Editorial de Aquí 312
Acciones políticas y electorales dentro de la campaña anticoronavirus
Basta leer bien la realidad para establecer que los más conocidos partidos, frentes y organizaciones ciudadanas, del llamado sistema político boliviano, impulsan acciones políticas y electorales, más o menos visibles, dentro y a veces como parte de la campaña para vencer al coronavirus en Bolivia, como una extensión de la gesta universal contra la pandemia que, las últimas semanas, asola a varios países de Nuestra América.
Esas acciones políticas y electorales se manifiestan, por acción y por omisión respecto del acuerdo y de la sugerencia de la fecha de las elecciones, para que se realicen el primer domingo de septiembre próximo.
De las consultas virtuales entre delegados del Tribunal Supremo Electoral (TSE), con representantes de partidos políticos para celebrar ese acuerdo sobre la realización de aquellos comicios, no participaron voceros de Juntos (de la Presidenta interina) y de Creemos (de Luis Fernando Camacho). Sin embargo, esa ausencia, en política algo sugiere, aunque sea sin palabras.
Los de Juntos han dicho que aceptan las elecciones en septiembre, pero no se descarta que agreguen, aunque sea en voz baja o como explicación posterior, que ese frente no participó de las consultas para establecer ese pacto acerca de las elecciones porque, como otras agrupaciones dicen, ese frente oficialista quizá considera desacertada la fecha de esa convocatoria.
Los gobernantes son los que cada momento afirman que ellos tienen como tarea prioritaria la defensa de la salud y de la vida de los bolivianos, en un momento como el actual en el que aumentan los infectados y los muertos por el coronavirus.
Pero los gobernantes, incluso con esa declaración reiterada, hacen campaña política y electoral.
Un analista político, entrevistado con frecuencia por periodistas porque estaría en moda, no obstante de que es candidato a senador por La Paz, en las listas de Juntos, ha dicho que fijar fecha para las elecciones, sin consultar criterios técnicos y científicos respecto de la pandemia, es una precipitación.
Y quizá para que aparezca creíble su opinión (dudamos de que sea un análisis el suyo) ha señalado que las elecciones por sí mismas no resolverán los problemas que nos aquejan: pandemia, crisis económica, crisis política. Y sobre el gobierno, al que por supuesto apoya ese analista-candidato, agregó que el gobierno en funciones, no es legítimo. Ojalá que ése fuera un intento de autocrítica, pero también dudamos de que sea verdad que él cree que no es legítimo el gobierno interino.
Es que se advierte que el gobierno interino pierde el apoyo que recibió de los alzados en octubre y noviembre del año pasado y de los que creíamos (nos incluimos) que los gobernantes y casi todos los bolivianos, convergentes, debíamos vencer al coronavirus.
Para una evaluación y como un adelanto, reiteramos que la casi totalidad de los bolivianos, con los médicos y enfermeras, hasta el momento en el que empezaron las cuarentenas flexibles, conseguimos que haya menos infectados y que sean menos los decesos por el virus moral.
Los gobernantes, al parecer, siguen convencidos de que mientras dirigen la campaña anticoronavirus acumulan votos y suman rédito político.
Sin embargo, estos gobernantes tendrían corto su entendimiento si acaso no constatan que ante visibles deficiencias y errores suyos, en la campaña antipandemia, sufren un desgaste evidente, como dicen mujeres analistas, entre otros bolivianos, criterio que compartimos en esta publicación virtual.
A este último parecer añadimos que los gobernantes, como parte de su accionar político, quieren enmendar los errores que admiten que han cometido y prometen superar las deficiencias en la campaña para vencer al coronavirus.
Los gobernantes, para conseguir lo último que apuntamos, requieren todo el tiempo que les conceda la campaña antipandemia. Se diría que es una contradicción, pero lo verificable es que Jeanine Añez y sus amigos políticos quieren ganar en esta guerra contra el coronavirus, pero si se prolonga ese accionar, sería mejor para los inquilinos del Palacio Quemado y de la Casa Grande del Pueblo, pues, por esa vía consideran que acrecentarían sus acciones políticas y electorales.
Reiteramos que la Presidenta-Candidata es una actora que saca ventaja política y electoral sólo por estar ubicada en el centro de la campaña para contener el coronavirus.
Otras medidas ya tomadas por los gobernantes, como el decreto supremo para apurar los cultivos transgénicos de soya, caña de azúcar, maíz y algodón, en Bolivia, para que los agroindustriales agiganten su poder económico y político, es un servicio de Añez a sus partidarios y a los empresarios, cruceños y benianos, en especial.
En el tiempo que tiene todavía la Presidenta-Candidata, de acuerdo a lo anunciado, pretende siquiera iniciar la ejecución de un plan para dar trabajo a la gente, dicen sus operadores políticos.
Los gobernantes podrían apurar otras medidas, económicas, para salvar al capitalismo, dependiente y atrasado, y modernizar a este sistema hasta donde lo consienta la llamada nueva normalidad. Que esas medidas también buscarían preservar las fuentes de trabajo de los de abajo, es dudoso, porque los fabriles sobre todo han denunciado despidos. Y algo como los despidos es que un número indeterminado de trabajadores no reciben salarios los últimos tres meses y lo más probable es que muchos de esos asalariados sigan en paro obligado. Esto se confirma con lo dicho por empresarios ligados al turismo, los que han confesado que los despidos serían ilegales, pero que serían impuestos por la realidad, porque los empresarios no arriesgarán sus inversiones ni se prestarán dinero de los bancos para empresas imposibles en este momento, subrayan.
Los gobernantes, alegan que las alcaldías tienen presupuesto que no ejecutan y que por tanto no necesitan los desembolsos que reclaman, con bloqueos de caminos en Santa Cruz.
Los gobernantes deben entender que política y electoralmente les conviene llegar a compromisos con los gobiernos subnacionales.
La contradicción entre las alcaldías de Santa Cruz y los gobernantes, la semana próxima crecería y alcanzaría a todo el país, con una huelga de hambre de los municipales que también exigen recursos del Estado, a los que alegan que tienen derecho, para continuar la lucha anticoronavirus.
Aunque dirigentes de ese movimiento dicen que ellos no tienen motivaciones políticas, no debe descartarse que los masistas tengan algo o mucho que ver en ese conflicto en curso, porque en la mayoría de las alcaldías hay militantes y aliados de los masistas.
La fusión de los ministerios de Culturas y Deportes al de Educación y el ministerio de Comunicación al de la Presidencia, así como el cierre de las embajadas de Bolivia en Nicaragua e Irán, son medidas administrativas, que contienen mensajes políticos y electorales de los gobernantes, antes que cambios para ahorrar dinero que se necesita en la campaña anticoronavirus.
No es seguro, empero, que los gobernantes tengan el respaldo ciudadano a la fusión de esos tres ministerios y al cierre de dos embajadas bolivianas.
Los artistas exigen la reposición del ministerio de Culturas, porque consideran un logro suyo su existencia y anunciaron acciones que, aunque no sean expresamente políticas y electorales, los resultados podrían ser política y electoralmente adversos a la Presidenta-Candidata y a Juntos.
Ciertos analistas políticos dicen que los desaciertos de los gobernantes les sirven política y electoralmente a los candidatos del MAS a la Presidencia y a la Vicepresidencia de Bolivia. Esos analistas añaden que si Jeanine Añez Chávez retirara su candidatura, podría continuar sin perturbaciones en la campaña antipandemia. Nosotros señalamos que fue y que es un desacierto la candidatura de la Presidenta interina, candidatura que tendría que retirarla.
Los masistas y sus candidatos confían en los votos de la tercera parte de los electores bolivianos, la votación dura de ellos, como la llamaba el refugiado en Argentina.
Los masistas quizá confían que conseguirán más votos en las próximas elecciones, con la campaña electoral que hacen, aunque con un filo poco político o impolítico, como los llamados suyos, abiertos o encubiertos, para desbaratar o desobedecer la cuarentena.
Sin embargo, en este periódico creemos que los masistas deben esperar más votos en su favor: por la compra de votos; con la votación de los comunarios sólo para los candidatos de Morales, allí donde no haya control de otras candidaturas y no se debe descartar los votos repetidos de los masistas y/o de sus amigos que tienen carnet de identidad duplicados o triplicados.
Es imposible que los masistas protagonicen un acto electoral democrático y, por tanto, limpio.
Además, desde Aquí sospechamos que los masistas no aceptarán un resultado electoral que les sea contrario a sus candidatos.
Cuando los masistas aseguran que ganarán las elecciones, en la primera vuelta, así sea con la suma de los votos en blanco, hacen propaganda electoral y política, en primer lugar destinada a fortalecer a sus militantes y a la vez para causar cuando menos malos momentos a sus contendores políticos.
Los masistas se apoyan en la propaganda política mentirosa que hacen, en la que algunos creen o sobre la que otros dudan.
Que los masistas apoyan la campaña anticoronavirus, con Áñez como dirigente, es una media verdad o una mentira comprobable.
Los masistas mienten como aconsejaba Goebbels, el ministro de la Propaganda de Hitler.
Asimismo, los masistas se parecen a los fascistas italianos, en lo que Mussolini dijo: Los fascistas somos aristócratas y demócratas, revolucionarios y reaccionarios, proletarios y antiproletarios, pacifistas y antipacifistas…
Además, cuando Evo Morales ejercía el poder en Bolivia, ordenaba que se haga lo que advirtió el cura Camilo Torres Restrepo, caído en una guerrilla de su natal Colombia: el que escruta (recuenta) los votos gana las elecciones.
Los miembros de la Comunidad Ciudadana (CC), de sus escasas apariciones
en los medios de difusión, se deduce que protagonizan la política con las reglas de la democracia actual y se observa que ese accionar busca ser medido.
La CC pidió a la Presidenta-Candidata que convoque a un diálogo para definir actividades de la campaña anticoronavirus, sobre las elecciones y medidas para enfrentar la crisis económica pospandemia, No hubo ni hay respuesta de Áñez y lo más probable es que siga ese silencio. Se supone que Áñez no quiere compartir la conducción de la campaña antipandemia, así se cocina en su propia salsa.
Los de la CC acordaron, asimismo, las elecciones para el primer domingo de septiembre, pero señalaron que la campaña por la salud y la vida de los bolivianos es la tarea número uno y las otras se subordinan.
Los de la CC critican a Jeanine Áñez y a los gobernantes: señalan de éstos el desempeño deficiente y poco eficaz en la campaña para vencer al coronavirus. Pero esas críticas son respondidas con el estímulo del hígado, en vez de que broten responsablemente del cerebro.
Mientras tanto, los de la CC se suman a la campaña anticoronavirus, tanto que el líder de la CC dijo que debía irle bien a Jeanine Áñez para que nos vaya bien a los bolivianos; los de Juntos, además de lo dicho en este editorial, distribuyen bonos con una propaganda política y electoral sin imaginación, así como los de Juntos y los masistas, en unos lugares más que en otros, distribuyen alimentos con miras electorales, incluso cuando niegan que esos regalos, con dinero de los bolivianos, esperan respaldo electoral.
Los vocales del TSE saben que las próximas elecciones, que están a su cargo, deben ser organizadas en aquellos aspectos que siguen inconclusos: un ejemplo es la inscripción, en los registros electorales de jóvenes que tienen derecho al voto, pero que no están inscritos.
Asimismo, algo esencial debe hacer el TSE: generar y/o proveer a los electores de los elementos de bioseguridad para evitar ausentismo en las urnas.
Los vocales del TSE dijeron que consultarán a expertos para recomendar el momento adecuado para las elecciones.
Por esta consideración, podrían sentirse confirmados los que dicen que las elecciones deben realizarse cuando la pandemia amaine, es decir, cuando haya garantías de que el contagio con coronavirus deje de ser la amenaza que es ahora, especialmente en Santa Cruz y el Beni, con su epicentro en Trinidad.
Algunas voces, respetables todas ellas, han dicho que las elecciones deben postergarse hasta el próximo año.
Ese planteamiento no lee bien nuestra realidad, pareciera que sus autores esperan, sin decirlo, que los electores bolivianos concurramos a las urnas con certificado de vacunación anticoronavirus.
Resumimos las acciones políticas y electorales de los actores principales:
Los de Juntos quieren todo el tiempo que les conceda la campaña anticoronavirus, para impulsar ese quehacer, corregir errores y adelantar medidas anticrisis, pero favorables a los empresarios.
Sin embargo, los de Juntos, aparentemente, no tienen la fuerza electoral ni el crédito político, en este momento, como para ganar las elecciones, salvo que cambie sustancialmente el comportamiento de los que impulsaron el alzamiento contra Morales y su régimen.
Los masistas tratarán que su retorno a la Casa Grande del Pueblo sea un “sueño realizado”, con elecciones o más allá de éstas.
Los de la CC parece que confían que acumularán fuerza electoral y más prestigio político, como para que una mayoría ciudadana vote por la doble C.
Estamos ante un despliegue evidente de acciones políticas y electorales de los principales actores de partidos, frentes y organizaciones ciudadanas en medio de la campaña anticoronavirus.
Constatamos acciones políticas y electorales, incluso de los que niegan que ejercen ese oficio.
Dejarían de ser actores de la política y del proceso electoral, los que durante la campaña anticoronavirus se impusieran una cuarentena rígida y asumieran un inmovilismo político y electoral absoluto.
Esto último no ocurre en la tierra, con o sin pandemia.