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Aumentan rentas a jubilados por el 2014 en vez del segundo aguinaldo: ¿Un engaño?

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editorial

Dirigentes de los jubilados y rentistas del país, con una burda maniobra mediante, de la que ellos también son actores, aceptaron un aumento de pensiones y de rentas para el sector, a pagarse en 2014 y “por única vez”, en reemplazo del segundo aguinaldo.

Voceros de la organización nacional de los trabajadores pasivos han dicho que ganaron con el acuerdo que firmaron con los gobernantes. Agregaron que el aumento de pensiones y rentas son mayores para los que ganan menos y que los que tienen rentas y pensiones abultadas no recibirán incremento alguno.

Esos líderes, con una seguridad, al parecer fingida, anotaron que cuando los delegados de ese grupo humano sean informados, en una reunión ampliada que se realizará en La Paz, la próxima semana, se convencerán de que el acuerdo jubilados-gobernantes es ventajoso para los primeros.

Alguno de esos dirigentes señaló, además, que en vista de que el presidente Morales y ministros suyos dijeron que no les concederían el segundo aguinaldo, a jubilados y rentistas porque no lo merecen, tuvieron que aceptar el planteamiento de los gobernantes.

Para nosotros ese acuerdo entre gobernantes y jubilados establece el aumento de pensiones y rentas —algunas de las cuales, se ha dicho, llegarán a Bs200, que se cobrarán desde enero de 2014 y por única vez— fue una negociación anticipada de lo que pudo ocurrir el próximo año cuando jubilados y rentistas pidan aumento de pensiones y rentas durante 2014.

A ese sector pasivo, que otrora aportó a la generación de riqueza nacional, se le negó el segundo aguinaldo, lo que fue facilitado por dirigentes sindicales próximos al gobierno, militantes o simpatizantes del MAS los que, probablemente, crean que así defienden los cambios, las reformas que, para nosotros, pierden su contenido avanzado cada vez más.

El argumento principal de los gobernantes, del Presidente sobre todo, fue y  es que el doble aguinaldo para los abuelos y las abuelas generaría déficit fiscal, es decir, que si se pagara ese doble beneficio, pronto el Estado perdería la capacidad de pago de sueldos y salarios. El primer mandatario añadió que él no se prestaría dinero para efectivizar esa obligación establecida por los mismos gobernantes. Además, éstos añadieron que a jubilados y a rentistas no les correspondía el doble aguinaldo porque ese beneficio fue creado para los trabajadores que aportan al Producto Interno Bruto (PIB), que ese doble aguinaldo busca estimular el aumento de la producción y que en lo sucesivo se pagará cada vez que el crecimiento económico en el país sea del 4,5 por ciento o más.

En una nota editorial de este medio dijimos y ratificamos que, esencialmente, el doble aguinaldo acentuará las diferencias entre la gente del pueblo.

El sentido común, asimismo, sugiere que otro riesgo es que suban los precios, quizá a un ritmo menor al de otras ocasiones. Subida de precios que sucede, en especial, en ciudades como Santa Cruz, así como los dueños decidieron, unilateralmente, subir el precio del transporte en Cochabamba, con el pretexto de que tienen que pagar el segundo aguinaldo.

Ante esa realidad verificable (a pesar de las cifras ofrecidas por el Instituto Nacional de Estadísticas, INE), voceros del gobierno, el Ministro de Economía y Finanzas, en primer lugar, dicen que los precios han bajado y que por tanto el índice inflacionario de noviembre también.

Convencidos como estamos de que funcionarios jerárquicos del INE y del gobierno (como la Ministra de Planificación del Desarrollo) manipulan los datos, es decir, acostumbrados como están de entregar cifras falsas, tenemos derecho a dudar de que bajen los precios y que disminuya la inflación.

Incluso si se comprobara que los precios merman y que la inflación es menor a la pronosticada, una realidad seguirá presente y actuante: la desigualdad determinada por los ingresos dispares que recibirán los asalariados bolivianos, entre diciembre de este año y febrero de 2014. Y los trabajadores por cuenta propia sólo indirectamente podrían recibir algún incremento por los bienes y los servicios que vendan en el mercado.

Otra evidencia que será ratificada es que una parte considerable del dinero emergente del segundo aguinaldo será “exportado” porque bienes que se compren en Bolivia serán de procedencia extranjera. Y aunque se diga que ese fenómeno ocurre hace tiempo y que es inevitable, la fuga de ese dinero de los bolivianos será incontenible porque no hay mecanismo capaz de frenarlo.

 Es verdad, asimismo, que pocos ahorrarán el segundo aguinaldo, aunque otros posiblemente lo utilicen para pagar deudas, como se dijo. Lo cierto es que desde el gobierno y desde el Estado se busca recoger al menos parcialmente la masa monetaria que fue inyectada al mercado: esa busca ser la función de los bono de ahorro que ofrece el Banco Central.

Otra consecuencia funesta del pago del segundo aguinaldo y del reclamo que hacen los jubilados y rentistas es la división de las direcciones sindicales y/o la desconfianza de los afiliados hacia miembros de la COB que, en vez de encabezar o cuando menos orientar la lucha de los jubilados y rentistas, decidieron apoyar al Presidente-candidato, satisfechos como están con el doble aguinaldo, así como podrían ser gratificados por los gobernantes con posibles candidaturas en 2014 y por qué no pensar que siquiera algunos de esos líderes, de dudoso comportamiento, hayan recibido alguna comisión o prebenda para que asuman el comportamiento del que somos testigos.

La unidad de los trabajadores otra vez queda lastimada o lo que es lo mismo: hay factores que desunen a los asalariados y no asalariados. Las organizaciones se debilitan cuando surgen elementos que enfrentan a los empobrecidos. La conciencia de éstos lejos de fortalecerse para los cambios se debilita. En esas condiciones, un programa de lucha es difícil compartir en el seno del pueblo. En ese cuadro, la solidaridad disminuye entre explotados y oprimidos, aunque sólo sea momentáneamente. El apoyo de otros pueblos al nuestro se deja esperar o no llega como en otro tiempo.

En momentos de la lucha de clases, como el que vivimos, para el pueblo es difícil localizar a sus verdaderos amigos y a sus enemigos reales. La gente sencilla descubre traiciones frecuentes nada menos que de sus dirigentes y de los gobernantes que a pesar de sus alianzas con los empresarios y con la derecha, se afanan en hacer creer (y todavía lo consiguen) en que defienden los interese regionales, populares y plurinacionales.

Los gobernantes, que fallan al pueblo cada vez con más frecuencia, sin embargo, a costa de mentiras todavía tienen electores cautivos que creen en el Presidente-candidato y hasta les toleran visibles maniobras, como la que  los gobernantes utilizaron para engañar a jubilados y rentistas. Éstos, sin embargo, mayoritariamente han rechazado el acuerdo gobernantes-dirigentes de los jubilados por lo que, probablemente, sigan su larga lucha en el corto tiempo de vida que les queda, dentro del que esperan labrar aunque sólo sea la última victoria.

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