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‘La marcha de la CIDOB fue más legítima’

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Entrevista a Xavier Albó, publicada en La Razón el domingo 12 de febrero de 2012

Dice que existen dos formas de progreso: una, el desarrollo del vivir bien respetando la naturaleza y, otra, el desarrollo económico, que es el capitalista.

La construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos por el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) es factor de un conflicto entre habitantes de tierras bajas. Xavier Albó, que hizo investigaciones sobre los pueblos indígenas originarios y campesinos, asegura que en parte del territorio del Conisur coexisten indígenas y colonos. Las organizaciones de la CIDOB y del Conisur tienen posiciones contrapuestas sobre la vía por el TIPNIS, evalúa el experto.

Alegre abre la puerta de su domicilio en El Alto; abrigado por el frío que azotaba a la ciudad. Entramos en su casa y el diálogo empieza con mucha cordialidad. Es crítico con la política del gobierno de Evo Morales en la forma de intentar solucionar el conflicto que se desató por el TIPNIS. Sacerdote jesuita que llegó a Bolivia a sus 17 años, cree que la movilización de la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente (CIDOB) fue más legítima que la del Consejo Indígena del Sur (Conisur), porque —afirma— defendió la naturaleza. 

—¿Qué tan legítima fue la movilización del Consejo Indígena del Sur (Conisur)?

—Menos que la otra (de la CIDOB), pero es legítima. La otra (del CIDOB) fue de protesta y ésta otra (del Conisur) no la hubiesen hecho si no hubiera sido que el propio Gobierno tenía ganas de mostrar aliados.

—¿Conoce cómo surge el Conisur?

—En TIPNIS hay tres subcentrales; al principio hubo una sola.?

El Conisur surge en 1998 por una conveniencia de la Prefectura de Cochabamba que hace esfuerzos para mostrar que todos los del Conisur son cochabambinos, le interesa también los límites con Beni; intentan llegar hasta el río Ichoa, que está entre el Isiboro y el Sécure. Por otra parte, los del Conisur están en una situación diferente a la de los indígenas del norte, que alguna parte son cocaleros y que hicieron su propia subcentral. La problemática del Conisur es distinta, y en la medida en que los del Conisur tienen que convivir con los cocaleros quedan como una minoría dentro del sector cocalero.

—¿Por qué quieren la carretera?

—Quieren para expandirse. Hay varias razones, pero, para mí, la que es obvia es la expansión para los cocaleros. Pero, ¿a qué costo? Al costo de la Madre Tierra.

— ¿Cuál de las dos movilizaciones tuvo más sentido?

—La de la CIDOB, sin duda alguna, porque estos (indígenas) no tienen un interés especial, sino que claramente defienden su territorio. Siempre desde el Gobierno se intentó decir que la movilización fue tramada por el imperialismo.

—A la CIDOB la acusan de no pertenecer al TIPNIS. Así, ¿fue legítima su movilización?

—Tengo la impresión, porque hablé con algunos dirigentes, que lo que ocurre en el TIPNIS puede ocurrir en cualquiera de sus territorios; es que piensan que puede pasar en cualquier otra parte y ellos solamente quieren defender su territorio. En este sentido, tienen todo el derecho a poner un antecedente para la defensa de los territorios. En vez de ser un problema, más bien muestra cómo esos pueblos están unidos.

—El Gobierno quiere hacer la carretera sí o sí.

—Lo ha dicho desde un principio. Además, el “sí o sí” tiene muchas caras. La cara más afectiva es que como Evo Morales es cocalero y estuvo en esas zonas, se realizó el contrato; tiene las ganas de poder ganar a la gente, pero quizá la pierda.

— ¿Existen propuestas alternativas a la vía que no crucen el TIPNIS?

—Vi las propuestas del proyecto de Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) y no aparece este tramo; aparecen otros tramos, pero éste no. La carretera está en el Plan de Desarrollo; anuncia la conexión entre Villa Tunari y San Ignacio de Moxos.

—¿Por qué tildan a la CIDOB de enemiga del desarrollo?

—Hay dos visiones del desarrollo clarísimas. La que en teoría puso el propio Gobierno, ideada por los pueblos indígenas y el propio canciller David Choquehuanca, que es el vivir bien, de la que ahora Evo Morales no piensa lo mismo. No se trata de que algunos vivan mejor dejando atrás a los otros, sino tiene que ser que todos vivan bien en armonía con la Madre Tierra, que es parte de nosotros. En el caso del TIPNIS, el desarrollo económico dominante ha prescindido del vivir bien; cuanto más plata tengamos mejor, caiga quien caiga, aunque sea la naturaleza. Entonces, en el fondo están en juego estas dos concepciones de desarrollo; visto desde el desarrollo económico es mejor que haya más carreteras. Este tipo de desarrollo es capitalista y modernizador, donde existe bastante desequilibrio.

—¿Estas dos concepciones de desarrollo son válidas?

—Una más válida que la otra. Personalmente me apunto a que el desarrollo tiene que ser ante todo humano; no tiene que ser de tener más, (sino) ser más como personas y en plena armonía con la naturaleza, de un desarrollo más integral y estable. En cambio, el otro es un desarrollo rápido caiga quien caiga; en algún caso puede ser con el deshacer ecosistemas. Es lo que ahora llaman desarrollo sustentable.

—¿Existe entonces contradicción en el Gobierno a partir de estas dos concepciones de desarrollo?

—Claro que existen contradicciones. Por una parte, a nivel internacional Evo Morales fue el único que votó en contra en la reunión de Cancún sobre medio ambiente; hasta las Naciones Unidas lo condecoró como héroe de la Madre Tierra. Pero es paradójico a lo que plantea en Bolivia. Es común decir una cosa ideológicamente y otra cosa es cuando se ve sobre el terreno.

—¿Estos dos conceptos están dividiendo al Gobierno?

—Esto es una cosa que viene de atrás. Decían que dentro del Gobierno estaban los “pachamamánicos” y los “extractivistas”. De por medio están estas dos concepciones. Sigo pensando que después de la primera marcha de la CIDOB tenían una visión que no la aceptaban y por eso se hizo el bloqueo en Yucumo.

—¿La problemática del TIPNIS favoreció a la oposición?

—Este problema regaló en bandeja a la oposición una cosa en qué arrimarse, porque no me digas que Manfred (Reyes Villa) desde allá sea el gran defensor de los indígenas o que (Rubén) Costas sea el gran defensor de los indígenas. Ellos se arrimaron a donde pudieron, pero de que se les dio en bandeja, sí se les regaló esta posibilidad. Cuando no hay oposición bien organizada seguirá habiendo conflictos internos.

—¿Cuán cierto es que el TIPNIS es territorio virgen?

—A medias; pero más virgen que muchos otros, sí. Es una reserva que tiene mucho valor también. La parte donde están los cocaleros (en el norte) fue rebanada, ya no tenía nada de virgen, y todo empezó con un caminito. En el centro es donde están las zonas más vírgenes.

—¿Qué tan legítima puede ser la consulta a estas alturas?

—Así como cuando se hizo la Ley de Participación Popular yo dije que era la ley de municipalización con una vigilancia popular, en ésta el título hubiera sido mejor: “Ley de Penetración al TIPNIS”. Pero, claro, tampoco digamos que todo es mala leche; por lo menos se hizo en la Asamblea Legislativa una Ley de Consulta para que se apruebe una norma derogatoria a la “ley corta” (Ley 180). Ahora, no sé si es un intento o disfraz de consulta, no me animo a decir una cosa o la otra; veremos qué es lo que pasa en los siguientes días. Esta ley puede ser un mal menor.

Perfil

Nombre: Xavier Albó

Nació: 04-11-1934

Ocupación: Antropólogo y sacerdote jesuita

Datos

Llegó a Bolivia en 1952. Se dedicó a investigar sobre los pueblos indígenas campesinos originarios. Empezó su formación realizando estudios en Humanidades (Cochabamba) y se tituló como doctor en Antropología en la Universidad de Cornell (Nueva York).

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