periodismo y periodistas
Luis Espinal Camps
En una sociedad de clases y de explotación, como es la nuestra, nada se libra de la lucha de clases. Aun los elementos culturales están teñidos de características clasistas.
Nuestra cultura oficial es clasista, y refleja en ella los valores, los gustos y el lenguaje de la clase dominante.
Por eso, no se maraville, lector amigo, si nuestro semanario no sigue las reglas del juego del periodismo convencional. De aquel periodismo no podemos aceptar ni el lenguaje, porque aquel lenguaje es clasista y supone ya unos determinados valores, que no compartimos.
La clase dominante concibe la cultura como prestigio, como adorno o como pasatiempo. En cambio, para la cultura es un útil, un instrumento y un arma de combate. Por eso no podemos utilizar el mismo lenguaje. Y a la retórica de ellos, y a la "diplomacia" burguesa, nosotros le oponemos un lenguaje directo y tajante, que va a ser criticado como "panfletario". Así es la cultura popular, al menos en los países dependientes ("subdesarrollados" dirían ellos: pero esto ya es una palabra adornada para dorar la píldora).
Ellos se podrían permitir el lujo de hablar entre líneas, o decir las cosas hipócritamente; pero en cambio, el pueblo tiene urgencias básicas, y no se puede andar con remilgos. El pueblo no tiene plata para gastarla en perfumes y adornos, y va recto al grano, y llama las cosas por su nombre.
Tampoco nosotros (por desgracia) somos el pueblo; pero queremos ser sus portavoces. Por eso hemos de asumir la cultura del pueblo al que nos debemos, con sus "valores" y su "lenguaje". Por ello, a la prensa burguesa podremos aparecer como "salvajes", pero esto no nos preocupa, en la medida que es solamente un apelativo despectivo clasista. (22-IX-79).