Editorial
Cambio, diario del gobierno, luego del primer encuentro plurinacional realizado en Cochabamba, abrió la primera página con el titulo: "Empresarios integran la comisión que priorizará propuestas". Es decir, esa fue sugerencia del Presidente y ese pacto es una de las conclusiones destacadas o la más importante de aquella reunión de la ciudad del valle.
Para Aquí el gobierno ahora ya no es de todo el pueblo, pero trata de convertirse en el gobierno de todos los bolivianos. Varios hechos nos llevan a sostener que, en cambio, el gobierno es de la mayoría de los pequeños y de los medianos propietarios individuales: cocaleros, campesinos, colonizadores, cooperativistas mineros, empresarios, comerciantes, transportistas.
En el encuentro plurinacional quedó a la vista el pacto del gobierno con empresarios grandes lo que, al menos, posibilita contactos y colaboración con empresarios transnacionales. Ese pacto —creemos— es la materialización del discurso presidencial que reclamaba socios en vez de patrones, aunque en el último tiempo se difundió menos esa demanda, la que sin ser una línea de política económica, en la intuición presidencial parece aproximarse a una consigna de ese vuelo.
Existen políticos de izquierda que dicen que empresarios como Ric (ex ministro de Obras Públicas del primer gobierno de E. Morales) fueron parte del actual régimen político desde que se instaló en el Palacio Quemado. Y otros agregan que así, además, se muestra la amplitud del gobierno boliviano de este tiempo. Unos y otros actores de una política acomodaticia jamás podrán negar que, los empresarios, allí donde se encuentren defienden lo suyo con resolución, aunque es cierto que pocas veces renuncian y/o traicionan a los intereses de su clase social, lo que no es el caso del citado ex ministro de Obras Públicas. El gobierno de la UDP demostró, a un elevado costo para el pueblo, que cuando los empresarios ingresan a un gobierno de contenido popular, en vez de ampliar la base social, democrática y popular, la restringen.
Más aún, compartimos el criterio de los que dicen que en el encuentro plurinacional ni siquiera se discutieron los asuntos esenciales para profundizar los cambios, aunque se asegura que éste era uno de los propósitos de esa reunión.
Algunos que han sido parte del gobierno y que todavía esperan la "reconducción" del proceso de cambios han constatado que sus propuestas, de fondo por su forma y contenido, si se las aplicara, servirían para retomar el camino de las transformaciones en nuestro país. Leamos planteamientos que se han formulado desde fuera para ese encuentro, entre otros:
—Cambio del modelo o patrón de acumulación. Es decir, medidas para producir bienes y servicios esencialmente distintas al modo de producción capitalista, dependiente y atrasado que todavía sigue vigente, aunque aquél es menos dependiente y menos atrasado.
—Que la distribución de tierras agropecuarias a campesinos, colonizadores y cocaleros se la realice a costa de los latifundistas improductivos, esto es, de los que no cumplen la función económica y social que dispone la Constitución Política. Y en ningún caso en perjuicio de las reservas naturales ni a costa de los territorios indígenas. Lejos de que se siga por esa senda avanzada, de acuerdo a lo que acaba de mostrar A. Alamaraz, en la cumbre de Cochabamba, se ha resuelto suspender por cinco años la "verificación del cumplimiento de la Función Económica y Social (FES) de la tierra, en los procesos de reversión posteriores al saneamiento y si éstos no fueran motivados por el control social". Esa pausa sólo beneficiará a los latifundistas que nada producen o que no tienen ganado en sus predios, pero en cinco años esas tierras quizá se llenen de animales y se cultiven como no se lo hace en este instante.
—Nada se dijo en la reunión plurinacional de la nacionalización de los recursos naturales, de los mineralógicos especialmente, por la que decidieron luchar los asalariados mineros en su último congreso. Entre los masistas hay quienes descreen en ese tipo de medidas, así como otros oficialistas sólo proponen (y también las retiran) medidas económicas de ese alcance de acuerdo al público que les escucha. Es cierto que por sí mismas las nacionalizaciones a veces no constituyen acciones revolucionarias, porque la proyección transformadora de ellas depende de que sean parte de un proceso de igual contenido, es decir, revolucionario en la realidad. En Bolivia de estos días ocurren paradojas: la medida que se presenta como la mejor o como una de las mejores del gobierno en funciones es la nacionalización de los hidrocarburos, no obstante de que el Presidente de YPFB ha dicho que se la debe completar, por ejemplo, con la industrialización del gas, cuyos primeros resultados serán vistos el 2014.
—De la nacionalización de la banca ni se dijo ni se dice una palabra, sector económico que gana doble o triple (como otros), según el Vicepresidente del país. Banca que por falta de lucidez o porque entiende que su silencio es preferible, calla cuando llega el momento de evaluar la vigente política económica o lo que se hace en materia económica. Dicho de otro modo: la banca privada, que gana doble o triple, debiera definirse y comportarse como amiga entusiasta del gobierno actual.
—La suspensión de las subvenciones a los carburantes, el gobierno pretende llevarlos a cabo poco a poco, como ha dicho el Presidente. Pero no se trata de que el pueblo elija entre el gasolinazo de diciembre de 2010 y otro menos drástico. El daño que ocasiona un gasolinazo a la economía del pueblo y de los más empobrecidos es algo que se entiende bien entre los potenciales afectados por lo que sobra un mayor comentario.
—Para nosotros, la mayoría de los medios de difusión censuran, se autocensuran, dicen medias verdades, manipulan y matan a la verdad o lo intentan. Sin embargo, los gobernantes siguen creyendo, equivocadamente, que esos "enemigos" suyos son los que con su labor cotidiana leen la realidad en contra de ellos. Especialmente el Presidente está convencido, también erróneamente, de que esos medios son los culpables de que, por ejemplo, la gente del pueblo tome distancia de él y de su gobierno. Además, hay comunicadores, mejor dicho mentirosos consuetudinarios, que aseguran que como los medios de difusión son los únicos opositores del régimen imperante, éste los debe sacar de encima cueste lo que cueste.
El gobierno buscó recuperar el apoyo social y político perdido con la cumbre social y con la sesión con partidos políticos, lo que nos parece natural. El error gubernamental está en que menosprecia ese tipo de encuentros o los convoca cuando está urgido, como en este último período, por más respaldo que compense siquiera parcialmente el que pierde todos los días.
De la realidad anotada, lo que tiene que examinar el pueblo y los trabajadores —éstos en el congreso que llevan a cabo— son los intereses que sobre todo desde 2011 defiende el gobierno (los de los pequeños y medianos propietarios) y, de manera particular, el pacto gobierno-empresarios, lo que ya es inocultable.
Escribimos, pues, sobre un gobierno de los pequeños y medianos propietarios que mantiene un pacto con los patrones, gobierno que no es de todo el pueblo, que aplica una política para servir de manera excluyente a esos sectores sociales y en contra de los empobrecidos.
Por sus obras tenemos que conocer a los gobernantes. Y en cuanto al discurso oficialista leamos lo que dice (13-I-12) un editorial del diario Cambio: "La definición de las propuestas prioritarias estará a cargo, inicialmente, del Gobierno, de los movimientos sociales y del empresariado, poniendo en alto el interés nacional por encima de cualquier otra consideración". A confesión de parte, no hacen falta pruebas, decimos en la jerga de los abogados.