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Un fuego encendido contra la noche oscura

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Declaración de la Red de Intelectuales y Artistas En Defensa de la Humanidad

Después de 500 años de resistencia y en el momento de celebración de los bicentenarios de la Independencia, el planeta se encuentra frente a una nueva ofensiva devastadora de Estados Unidos y los poderosos del mundo. La lucha tenaz de vastos movimientos populares y gobiernos revolucionarios y progresistas por la democracia, la justicia social y el derecho a ejercer su identidad —en el Norte de África, el Medio Oriente, el Sudeste de Asia, el Caribe y la América Latina— es confrontada con nuevos escenarios de guerra con modalidades múltiples que abarcan todas las dimensiones de la vida y de los territorios.

 

La civilización creada por el capitalismo, incapaz de resolver los problemas generados por su propio desarrollo, los exacerba en su avance implacable contra la naturaleza y contra la humanidad.

Nuestra América ocupa un lugar destacado en esta crisis general. La presencia de realidades nuevas, que se manifiesta en la integración, cooperación solidaria y esperanza que significa la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), y organismos como la Unión de Naciones del Sur (UNASUR) y la naciente Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), enfrentan la renovación en escala ampliada de viejos factores de riesgo y dibujan un escenario de ocupación total. Con 20 nuevas bases militares de Estados Unidos; con golpes de estado como vieja-nueva estrategia imperial; con acuerdos de seguridad, invasores de las soberanías de los pueblos; con ejercicios de entrenamiento y patrullaje permanentes; con megaproyectos como el Plan Puebla Panamá y la Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica se tienden las condiciones para la transformación masiva de nuestras riquezas hídricas, bióticas, energéticas y mineras en nuevo capital natural y de nuestras riquezas culturales en capital humano y mercancía intelectual.

Ante la catástrofe civilizatoria la disyuntiva es de vida o muerte. Nuevas formas de dominación, apropiación y expansión del capitalismo conducen a nuevos desafíos que nuestros saberes deben aprender a enfrentar. Es necesario fortalecer nuestras capacidades de intelección para descifrar y adelantarnos a esta carrera suicida.

Es urgente consolidar las bases sobre las que se levante un mundo emancipado, sin colonialismos, sin colonias ni imperios, sin esclavitud ni racismos, sin sometimiento de ninguna forma de vida.

El diálogo entre las cosmovisiones y las tradiciones liberadoras de la humanidad, la poesía, los cantos, la danza, el arte y la imaginación creadora de nuestros pueblos, contribuirán a encontrar los nuevos lenguajes y decisivos caminos para la emancipación material, cultural y espiritual, en el abrazo con todos los pueblos de la Tierra.

Por esto, intelectuales y artistas de América Latina y el Caribe nos proponemos:

1. Movilizarnos en contra de las guerras y expansiones territoriales de los poderosos del mundo, en cualquier parte que ocurran.

2. Luchar por una democracia participativa de amplia base popular, respetuosa e incluyente de nuestras diversidades, que amplíe los espacios políticos de acuerdo entre las visiones y prácticas culturales diferentes y garantice condiciones de justicia, paz, autodeterminación e independencia de todos los pueblos.

3. Como parte del proceso emancipatorio general, celebrar y defender los logros y conquistas de los movimientos sociales y de los gobiernos revolucionarios y progresistas, sin dejar de trascenderlos en pos de alcanzar los amplios horizontes que dibujan nuestras utopías.

4. Movilizar todas nuestras energías para lograr la desmilitarización y la salida de las fuerzas extranjeras de Haití, agravio contra la dignidad, la justicia, la democracia, la soberanía y la inteligencia de un pueblo que fue capaz de conducir la primera lucha de Independencia del planeta contra la expansión genocida con la que se fundó el sistema-mundo capitalista. Necesitamos crear un acercamiento solidario de los pueblos del mundo con Haití -como el que han mantenido Cuba y Venezuela- ante los estragos de la ofensiva a la que ha sido sometido por los intereses imperiales.

5. Empeñarnos en crear condiciones para lograr una paz verdadera para el pueblo colombiano, sabiendo que es necesaria para asegurar condiciones democráticas y de paz justa en todos nuestros territorios. Instar a la UNASUR y a todas las instancias regionales e internacionales a trabajar por la democracia y la paz en un país que suma ya 600 mil muertos en un genocidio continuado y permanente. Colombia es un espejo para el futuro de varios de nuestros países.

6. Participar en el amplio debate sobre la situación y perspectivas de Nuestra América y el mundo en las vísperas de la Cumbre de Río + 20 que impulsan pensadores y movimientos sociales en todo el planeta.

7. Generar un amplio debate sobre sentidos y significados de una realidad compleja y abigarrada que se modifica y profundiza sus contradicciones, a la vez que abre múltiples horizontes utópicos y exige nuevas energías y saberes a la lucha emancipatoria.

8. Hacer frente a la guerra mediática con un trabajo sistemático y consistente en la batalla de las ideas y en la construcción de sentidos comunes emancipatorios y comprometidos con la liberación de nuestros pueblos. Buscar formas de expresión e interlocución que involucren todo el espectro de nuestros lenguajes, cosmovisiones y la riqueza de nuestras culturas; que apoyen las iniciativas existentes de comunicación alternativa y que se apropien de las nuevas herramientas tecnológicas sin desestimar las antiguas.

9. Ampliar nuestro involucramiento activo en la lucha contra la impunidad bajo todas sus modalidades, cotidianas y casi invisibles como las que operan en los microespacios, y de gran envergadura como las invasiones, bombardeos o bloqueos a algunos territorios del mundo. Exigir sin descanso el levantamiento del bloqueo a Cuba y juicio y castigo a todos los genocidas, donde quiera que se encuentren.

10. Celebrar y comprometer la voluntad política de la Red en la articulación con las movilizaciones de los pueblos, de los jóvenes, de las mujeres, de los indígenas, de los excluidos, de las diversidades sexuales, de los diferentes, de los indignados, de los agraviados y de los luchadores del mundo entero. Sus combates son los nuestros.

La Red de intelectuales y artistas En Defensa de la Humanidad se suma y convoca a todas las organizaciones y redes de pensadores críticos, luchadores sociales y artistas comprometidos para fortalecer los esfuerzos de construcción del nuevo mundo no capitalista que dibujan nuestros horizontes.

El desafío es enorme.

Ningún esfuerzo o ninguna lucha son prescindibles.

Ningún pueblo es sacrificable.

Se acerca el tiempo en que nuestra querida patria, la América, llegará a ser esa gloriosa parte del globo que la naturaleza quiso que fuese.

Francisco de Miranda

La Habana, julio 30 de 2011

 

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