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La guerra de los proyectos

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El fondo indígena inaccesible para los indígenas o la crónica de las dolorosas contradicciones al interior de los movimientos sociales

L. Francisco Canedo C .*

El martes 31 de mayo del 2011 en la mañana me fui optimista a la sede de la CIDOB, la ya legendaria Central Indígena del Oriente Boliviano, situada en la Villa 1º de Mayo de Santa Cruz, con la intención de apoyar a los compañeros de la comunidad 16 de Marzo, que es una comunidad guaraní al norte del departamento cerca de San Julián, los comunitarios y su dirigencia tienen tierra que quieren utilizar y su esperanza es hacerla productiva, para eso se trabajó parte del 2010 en la elaboración de un proyecto para mecanizar y mejorar la producción agropecuaria comunitaria, que está dedicada a la siembra de soya, maíz, sorgo y otros, así como en el afán de contar con una huerta comunal manejada por las mujeres que permita subir la nutrición principalmente de los niños y niñas, así como de las mujeres y de la familia en general.

 

Simultáneamente también se trabajó con la dirigencia guaraní de Warnes en un proyecto para el fortalecimiento institucional de la capitanía.

Junto a la ONG FORMASOL (Formación Solidaria) se había trabajado en la elaboración de un diagnóstico integral, se realizaron asambleas comunales para aprobar los proyectos y finalmente se los aplicó al “formato” enviado por el Fondo Indígena. Ya cuando sistematizábamos y escribíamos en el “formato” del Fondo, nos dimos cuenta de que éste tenía una serie de complicaciones que no respondían a la realidad indígena y menos de las comunidades, por ejemplo, el requisito de que cada comunidad y dirigencia se vea en la necesidad de contar con técnicos profesionales para su elaboración, ya nos pareció un despropósito y una traba burocrática absurda; sin embargo, los compañeros guaraní estaban ilusionados, optimistas y confiaban en la ONG y en mi persona que asumía el rol de consultor para el efecto, así que superamos esta primera impresión y nos dedicamos alma vida y corazón a la elaboración de los mismos.

Luego de terminada la elaboración de los proyectos de acuerdo al “formato” que cuenta desde luego con “marco lógico”, “indicadores” y toda la sarta de inventos neoliberales que solamente retardan y complican las solicitudes de financiamiento, lo presentamos a los dirigentes de la CIDOB, en el espíritu de que al final de cuentas tanto para los técnicos de la ONG y al consultor, ya acostumbrados, entrenados o quizás “domesticados” para estas lides, no representaba un gran esfuerzo.

En esa circunstancia nos llaman de manera urgente de la CIDOB ya que habían llegado contratados varios consultores-capacitadores del Fondo Indígena para realizar talleres con los dirigentes y sus técnicos con la finalidad de revisar, pulir y enseñarnos sobre el uso “correcto” del famoso “formato”, como todos ya estábamos embalados en el mismo y queríamos que de una vez se aprueben los proyectos, asistimos tanto Mburuvichareta (dirigentes indígenas guaraní) como técnicos de apoyo, con el espíritu optimista y elevado; una vez en el “taller” las cosas se volvieron a complicar y a enredar, el ya ultra famoso formato, había cambiado y los proyectos debían ser reelaborados de acuerdo a las nuevas normativas inventadas por quien sabe qué diabólicas mentes expertas en seguir enredando la simple y sencilla tarea de solicitar fondos para comprar maquinaria, semillas y capacitarse en los principios básicos de nutrición, en el manejo de huertas familiares, así como en el uso intensivo de tierras, por un lado y, en el otro, de contar con recursos para alquilar una sede para la capitanía, adquirir algunos muebles, computadoras, tener fondos para pagar los servicios y realizar talleres de liderazgo.

En ese contexto la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG) se encontraba convulsionada por la inminente llegada del presidente Evo Morales a Camiri para entregarles su nueva sede recién construida y por lo tanto los mburuvichareta pretendían entregarle en persona los proyectos para el Fondo Indígena en los que venían trabajando varias comunidades, así que nos solicitaron trasladarnos a Camiri, para revisar ambos proyectos con los técnicos guaraní del Fondo y asegurar de esa manera su rápida aprobación. Dejamos entonces la CIDOB y apresurados, dirigentes y consultor, nos fuimos con nuestras pilchas a Camiri, que se encuentra a más de 200 kilómetros, de Santa Cruz, en el chaco boliviano.

Cuando llegamos a las oficinas de la APG nos encontramos con los compañeros guaraní que estaban varias noches mal dormidos y con maratónicas sesiones de revisión de los proyectos, la mayoría no “encuadraban” con el formato por lo que los estaban rechazando a priori, nosotros en cambio estábamos en el “camino correcto” y luego de cortas sesiones el proyecto de la Comunidad 16 de Marzo quedó a punto para ser entregado al Presidente en persona, el proyecto de la capitanía de Warnes, pese a estar bien enmarcado fue rechazado olímpicamente pues “por el momento no se aceptaban solicitudes para el fortalecimiento organizacional”, primer golpe bajo, los mburuvichareta de Warnes retornaron a su pago cabizbajos y decepcionados. Yo me volví a Santa Cruz con la idea de medio deber cumplido, era día sábado y los dirigentes se quedaron para esperar al Presidente del Estado Plurinacional, que tenía programado llegar el día domingo 10 de diciembre del 2010.

En la Organización Guaraní existen tres tendencias políticas, por un lado están las dirigencias (capitanías) de las zonas llamadas esclavas como el Alto Parapetí, que han venido luchando contra los terratenientes para constituirse en comunidades libres y contar con su tierra-territorio, apoyados por el gobierno de Evo Morales y el INRA, habiendo logrado triunfos y avances significativos ya conocidos en el país, estas dirigencias son más bien afines al proceso de cambio; otra tendencia intermedia pero todavía afín al cambio propugnado por el gobierno es la propia APG con sede en Camiri que, sin embargo, tiene todavía algunas posiciones contradictorias sobre todo influenciadas por los avances de la Gobernación de Santa Cruz y los comités cívicos de Camiri y Santa Cruz; sin embargo, no están en contra del proceso de manera directa; asimismo, están las capitanías del Bajo y Alto Izozo que abiertamente apoyan a la oposición y se han declarado semi independientes de la APG, están totalmente influenciados por la Gobernación cruceña y el comité cívico de Santa Cruz, amén de haber llenado su territorio de gringos y empresas con el rótulo de ambientalistas, que manejan el Parque Kaaiya en los Bañados del Izozo a su regalado gusto, prohibiendo el ingreso de los nacionales, el Parque está lleno de todo tipo de riquezas y la CABI (capitanía del Alto y Bajo Izozo) ha recibido millones de dólares que no se sabe dónde fueron a parar, son los dirigentes más corruptos y fascistas de la organización guaraní actualmente dividida por esta causa.

La noche del 9 de diciembre del 2010, el mburuvicha Guasu, presidente de la APG, fue convocado de urgencia a la zona de Copere en el Alto Izozo por sus dirigentes para una reunión, donde fue prácticamente secuestrado aparentemente para impedir su presencia en el acto de Camiri donde iba a estar el Presidente e impedir la llegada de éste, aunque esto nunca se lo dijo de frente. El día 10 se anunció que Evo Morales no llegaría a Camiri y sólo iba a estar presente una pequeña delegación a la cabeza de algunos ministros y parlamentarios, resultado no se entregaron los proyectos destinados al FONDO, el Presidente de la APG llegó a Camiri y manifestó que no había existido ningún secuestro y que solamente había estado en una reunión, las cosas y la situación se diluyeron y nunca quedó nada claro, los dirigentes de la comunidad 16 de Marzo volvían una vez más a su tierra al norte de Santa Cruz, desalentados, dudosos y con las esperanzas rotas. Los proyectos iban a ser enviados directamente al Fondo Indígena por los técnicos y por la oficina del Fondo asignada en la APG, no se sabía cuándo ni cómo.

En esas circunstancias todo había quedado en suspenso y no quedaba más que esperar, los comunitarios reclamaban a sus dirigentes y los ánimos fueron decayendo.

Pasaron los meses, casi medio año, no había ninguna noticia, las siembras programadas para la época de lluvias ya habían pasado y no se pudieron realizar como se había planificado, las huertas comunales se fueron perdiendo en el olvido. El Fondo Indígena se alejaba en el limbo y se tornaba en una especie de santuario inaccesible para los Indígenas.

Cuando menos lo esperábamos y todos ya estábamos dedicados a ganarnos la dura vida en un y mil emprendimientos de toda clase con todo tipo de tropiezos, una mañana llega una inesperada noticia, en la CIDOB nos esperaban los técnicos del Fondo Indígena a la cabeza de uno de sus ejecutivos el guaraní Daniel Zapata, sobrino del ex diputado del MNR, Silvio Aramayo, primer congresista guaraní de la época del vicepresidente Cárdenas y afín al Plan de Todos, que nos convocaban para revisar y adecuar el proyecto al “nuevo y flamante formato” para ser por fin tomado en cuenta, repito que el proyecto al fin de cuentas se trataba de una solicitud de fondos para comprar un tractor, semillas, instalar la huertita para las mujeres, preparar el terreno para la siembra y pasar unos cursos de administración de fondos, nutrición y manejo de huertas familiares, nada que requiera de grandes conocimientos, preparaciones o sesudos estudios; sin embargo, como tanto se había esperado para su aprobación, una vez más nos citamos con los mburuvichareta en las instalaciones de la CIDOB, como mencionábamos al principio de esta crónica, el día lunes 31 de mayo volvimos medio dudando pero siempre con el espíritu alto al “taller” en la Villa 1º de Mayo.

En cuanto llegamos revisamos con los dirigentes de la comunidad, la normativa que había sido entregada nuevamente para revisar lo que faltaba en el proyecto, aparentemente todo estaba conforme, terminado esto los mburuvichareta llamaron al encargado del Fondo Indigena, Daniel Zapata, quien vestido de paramilitar se acercó a la mesa donde nos encontrábamos.

El funcionario del Fondo con grandes ínfulas de autoridad y con una actitud por demás prepotente, me preguntó "¿tu has hecho este proyecto?", a lo que le indiqué que habíamos trabajado con los mburuvichareta por varios meses, habíamos hecho todos los cambios y seguido todas las indicaciones que nos hicieron tanto en la CIDOB, como en Camiri. Le pregunté por qué habían cambiado a un nuevo formato, a lo que me respondió que no se había cambiado el formato y que con mi pregunta —empezábamos mal, manifestó que el proyecto tenía que ser revisado nuevamente por él, por lo que se puso a hojearlo, inmediatamente nos dijo:

—"Para comenzar el título está mal, pues dice mejoramiento agropecuario y esto es muy general  -¿es que van a mejorar TODA la agricultura?, vociferó, —"tienen que concretizar, QUÉ es lo que van a mejorar", le indicamos que todos esos detalles estaban desde luego en los objetivos, metas, indicadores, etc., inmediatamente buscó los objetivos donde efectivamente encontró los detalles que reclamaba. Rápidamente buscó el presupuesto y volvió a vociferar —"Este PESUPUESTO ESTÁ MAL HECHO, grito,  —"así que deben volver a hacer TODO el proyecto, comenzando por un nuevo MARCO LÓGICO”. A esas alturas y con toda la calma y respeto posible, le dije que si era necesario hacer cambios se podían hacer, pero también le pregunté ¿por qué hacían las cosas tan complicadas, si más bien el papel de ellos era facilitar el acceso de los proyectos a las comunidades y que además el proyecto como estaba, había sido ya revisado y prácticamente aprobado por el técnico delegado del Fondo en la APG en Camiri, me preguntó quién era ese técnico, le indicamos que era Pablo Ibáñez, a lo que nos respondió que Pablo era solamente el técnico de la APG y no del Fondo, le señalamos que a este Pablo los dirigentes de la APG  lo presentaron como delegado del Fondo; lamentablemente, esto sirvió para que este Daniel redoblara su actitud prepotente y nos dijo que inmediatamente iba a llamar a Pablo para que le aclare las cosas pues —"AQUÍ SE HACEN LAS COSAS DE FRENTE y así no más son las cosas, yo me guío por las normas", replicó; le manifesté que las normas eran una guía y no un recetario. Este Daniel ya ni me miró, se puso tenso, y con la mayor soberbia posible se puso a hablar en guaraní ante los dirigentes de la comunidad. Como yo entiendo un poco el guaraní, comprendí que les decía que "él no podía trabajar con este técnico karay y que iba a ponerles otro técnico que les ayude, así que debían hacerme a un lado, pues, estaba perjudicando"; después se levantó con su prepotencia paramilitar y sin despedirse ni mirar a nadie se retiró con una soberbia cercana a lo indignante y ridículo. En esas condiciones no me quedó más que decirles a los compañeros que mejor dejemos las cosas como estaban y que yo me retiraba, que habíamos hecho todo lo mejor por el proyecto y con todo cariño, pero que con alguien como este Daniel no se podía ya hacer nada más, así que me disculpé, les di la mano fraternalmente y me despedí.

Esta historia que es por demás absurda y tremendamente ilustrativa de la manera cómo esos funcionarios manejan las cosas, reproduciendo lo peor de los gringos y de los peores patrones, está claro que los técnicos del Fondo Indígena en lugar de preparar solicitudes sencillas de proyectos y fácilmente utilizables por las comunidades indígenas, generan enredados “formatos” que además son cambiados al capricho de estos burócratas que parecen no conocer una comunidad indígena. Es realmente indigno de un proceso de cambio y más bien propio de un proceso de bloqueo y retardo de los pueblos indígenas y comunidades campesinas.

Lamentablemente las cosas terminaron así por culpa de un cancerbero guardián de quien sabe qué intereses.

El Fondo Indígena se ha convertido en un tabú para los propios indígenas, las solicitudes simples de compra de insumos para mejorar la logística del trabajo de las dirigencias o la producción agropecuaria de las comunidades se han vuelto largos y complicados mamotretos que no lo entienden ni los técnicos del Fondo, los funcionarios indígenas se han convertido en patrones de su propia gente, la burocracia crece, la gente se corrompe y las comunidades que buscan de manera militante el cambio se quedan postergadas ¿qué se puede hacer?, la respuesta es que hay resolver esta contradicción interna, ir profundizando la revolución, tanto cultural como efectiva, que saque a toda la lacra de funcionarios funcionales al viejo régimen neoliberal, hay que cambiar mentalidades serviles, se deben anular y prohibir los largos, enredados, diabólicos y laberínticos “formatos” impuestos por la “ayuda técnica” y financiera de los gringos y organismos internacionales y facilitar el acceso directo a las comunidades y a las entidades técnicas de apoyo locales para una correcta fiscalización, es necesario escarmentar a los traidores como este Daniel y a los dirigentes vendidos a la contra como los capitanes del Izozo; en fin, si no se profundiza la revolución cultural y si no se encaran seriamente y de urgencia las contradicciones internas de los movimientos sociales e indígenas, el proceso de cambio peligra seriamente con volver ya no sólo a 500 años de resistencia más, sino al retorno de la barbarie colonial que tanta sangre viene costando al pueblo.

Santa Cruz, junio 5 de 2011

* Consultor en Desarrollo Indígena, Educación y Comunicación Alternativa.

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