antonio peredo leigue
Embajador de Cuba
Me pasa como a muchos de ustedes. Se me hace un nudo en la garganta cuando hablo o pienso en Antonio, a quien consideré un verdadero amigo de Cuba y mío en lo personal. Hombre intachable, de conducta ética y principios, de extraordinario valor. Inteligente, capaz, muy cultivado, insaciable lector, y siempre presto a aprender y ampliar sus vastos conocimientos sobre los más disimiles temas. Revolucionario cabal del cual debemos todos aprender.
Los valores y conducta de Toño son verdaderos paradigmas para los revolucionarios en cualquier lugar del mundo.
Pienso que Inti, Coco y Toño, deben ser más conocidos y reconocidos. Pienso que el legado que nos han dejado, político y ético, tiene un incalculable valor para las presentes y futuras generaciones. Sobre todo para la formación de valores y conciencia en el pueblo boliviano tan necesarios para consolidar y profundizar la revolución cultural y democrática en el país.
No quiero extenderme. El Toño para nosotros no ha muerto, como no lo han hecho el Ché, Inti, Coco y demás combatientes caídos junto al guerrillero Heroico, como no ha muerto Chávez, ni otros próceres imborrables en la memoria de nuestros pueblos. Nuestro deber como revolucionarios es tratar de parecernos cada vez más a ellos, es asumir y hacer nuestras sus cualidades y virtudes personales, es luchar mientras tengamos aliento por sus ideales de justicia, independencia, equidad, solidaridad y antiimperialismo. Por hacer prevalecer la entrega y la defensa del bien común, el compañerismo, la unidad, sobre el egoísmo, el oportunismo, la división y el pensar primero en nosotros.
A los familiares de Toño ya sus amigos de siempre, les reiteramos nuestro compromiso eterno con su obra y su vida.
Muchas Gracias.