Indígenas de la IX marcha están dispuestos a morir por el TIPNIS

Remberto Cárdenas Morales* - De sábado a sábado (199)

Corregidores, otros dirigentes del TIPNIS y de la IX marcha, en los más diversos tonos, han dicho que caminan por la vida, pero que están dispuestos a morir si fuera necesario por la reserva natural y el territorio que les pertenece a ellos especialmente y a todos los bolivianos.

Esa resolución, luchar por la vida en el TIPNIS y entregar a cambio la vida, tendría que tomar en cuenta sobre todo el Presidente, definido como el primer indígena que ejerce la presidencia de Bolivia y en Nuestra América y el Caribe. Ésa tendría que ser una razón suficiente para que Evo Morales defienda los bosques, antes que otros, con los originarios y todos los días (1).

El Presidente sobresale en la difusión de iniciativas, propias o acuñadas por otros, en favor de que ese camino, que provoca desunión entre los bolivianos, atraviese el corazón de la reserva natural y territorio indígena, para unir Villa Tunari con San Ignacio de Moxos porque, a manera de campaña, el primer ciudadano del país ha reiterado que no hay otra alternativa que ésa.

Los indígenas, con el respeto que no tienen otros voceros, han respondido que esa vía puede construirse por cualquier otro lugar distante de su hábitat natural y que a esa otra posible obra ellos no se oponen. Valga el recordatorio porque, entre otras mentiras, los gobernantes tratan de mostrar que oponerse a la apertura de ese camino es rechazar el desarrollo de esos pueblos; más aún, proponer una ruta por fuera del TIPNIS, según los gobernantes, es oponerse a que los servicios de salud, educación, lucha contra la pobreza no lleguen a los pueblos de la reserva natural y territorio indígena.

Es necesario reiterar, asimismo, que esa ruta de la discordia se la quiere imponer con la fuerza del Estado y con las sinrazones de éste, para que cocaleros y colonizadores (los del Conisur) accedan a las tierras del TIPNIS para plantar más coca. La preferencia, asimismo, también la tienen las empresas transnacionales que operan en Brasil y Chile, que serían las que trasladen mercancías de las costas del Pacífico a las del Atlántico. Los ganaderos y madereros criollos y los de otros países podrían trasladar la carne y la madera en menos tiempo y a menor costo, como lo han confesado representantes de esos sectores pudientes. Los empresarios hidrocarburíferos, socios del Presidente y que no dejan de ser patrones, ya han sido favorecidos con dos concesiones para buscar gas y petróleo (y sin consulta previa a los indígenas), recursos naturales que con certeza existen en la zona porque se trataría, según expertos, de un bolsón de esas riquezas que se extiende desde Camisea (Perú), hasta el norte argentino.

Nosotros creemos que la compraventa de tierras en esa reserva y territorio indígena es lo que afecta de manera inmediata a los indígenas, junto con los efectos depredadores de un camino por medio de un bosque. Una demostración de lo que decimos es que en el Chapare, los "collas con papeles" (así los llamaron a los colonizadores que llegaron a ese lugar), además de que han depredado las riquezas de allí, han expulsado a los yuracarés, originarios de ese sitio, de los que prevalece el recuerdo por el nombre de lugares y cosas que provienen del idioma yuracaré. No debemos olvidar que los indígenas que viven en el polígono 7, antes parte del TIPNIS, los de Santísima Trinidad, han dejado de vivir en comunidad y han sido convertidos en peones de los cocales. También recordamos que profesionales y técnicos creen que esa transformación, de los indígenas de ayer en asalariados eventuales de ahora, es un proceso avanzado e inevitable. Y periodistas al servicio del gobierno han inventado la etnia "kollacaré", según ellos, producto del cruce entre kollas y yuracarés. Hablan de cruce como si los indígenas fueran animales.

La consulta que pretende el gobierno en el TIPNIS es de mala fe, desinformada, posterior, fraudulenta. No es una consulta como señalan las normas. Por eso los marchistas la rechazan con su marcha, que no se rinde ante la hostilidad de los gobernantes y de sus llunk'us.

También es oportuno recordar, brevemente, que para los gobernantes mejor que no lleguen a la Paz los actores de la IX marcha o que aunque sea antes de que lleguen a la cumbre se avengan a un acuerdo que los gobernantes y en particular el Presidente se prepararían para incumplirlos; ejemplos demostrativos de ello hay suficientes. Si la marcha llega a la sede de gobierno, como que ese es su destino, para los gobernantes mejor que lleguen quebrados por la campaña que realizan en contra de los caminantes y que quienes los esperemos seamos una minoría, por ejemplo, de enemigos del Presidente y de los cambios. Que de La Paz, además de un mal recuerdo, vuelvan con sus manos vacías, como los marchistas de Mallku Khota.

Son tan perversos los gobernantes que para ellos ahora la IX marcha es de traficantes de cocaína, de cueros de lagartos, de madera, de cacao...

De acuerdo a medios, como el canal privado Gigavisión y el diario Cambio (que se edita con dinero de los bolivianos), Bertha Bejarano, fue capturada en Río de Janeiro, con cápsulas de cocaína en su vientre, por lo que fue definida como "tragona". Esa acción punible le valió un proceso y la cárcel durante poco tiempo. Salió de allí, después de cumplir la pena que se dictó en su contra. Se sabe que para que recupere su libertad, luego de breve tiempo de cautiverio influyó, por lo que se dijo, el estado de necesidad de la sancionada, así como su condición de indígena.

B. Bejarano reconoció que cometió ese delito, pero que ya no tiene cuenta pendiente alguna con la justicia ni de Brasil ni de Bolivia.

Si se asume que la investigación, proceso y sanción, que soporta una persona por la comisión de un delito, busca su rehabilitación y la reinserción en la sociedad, Bejarano, además de que cumplió su condena, se reincorporó a su pueblo y al pueblo boliviano, el que la rehabilitó con creces: ahora es la dirigente principal de la IX marcha indígena. Esa realidad debemos tomarla como una rehabilitación con creces de B. Bejarano.

Es destacable, asimismo, que la presidenta de la IX marcha, como quien se autocritica ante el pueblo y la sociedad boliviana, admitió que cometió aquel delito, que purgó la pena que dictaron en su contra y aunque no dijo expresamente, debemos leer la realidad concreta que protagoniza en este momento y que equivale a una purga de yapa. Algo parecido no han demostrado ninguno de sus detractores, como un Senador del MAS por Chuquisaca, evangelista, y acobardado por la derecha sucrense fugó a Perú, país que le concedió asilo político. Quizá se autocriticó (y no sabemos) ese asambleísta y docente de la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisa, se encuentra a una distancia inalcanzable de Bertha Benarano. Senador, que en su intento de deshonrar a la Presidenta de la IX marcha indígena, se ha deshonrado. Ese funcionario nos recuerda que todavía no remontamos los tiempos indecorosos.

Además, tomamos nota de lo dicho por el Presidente respecto de ese episodio en la vida de Bejarano, que nos lastima: él, con aires de "perdonavidas", declaró que no creía en lo que admitió la dirigente de la IX marcha, con el coraje que quisieran tener algunos gobernantes.

Por sí hiciera falta, una nueva rehabilitación de los mejores paceños, a Bertha Bejarano, ocurrirá cuando lleguen aquí los caminantes en defensa de la vida en el TIPNIS, derecho humano fundamental, por el que están dispuestos a morir los indígenas de las tierras bajas y altas del país. Por lo dicho una pregunta resulta obligada ¿cuántos de los que dicen luchar por los cambios y por la continuidad de Evo Morales en el gobierno estarán dispuestos a morir por esa causa?

La Paz, 16 de junio de 2012.

*Periodista