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Nuevo gobierno en Bolivia: ni repetición del de Morales ni el renovador que esperan opositores

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Editorial de Aquí 328

Nuevo gobierno en Bolivia: ni repetición del de Morales ni el renovador que esperan opositores

El gobierno de Luis Arce Catacora y David Choquehuanca Céspedes, del MAS y de Juan Evo Morales Ayma, que asumirá funciones el 8 de este mes, no reproducirá el poder político semejante al de Juan Evo Morales Ayma y Álvaro Marcelo García Linera, o del mismo MAS, aunque ese sea el propósito de los nuevos Presidente y Vicepresidente citados y aunque esa fuera la exigencia de sus parciales.

Esta afirmación se apoya en la experiencia boliviana, latinoamericana y caribeña.

Citamos ejemplos nuestros para mostrar que el poder político no se reproduce tal cual a pesar de que los actores principales son los mismos. Veamos:

El primer gobierno de Víctor Paz Estenssoro, después de que éste y el Vicepresidente (Hernán Siles Zuazo) ganaran las elecciones de 1950 (desconocidas por la rosca minero-feudal), asumen el poder después de la insurrección popular de 1952; victoria de la que se apropió el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), incluidos el Jefe y Subjefe de este Partido (Paz y Siles), como dice René Zavaleta Mercado.

En ese período se materializa la consigna enarbolada, entre otros, por Tristán Marof: “Tierras al pueblo y minas al Estado” (y entre esas medidas no olvidamos el voto universal, la reforma educativa, la reforma agraria).

Treinta años después, el mismo Paz Estenssoro tras decir que “Bolivia se nos muere”, dictó el DS 21060, que cerró empresas mineras nacionalizadas, echó a no menos de 23.000 trabajadores a la calle, muchos de los cuales se establecieron en el Chapare cochabambino y en los Yungas paceños, y se convirtieron en cocaleros. En cierto modo, estos últimos siguen el camino inverso de los campesinos, que dejaron sus chacras y se convirtieron en trabajadores del subsuelo.

Otra vez los movimientistas se apropian de un programa “ajeno” en 1985, del DS 21060, cuya autoría reclamó el economista Juan Careaga a nombre de un grupo de profesionales. Paz Estenssoro respondió a quien más tarde sería su ministro: Ustedes son los autores, pero nosotros hemos tenido el coraje de aplicarlo.

El primer gobierno de Evo Morales y del MAS fue el mejor, dicen incluso algunos que rompieron con el máximo dirigente cocalero. Éste, entre otras cosas, hizo creer que ¬iba a respetar los derechos de la Madre Tierra, a los que definió como más importantes que los derechos humanos. Ocurrió lo contrario.

Para redactores de Aquí virtual, con Evo Morales no hubo ni revolución democrática y cultural, ni hay Estado plurinacional.

En economía, en 14 años no se tomó ninguna medida que cambie el sistema capitalista, dependiente y atrasado de producción de bienes y servicios,

En la sociedad boliviana hubo alteraciones periféricas, es decir, las relaciones sociales se mantuvieron en sus bases esenciales.

Con el gobierno de los 14 años hubo reformas de contenido burgués, las que en el último tiempo perdieron su contenido avanzado.

La democracia (limitada, o mezquina en realidad) fue recortada, tanto que cuando el 21F el pueblo le dijo al Presidente que no podía postular por cuarta vez consecutiva a la reelección, vocales del Tribunal Constitucional Plurinacional, obedientes hacia el poder político, aprobaron una sentencia constitucional que desconoció el NO mayoritario y fallaron como si las normas establecieran que es un derecho humano —para Evo Morales— que postule las veces que quiera a la reelección, a pesar de que la Constitución Política establece que un Presidente o una Presidenta solamente solo podrá repostular una vez consecutiva al cargo.

Los gobiernos de Morales-García y del MAS fueron diferentes uno del otro, como todo en la vida y en la política.

Dudamos de que el gobierno Arce-Choquehuanca, del MAS y de Evo Morales, sea de unidad nacional, que recupere la democracia, que respete los derechos de los opositores y que no será revanchista.

Sin embargo, el nuevo gobierno en Bolivia será renovador, según esperan opositores y otros que analizan la política, los que parece que expresan sus deseos antes que analizar la coyuntura política porque no contextualizan ni explican ni organizan ni proyectan la situación que se manifiesta desde las elecciones, e incluso desde antes. Con estas ideas fuerza, entre otras, tendrían que ayudar a una comprensión de cuánto harán los nuevos gobernantes más que cuanto digan.

Nosotros dudamos de que el gobierno de Arce-Choquehuanca, el MAS y Evo Morales —que posiblemente cogobierne, como mínimo— sea un gobierno renovador.

No existen hechos que sirvan de fundamento para decir que con Arce —funcionario estatal (de por vida) y economista— y Choquehuanca —administrador de una ONG en el altiplano paceño— se inicie una fase estatal nueva.

Cuanto hizo Morales en el Palacio Quemado y en la Casa Grande del Pueblo contó con el apoyo de los que entonces fueron sus ministros: Arce Catacora y Choquehuanca Céspedes.

Morales dijo que el ahora Vicepresidente electo le sugirió abrogar el DS que dispuso el “gasolinazo”, pero solo ante la protesta de la gente revisó esa medida.

Respecto de posibles errores del nuevo gobierno, no se debe olvidar que es inteligente corregirlos pronto. Incluso gente ligada a los gobernantes dice que no se cometerán viejos errores. El programa de sátira política Confidencias se encargó de asegurar que los errores de Arce-Choquehuanca serán nuevos.

Frente a los masistas, más que antes, debemos comportarnos según sus hechos y sólo debemos registrar sus dichos.

Sin embargo, los que desean o esperan renovación con el próximo gobierno existen e influyen incluso mucho más que publicaciones como Aquí. Por eso, ojalá esos compañeros lean mejor la realidad y se convenzan de que Arce Catacora-Choquehuanca Céspedes, el MAS y el verdadero jefe político de unos y de otros, no reproducirán el gobierno de los 14 años porque les será imposible hacerlo, pero es probable que el nuevo gobierno emprenda una fase de administración de la crisis económica que atienda primero los intereses de los cocaleros, que probablemente producirán más coca a pesar de que ahora, como se sabe, solo el 25 por ciento de ese recurso natural se destina al consumo tradicional. Luego beneficiarán a los cooperativistas-empresarios mineros que privatizarán y saquearán más los recursos minerales; después se pondrán al servicio de los colonizadores que, como han dicho, defenderán las dotaciones de tierras incluso en el bosque seco de la Chiquitania para sembrar en ellas, como exigen incluso los campesinos que producen menos que antes porque muchos de ellos se trasladaron a las ciudades y sólo temporalmente viven y trabajan en sus chacos.

Ojalá la vida nos desmienta, pero es posible que, como ocurrió con el entonces presidente Morales, con Arce-Choquehuanca los agroindustriales cruceños tengan cinco años de prosperidad económica con la ampliación de siembras de soya, maíz, algodón, caña de azúcar y trigo transgénicos y contaminantes por el uso de defoliantes que contaminan los suelos.

Esos agroindustriales, antes de asegurar la alimentación para todos los bolivianos, gracias a un acuerdo con el entonces presidente Morales, destinaron y destinan granos para la producción de biocombustible, un negocio rentable.

No hay nada que nos lleve a suponer algo distinto: en Santa Cruz, con Arce y Choquehuanca, el MAS y Morales habrán actualizado el dejar hacer y dejar pasar en economía.

Sobre la campaña para vencer al coronavirus, el riesgo es que los nuevos gobernantes, sin decirlo, expresamente sobrepongan la economía a la pandemia. En lugares en los que influyen los masistas siguen diciendo que no existe el coronavirus, a pesar de los muertos de militantes del MAS por acción del virus letal.

Ojalá desaparezcan las reservas que tenemos respecto del comportamiento de los nuevos gobernantes ante una política distinta de la que tuvieron durante la cuarentena hasta estos días.

Con las elecciones y sus resultados no ha sido resuelta plenamente la crisis política.

La supresión de los dos tercios para la adopción de resoluciones por la Asamblea Legislativa Plurinacional sobre “cuestiones administrativas”, como dicen los masistas, no deja de ser anticonstitucional, como responden los nuevos opositores. Esa es una acción que rechazan los movilizados de los últimos días.

Las sospechas de fraude electoral que motiva el pedido de auditoría a las recientes elecciones es otro elemento que configura otro momento, aunque no es tan virulento de la prevaleciente crisis política inconclusa.

Cuanto hagan los nuevos gobernantes sobre la crisis sanitaria, la crisis económica y la crisis política irresuelta guiará al pueblo explotado y oprimido para definir su comportamiento respecto del gobierno de Arce, Choquehuanca, el MAS y Morales.

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