Redacción de Aquí
Desde antes del amanecer del miércoles 11 de septiembre vías estratégicas de la ciudad de la Paz ya estaban bloqueadas con piedras y escombros; las que estaban custodiadas por vecinos del lugar. Desde que la Asamblea de la Paceñidad, el pasado 26 de agosto, convocó al paro cívico, el gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) descalificó a la medida, tipificándola de una acción “política” de su rival Movimiento Sin Miedo (MSM); además, adelantó que los bloqueadores serían funcionarios de la municipalidad paceña dirigida por Luis Revilla, militante del MSM.
El paro del miércoles 11 de septiembre contra los resultados del Censo 2013 si bien no paralizó varias actividades, inmovilizó a toda la población, tanto así que al atardecer la ciudad estaba casi desolada, aunque los bloqueos ya habían sido levantados.
Pero las descalificaciones de la medida por voceros oficiales y oficiosos del partido de gobierno tuvieron un mismo libreto: no acataremos el paro porque es político y es manejado por el MSM, además que parar un día representa grandes pérdidas para nuestro sector dijeron dirigentes del trasporte público; todo será normal y no habrá tolerancia ni para los trabajadores ni para los escolares, afirmaron a su turno los ministros de Trabajo y Educación, acotando este último que si hubiera suspensión vieran la televisión… (¡que planificador!); el consejero Francisco Tarquino, del Consejo de la Magistratura de La Paz, dijo que el paro será un perjuicio porque aumentará la mora procesal; el ministro de Salud, Juan Carlos Calvimontes, señaló que con el paro la salud de los paceños estará en riesgo; ningún bloqueo ni protesta harán cambiar los resultados dados por el INE, sin embargo, la más pintoresca intervención de funcionarios del Estado fue la del ministro de Gobierno, quien calificó a la movilización paceña de un “ataque organizado, montado desde la Alcaldía contra el pueblo” para “destruir” la ciudad, comparándola con el golpe de Pinochet (1973), el atentado a las torres gemelas (2011) y los hechos de Porvenir-Pando (2008)… semejante impertinencia es similar a la comparación que recientemente hicieron los voceros gubernamentales de la concentración “antiimperialista” de Cochabamba con la derrota que la Cuba revolucionaria dio a los mercenarios contrarrevolucionarios en Playa Girón (1961).
Pero veamos las incongruencias de los detractores del paro: los transportistas se olvidaron que en lo que va de este año hicieron varios paros que reportaron pérdidas a su propia economía y a la de muchos sectores, aunque su objetivo era el Alcalde paceño, y lo hicieron, precisamente, bloqueando calles con el beneplácito de las autoridades gubernamentales y, más específicamente, de la Policía. Ese olvido, desde luego, es normal en ese sector porque muchos transportistas prefieren olvidar que uno de sus dirigentes pidió al dictador Luis García Meza “la medida de su pantalones” o en tiempos de la Unidad Democrática y Popular (UDP) realizaron muchos y largos paros, siendo ésa una de las causas para que se declaré libre al transporte público o, que hace tres años, cuando hicieron un paro contra el decreto supremo 420 que regulariza el transporte interdepartamental, el entonces ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, declaró “éste es un paro de borrachos”, y que el Presidente dijo que no puede entender “cómo algunos sectores de choferes pueden defender la borrachera” (04/03/2010). Esos “olvidos” son comprensibles porque lo que ahora les importa es consolidar la alianza de ese grupo de poder económico con el gobierno.
Y al igual que ese sector de medianos empresarios, que está ahora de aliado con el gobernante Morales, los grandes empresarios también descalificaron al paro de protesta contra el Censo fallido: Daniel Sánchez, de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, señaló que el paro no ayuda de ninguna manera porque los datos del Censo ya se cerraron; los paros, bloqueos y huelgas perjudican mucho a la producción y generan consecuencias sobre los niveles de venta e ingresos, dijo Mario Yaffar, presidente de la Cámara Nacional de Industrias;
Se criticó que los manifestantes, para bloquear las vías, quemaran llantas de vehículos; sin embargo, el carro policial antimotines que se “estrenó” lanzando chorros de agua con pintura (como en las represiones de la dictadura chilena tras el golpe del 73), echaba igual o más humo contaminante que las llantas quemadas.[1]
Los puntos de bloqueo, donde la Policía reprimió, se localizaron en la Autopista La Paz-El Alto, despejando la ruta para que pasara la caravana de vehículos oficiales en uno de los que, según informó una radio emisora local, viajaba el Presidente rumbo al aeropuerto y a Cochabamba; luego de ese desbloqueo, desapareció la tropa policial.
Y sigue las protestas
El viernes 12 un bloqueo en el área rural paceño paralizó el tránsito por el estrecho de Tiquina. En 10 puntos de bloqueo de la Segunda Sección de la provincia Manco Kápac, formada por 15 comunidades y dos poblaciones grandes (San Pedro y San Pablo de Tiquina) los pobladores, dirigidos por el sindicato agrario y las juntas de vecinos, protestaron contra las autoridades gubernamentales porque el Censo 2013 redujo su población.
La respuesta inicial de las autoridades gubernamentales, legisladores oficialistas y voceros del MAS se mantiene: con ningún bloqueo ni protesta harán cambiar los resultados dados por el INE; y no faltó la intervención pintoresca del senador Eugenio Rojas: yo creo que los hermanos mayores que tienen experiencia tienen que orientar a los jóvenes a no autobloquearse (…) no conseguirán nada con las protestas, pues, los datos del empadronamiento son inalterables. Sin embargo, al acabar la jornada de paro las autoridades de gobierno se desdijeron: la ministra Caro señaló que se logró firmar un acuerdo con los pobladores comprometiéndose a que se revisarán las boletas y el desarrollo del Censo 2012 en esa región.
Este nuevo conflicto podría ser emulado en los próximos días por otros municipios que ya han amenazado movilizarse; así lo aseguraron representantes vecinales de Calamarca (La Paz), Santa cruz y Cochabamba.
¿Qué hacer?
La protesta paceña contra el Censo mal realizado fue evidentemente un acto político porque canalizó la indignación de la mayoría de la población ante una acción administrativa y técnica que se la hizo improvisadamente, sin la cartografía actualizada y sin personal debidamente capacitado, pese que se amplió dos años más su preparación porque debía haberse realizado el 2011; es decir, que se actuó irresponsablemente sin que ninguna autoridad gubernamental se haga cargo del despilfarro de 50 millones de dólares que costó el Censo, monto que ya está cargado a la deuda externa.
Consideramos que una compensación monetaria del presupuesto por la merma de la paceña el problema no sería resuelto porque los datos de un Censo, que no registró a miles de habitantes y que recogió datos errados, no puede arrojar estadísticas ciertas y confiables para una responsable planificación socioeconómica.
Las autoridades gubernamentales deberían tener el coraje, primero, de asumir su responsabilidad y aceptar que fracasaron en esa tarea que al menos debían haberla preparado desde hace ocho años (2006) que es desde cuando están en función de gobierno, y, en segundo lugar, planificar otro censo en el menor tiempo posible.
Pese a las justificaciones de la ministra Caro, el Censo 2013 debe ser borrado de los anales del INE y del llamado Estado Plurinacional, aunque podría ser registrado como un censo malo, fallido y caro.
[1] http://www.lostiempos.com/diario/actualidad/nacional/20130911/paro-en-la-paz-por-resultados-del-censo_227771_492216.html http://www.youtube.com/watch?v=tUHQCp0B1VU#t=13