

Editor del semanario Aquí virtual

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