Editorial de Aquí 319
Ofensiva electoral del MAS y respuesta defensiva de políticos
La nueva postergación de las elecciones del 6 de septiembre al 18 de octubre de este año, decidida por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y fundada en la Constitución, ha reactivado acciones políticas y electorales de los masistas, en algunos lugares del país más que en otros.
Dirigentes de movimientos sociales, cooptados por el MAS, con pronunciamientos que incluyen amenazas y ultimátums, han realizado dos marchas: una que culminó en El Alto y otra en Cochabamba. Ambas acciones exigieron que el TSE revise su decisión y mantenga el 6 de septiembre como fecha de los comicios postergados.
La marcha efectuada en El Alto resolvió una huelga general indefinida y bloqueo de caminos para que el TSE revise la postergación de las elecciones.
Allí los marchistas agredieron a periodistas, apedrearon a una ambulancia, destruyeron cámaras de seguridad, jardineras y derribaron postes de conducción eléctrica.
Ante la declaratoria de la huelga, por una resolución que asume como suya la Central Obrera Boliviana (COB), un dirigente de la delegación potosina de la Federación de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) señaló que verán qué hacer frente a la huelga indefinida determinada; un vocero de la COD-Potosí afirmó que no acatarán dicha huelga porque es política; el principal dirigente de los trabajadores de la Universidad Técnica de Oruro (UTO) añadió que ese sector no apoyará la huelga de la COB porque es una medida al servicio de los que gobernaron 14 años en el país, y un chofer que aclaró que es de base dijo que ellos necesitan trabajar y que no se sumarán al paro de la COB porque es político. También decidieron no acatar el paro el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyo (Conamaq), la Confederación Nacional de Micro y Pequeñas Empresas (Conamype), dos federaciones de Juntas Vecinales (Fejuves) de El Alto; lo mismo hizo saber el Consejo de las Federaciones Campesinas de los Yungas (Cofecay), un representante de cooperativistas mineros de Huanuni y un dirigente de l Central Única de Artesanos de La Paz y El Alto, hasta el cierre de esta edición.
El Ministro de la Presidencia demandó a Evo Morales, Betty Yañíquez (jefa de los diputados masistas) y Juan Carlos Huarachi (COB), sindicados como autores intelectuales de los destrozos ocasionados por marchistas en El Alto. Inmediatamente Huarachi recibió mensajes de solidaridad de masistas.
La realidad se encargará de mostrar si ese proceso criminal avanza y llega al final que persiguen los demandantes o es de utilidad política de los demandados que se sienten perseguidos políticos.
Luego del encuentro entre vocales del TSE y dirigentes sindicales, el máximo ejecutivo de la COB informó que los sindicalistas entregaron a los miembros del TSE las resoluciones aprobadas en el cabildo abierto de El Alto y que esperan que se los convoque para hablar de la postergación de la consulta electoral y que sigue convocada la huelga y el bloqueo de caminos. Ese dirigente agregó que no está descartado un acuerdo entre el TSE y la COB sobre la postergación de las elecciones.
Los masistas que marcharon en Cochabamba demandaron democracia y definieron como dictadora a la Presidenta interina y señalaron que los gobernantes fracasaron en la campaña antipandemia.
Los masistas buscan que los bolivianos creamos ese discurso, sobre todo que admitamos que ellos son democráticos. Sin embargo, tenemos derecho a dudar de que los masistas postulen una democracia como régimen político del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, al menos del alcance de la democracia planteada por Washington.
Es que la democracia que ejerció el régimen depuesto por el alzamiento popular de noviembre del año pasado fue autoritaria, desconoció la decisión mayoritaria de los bolivianos en el 21F, a pesar de que Morales decía que prefería las urnas a las armas.
Antes de aquellas marchas, voceros masistas dieron 72 horas de plazo para que los vocales del TSE retiren su resolución y ratifiquen el 6 de septiembre como día de realización de los comicios pendientes.
Otros dirigentes del MAS dijeron que impulsarían acciones, como aquellas marchas, para impedir la postergación de la consulta electoral, sin considerar el momento actual de más infectados y de más muertos por coronavirus.
Frente a la emergencia sanitaria, los masistas afirman que todos los días los bolivianos se aglomeran en los bancos para cobrar bonos y que allí también las y los ciudadanos corren el riesgo de contaminarse con el virus mortal, pero que ante esa realidad callan los gobernantes.
Las movilizaciones de los masistas de los últimos días son un accionar político y electoral propio de ellos, son una especie de ensayo que seguramente les cae muy bien a los seguidores del exiliado en Argentina; accionar que tiene los rasgos de una guerra de nervios que provoca la furia de los gobernantes actuales y de otros políticos que sin que ese sea su propósito, alienta a los masistas o éstos se deben sentir temidos, y eso también les sirve a los movilizados.
Además, es probable que los masistas crean que el 6 de septiembre será el mejor momento para que ellos venzan en las elecciones, por eso insisten en que la consulta electoral sea el 6 de septiembre.
En cambio, y para graficar, los gobernantes actuales y otros políticos se comportan como quienes miran el partido de entrenamiento masista.
Para que se entienda mejor la comparación recurrimos a Xabier Azkargorta, quien decía:
Estamos jugando al fútbol (no que vamos a jugar al fútbol). Y cuando le preguntaban sobre el equipo de fútbol rival reiteraba que sus dirigidos y él estaban concentrados en el próximo partido, para el que ellos se entrenaban con mucho empeño y para ganarlo.
Respecto del movimiento actual de los masistas, el ministro Murillo denunció que los exgobernantes quieren “convulsionar” el país, resultado que probablemente pretenden, pero ese punto de llegada podría estar ahora entre sus deseos.
Los masistas no persiguen convulsión del país, según Andrónico Rodríguez, dirigente cocalero del Chapare, aunque aclaró que obedecerán las decisiones de sus organizaciones naturales, es decir, de los movimientos sociales.
Los masistas, sin cuidar las formas, están movilizados y pasan a la ofensiva política y electoral. Y en sus marchas de los últimos días no se protegieron con barbijo, no guardaron la distancia física entre los asistentes y quizá ni se lavaron las manos. ¿Y qué?, podrían decir esos marchistas, y quizá añadan para sus adentros: el fin justifica los medios.
A riesgo de que algunos consideren tarde, se debería compartir la convocatoria del líder de Comunidad Ciudadana (CC), Carlos D. Mesa Gisbert, a un diálogo nacional a políticos, gobernantes, empresarios, sindicalistas y otros para buscar acuerdos sobre la campaña anticoronavirus, respecto de la crisis económica y las elecciones.
Sobre la campaña anticoronavirus, el aporte de la inmensa mayoría de los bolivianos y de los médicos y trabajadores en salud sigue invariable, pero algo más podría hacerse. Sobre la crisis económica, CC propone que los pequeños empresarios, con dinero de los bolivianos, produzcan millones de barbijos de buena calidad, sugerencia para la reactivación económica, o la una aplicación de “una nueva economía”, como propuso un economista y docente de la UMSA. Sobre las elecciones, y en base a criterios científicos, se tendría que mantener como fecha, definitiva o no, el 18 de octubre.
Es probable que los masistas se nieguen a conversar y a concertar. Sin embargo, en un editorial como éste dijimos que un acuerdo como el sugerido sería mejor si incorpora a los masistas, pero que si es necesario ese acuerdo sea sin ellos e incluso que ese pacto se lleve a cabo contra ellos, si esto fuera inevitable.
En cuanto a los gobernantes si éstos enmendaran sus evidentes deficiencias en la campaña anticoronarivus, ese acuerdo sería un avance mucho mayor que la retórica de que ellos se ocupan de la salud y de la vida de los bolivianos y que otros sólo ejercen la política.