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¿Tendremos mar cuando los pueblos boliviano y chileno ejerzan el poder?

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Remberto Cárdenas Morales*

Durante más de 100 años, especialmente desde Bolivia, se han formulado varias propuestas que han sido agitadas sobre todo en tiempos electorales, las que han sido compartidas entre enemigos políticos y/o entre sectores populares. Incluso se ha dicho, y se reitera ahora, que la reivindicación de una salida al mar para Bolivia une (o tendría que unir a todos los bolivianos) más allá de las diferencias reales. Hace días se presentó como un ejemplo de que es posible aquella unidad, al menos en los discursos, después de la reunión de ex presidentes bolivianos con el Presidente en funciones. Asimismo, el actual primer mandatario pretende compartir una estrategia, que busque el mar para nuestro país, con sus adversarios políticos de ayer y de hoy.

 

Por ello vale recordar las propuestas que reivindican mar para Bolivia:

— Cesión, por Chile, de un corredor con soberanía boliviana. Territorio, antes peruano y que, por tanto, tendría a Perú como límite por el norte. Perú tendría que aceptar esa solución.

— Canje de territorios, esto es, que a cambio del territorio para que Bolivia salga al mar, Bolivia restituya a Chile una extensión equivalente.

— Trueque de territorio que cedería Chile, a cambio de agua dulce que entregaría Bolivia.

— Por un corredor que cedería Chile a Bolivia, nuestro país debería realizar una compensación no territorial.

— Que la ciudad de Arica asuma una soberanía trinacional, es decir, que pertenezca a los tres países que participaron de la contienda bélica de 1879: Bolivia, Chile y Perú.

— Chile entregaría a Bolivia un territorio, en una especie de comodato, sólo para gozar del usufructo (uso), sin que el país beneficiario se convierta en “propietario” de ese territorio.

— Construir un puerto, para uso por Bolivia, a distancia de las playas chilenas, es decir, en medio del mar territorial.

— Compra, por Bolivia, de territorio chileno para salir al mar y para lo que la deuda de Chile por las aguas de manantiales del Silala sería una base significativa. (Se olvida que una empresa privada usa esas aguas y por tanto tal empresa es la deudora y no el Estado chileno).

— Entre los sueños está la total reintegración territorial y marítima para Bolivia. Quimera que comprende la devolución, por Chile, del territorio y del mar que le arrebató a nuestro país.

— La demanda boliviana de restitución territorial y por ende del mar, ante la Corte Internacional de La Haya (Holanda), que se estudia, pretende combinar diálogo entre Bolivia y Chile con aquel proceso. Ésa es la demanda que persigue el gobierno actual.

— Algunos (se advierte que son muy pocos) creen que sólo una guerra resolverá el lío más que centenario y que separa a bolivianos y chilenos.

— El diálogo binacional (Bolivia-Chile) es un camino largo pero idóneo para resolver aquel grave diferendo, dicen otros que recuerdan que la nueva Constitución Política boliviana excluye la guerra como instrumento para revolver conflictos interestatales.

— Otra sugestión es: guerra y negociación para conseguir la salida boliviana al Pacífico. Claro está que primero tendrá que ganarse esa guerra, previa reforma constitucional en Bolivia.

— Utilizar el puerto de Ilo, cedido por Perú para uso de Bolivia, y poner punto final a las exigencias bolivianas hacia Chile.

—Con certeza de que también son muy pocos los que se atreven a decir que si los bolivianos dejamos de consumir bienes y servicios chilenos, y/o que nos llegan desde Chile, presionaremos sobre éste o al menos dejaremos de potenciar su economía.

—Un Ministro de Banzer, en el aeropuerto de El Alto (Bolivia) procedente de Santiago (Chile), declaró: Quiero decirle a mi pueblo que ya tiene su mar, después del abrazo, en Charaña, entre los dictadores Banzer y Pinochet.

Quizá omitimos alguna propuesta acuñada para conseguir mar para Bolivia, pero el inventario resulta sugerente porque la demanda boliviana fue, es y será de muy difícil resolución.

En este espacio y con esta nota no tenemos como norte desanimar al gobierno boliviano y menos a nuestro pueblo, en la búsqueda de una salida al mar para Bolivia, pero no se debe callar que hasta este momento ninguna de aquellas “fórmulas” ni siquiera nos aproximaron al mar como para confiar que ahora sí estamos más cerca que nunca de aquel objetivo máximo.

Debe estar muy claro, asimismo, que la oligarquía criolla chilena, en alianza con empresas capitalistas inglesas, alentaron la invasión, la guerra y el despojo del que fue territorio boliviano y de la salida al mar, por el Estado chileno en 1879.

Y los sectores dominantes de la sociedad chilena han hecho todo lo que estuvo y está a su alcance para frustrar cualquier entendimiento destinado a la restitución de una salida al mar, con soberanía o sin soberanía, para Bolivia.

La inmensa mayoría del pueblo chileno, antes y ahora, respalda una solución al grave diferendo entre Bolivia y Chile. No obstante, también escasos sectores del pueblo chileno rechazan cualquier arreglo binacional y/o multilateral de aquel más que centenario conflicto.

Nosotros afirmamos que es imprescindible que el Estado Plurinacional (como se lo denomina ahora, en nuestro criterio, sin serlo) siga todas las gestiones que apunte hacia la conquista de la salida al mar, que sigue la vía resumida en este espacio. Sin embargo, lo que no se tiene que respaldar es el comportamiento falsamente patriótico de aquellos que proponen despreciar todo lo chileno y se atreven a parlotear, irresponsablemente, sobre una guerra de conquista. A ese nacionalismo extremo, propio de la derecha, nuestro pueblo debe aislar, enfrentar y derrotar.

En este último tiempo se habla de la diplomacia de los pueblos. Ahora debe materializarse aquella afirmación o tesis. Sobre todo, una salida al mar para Bolivia debe tomar en cuenta los verdaderos intereses de nuestro pueblo, sin dañar los intereses del pueblo chileno.

El Vicepresidente boliviano ha dicho que con el régimen de la derecha gobernante en Chile es más difícil la negociación del puerto marítimo para nuestro país. Éste es un dato que no debemos perder de vista, el que nos lleva a recordar que los trabajadores y nuestros pueblos de ambos países en discordia proclamaron que sólo cuando aquéllos gobiernen realmente en Bolivia y Chile será posible un puerto en el Pacifico para nuestro país, como acuerdo entre pueblos que tienen, esencialmente, los mismos intereses y que construyan sociedades nuevas en el camino de su segunda y definitiva independencia, cuyo desemboque postulamos que sea el socialismo.

Entre tanto, la reivindicación marítima no debe dividir a nuestros pueblos.

La Paz, 4 de junio de 2011.

*Periodista

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