Vamos a andar
Rafael Puente*
En las anteriores semanas hemos visto y escuchado con motivo del 87 cumpleaños de Fidel, repetidas alabanzas al viejo y siempre joven comandante de la Revolución Cubana, amigo y aliado de este proceso nuestro, probablemente el dirigente político más significativo en toda la historia de América Latina, y reconocido por tanto como maestro de quienes queremos un país nuevo y un continente nuevo.
Por tanto está muy bien que le rindamos homenaje, que valoremos y agradezcamos su lucha “que es la nuestra” y que declaremos una sólida alianza con la Revolución Cubana y con el pueblo de Fidel. Todo eso está muy bien, pero no deja de ser discurso, no pasa de los sentimientos y las declaraciones (que siempre han ocupado demasiado espacia en nuestra vida política). ¿Qué tal si pasamos de las declaraciones a los hechos? ¿Qué tal si vamos más allá de declarar maestro a Fidel y recogemos de hecho algunas de sus enseñanzas para convertirlas en práctica? Se me ocurren algunas enseñanzas que podríamos aprovechar sin necesidad de declararnos socialista (cosa que probablemente no sería compartida por la mayor parte de nuestro pueblo ni sería por lo demás viable). Podríamos pensar en las siguientes:
1. Duplicar la cobertura de nuestros bosques, en lugar de seguir acabando con ellos. Cuba debe ser uno de los poquísimos países, si no el único, que ha casi triplicado su masa forestal en el último medio siglo, concretamente desde que triunfó la Revolución. Y no se trata de una medida reciente, se trata del resultado de una medida tomada al comienzo del proceso. Y con los bosques se han incrementado la fauna y la flora silvestres (¿han oído hablar por ejemplo de la famosa Ciénega de Zapata?). ¿No sería una lección para aprender en momentos en que nos dedicamos a deforestar alocadamente, so pretexto de ampliación de la frontera agrícola?
2. La preocupación por al salud pública. Es sabido que Fidel priorizó la salud pública en todos los niveles, desde el preventivo-familiar hasta el de los grandes hospitales con tecnología de punta, lo que a la larga llevó a Cuba a la categoría de potencia médica mundial. Sin aspirar a tanto, ¿no podríamos aprender a destinar el presupuesto necesario —antes que a promover el París-Dakar y antes que a comprar nuevos aviones para los mandatarios— a garantizar salud gratuita y de calidad para toda la población?
3. Promoción de la agricultura campesina. Incluso dentro de un esquema socialista, Fidel garantizó el derecho de las familias campesinas a mantener sus parcelas productivas individuales, pero sobre todo promovió de manera efectiva las cooperativas camerinas (aportando tecnología y garantizando mercado), de modo que llegó un momento en que el nivel de vida en el campo era mejor y más seguro que en la ciudad, mientras que entre nosotros la mayoría de las familias campesinas siguen perdiendo plata cada año (no es de extrañar que tiendan a volverse comerciantes o transportistas, que son los que se benefician con el trabajo campesino).
4. La despenalización del aborto. ¿Han pensado nuestros compañeros y compañeras de la CSUTCB, que se están sumando a las campañas contra el aborto, que se están distanciando radicalmente de otra de las lecciones de la Revolución Cubana en defensa de los derechos elementales de muchas mujeres, y que están declarando a Fidel enemigo de la vida?
5. La práctica del ama llunk’u. En Cuba no utilizan dicha máxima pero en los hechos el culto a la personalidad está formalmente prohibido, no hay nada en todo el país que lleve el nombre de Fidel, ni de ningún dirigente vivo, ni calles ni eventos, ni monumentos, nada. No es que no existe el llunk?erío, pero en principio es ilegal, y oficialmente se lo rechaza. Los adulones están mal vistos, a diferencia de lo que ocurre entre nosotros, donde los numerosos llunk?us gozan de muy buena salud política.
La mejor manera de felicitar y homenajear a Fidel sería seguir su ejemplo y aprender por lo menos las lecciones que urgentemente nos están haciendo falta, ¿o no?
*Es miembro del Colectivo Urbano para el Cambio (CUECA), Cochabamba.