Profesor Hugo Salazar Alarcón:
Soy una persona que pretende titularse como buen ser humano
“Creo ser un boliviano de corazón y creo que Bolivia aún es humana”
Franz Cuevas Navarro
(Semanario Aquí / 05-03-19)
Nacido en Chuquicamata (Chile), asume a Bolivia como fuente de trabajo y vida desde hace más de dos décadas, es docente en la Carrera de Artes y Diseño de la UMSA, todo este tiempo. Además de docente, se considera amigo de los estudiantes y enamorado de las artes, por lo que propone preservar la enseñanza del “diseño con alma”, para salvaguardar su sentido social. Sus opiniones y experiencias fueron reflejadas en una conversación, que la reproducimos:
Su Chile natal, su familia y el exilio
Nací en el lugar mineral de Chuquicamata (…), estudié en Chile en una primera instancia, en Antofagasta en la Universidad Católica, donde me he licenciado en Artes Plásticas mención pintura; después estuve un rato en el exterior, es decir en Europa, donde he vivido unos seis años. Ahí he decidido ser un trabajador gráfico, abandoné las artes plásticas por desavenencias ideológicas, ya que yo miraba el panorama de la plástica como una cosa más comunitaria, mucho más social y no tan individualista como lo es y lo va a seguir siendo (…).
Llegué a Bolivia un tiempo y no me recibieron muy bien (…), volví a Chile, ya Chile había cambiado y no me interesó quedarme ahí, entonces me devolví a Bolivia donde empecé mi vida nuevamente. Acá, profesionalmente, creo que Bolivia ha sido mucho más receptiva que en cualquier otra parte, he podido desarrollar una labor con la que estoy muy conforme, que tiene que ver mucho más con lo social que con lo empresarial (…).
¿Usted alguna vez se vio desempeñándose en otro rubro?
Bueno, eso es sintomático, yo nací en un pueblo donde todos son mineros, ingenieros, trabajadores del fierro y todo lo demás, análogo a Huanuni, pongámosle, en el cual, claro, tus papás, tus tíos, todos, piensan que tú vas a seguir la misma línea de minero, ¡No! Yo desde muy jovencito salí de la casa (…), vivía con una tía, era muy precaria la situación social y yo nunca quise seguir esos pasos, no me gustaban los fierros: dibujaba todo el día, hacía diseños, andaba molestando por todos lados y la única forma de salir era rebelándote y me rebelé. Cuando entré a la universidad a estudiar arte, mis padres no querían verme, ellos querían que volviera al mineral, después nos reconciliamos (…), te lo digo francamente, yo era ¡el arte o nada!
(…) Desde muy joven conocí la política y poco a poco me fui dando cuenta de que había una relación muy importante entre sociedad y arte, arte y sociedad ¿No es cierto?, por lo tanto me puse a militar en partidos políticos progresistas, desde muy jovencito, y fui ya tomando una conciencia social de que el arte debería ser para todos, por eso adopté la doctrina del arte socialista, tomando como ejemplo Cuba, (…). Entonces todo eso me llevó a plantearme cosas como artista en Chile donde fui cuestionado por la dictadura (…) y tuve que salir de Chile.
En el exterior seguí pregonando el arte social, el arte sin firmar individualmente sino que todos trabajaran para la sociedad, si nos necesitaban en una comunidad hacíamos murales, o ayudábamos visualmente a que la sociedad sea más justa. Lamentablemente, los integrantes de la sociedad exiliada de artistas plásticos, en Europa, se trasformaron todos en elitistas, se acabó la lucha ideológica y social, y dije: ya no tengo nada que ver acá (…) y ahí empecé a incursionar en las artes gráficas que es lo que he hecho durante 35 años (…)
El arte y la docencia
Yo escogí Bolivia para llegar a establecerme y echar raíces, pero definitivamente, y Bolivia me recibió bien (…), llegué a la docencia a los 45 años, creo que es una buena edad y me encantó la docencia. Los estudiantes son los que me han dado esa vitalidad que creo tener hasta ahora, el dinamismo, el entusiasmo y no perder mi conciencia ideológica y especialmente social (…), mi pensamiento político es el mismo, claro, han cambiado los contextos (…), han cambiado las relaciones de lucha, pero, sigo siendo una persona que lo único que pretende es titularse, algún día, como buen ser humano, ese es el único objetivo que ahora persigo en mi vida.
(…) Hace 21 años conseguí la docencia (…), el tiempo completo lo obtuve muy rápido pero eso no me nubló para decir “ya tengo mi pega, ya no acelero más y marco el paso”, no, creo que el compromiso que tengo con la universidad cada vez es más y, especialmente, hacia las generaciones. Ya siento a la UMSA como mi verdadera casa, mi verdadera alma mater (…). En la carrera de Diseño soy docente de Tipografía, de Diseño Gráfico II y en Artes Plásticas soy docente de Serigrafía Artística (…), creo que es muy compatible lo que hago, como docente, con lo que hago en mi vida profesional, es decir, hasta el día de hoy sigo produciendo serigrafía en el ámbito de la comunicación visual íntegra, tanto cultural, o sea artística, como en la comunicación visual directa (…)
Ahora hay un nuevo proyecto, el año pasado he implementado un proyecto de laboratorio experimental de gráfica en el cual reuní un grupo de jóvenes voluntarios interesados en rescatar la gráfica tradicional, llamémosle tipografía, xilografía, offset tradicional, serigrafía, y hemos conformado un pequeño laboratorio (…), hemos producido un montón de elementos hermosos (…). Yo considero que la postura de un diseñador gráfico es conocer desde la base (…). Si encuentro que el diseño de uno de mis estudiantes es bueno, no tengo ningún tipo de reparo en producirlo, creo que ese es el trabajador gráfico, no es anteponer títulos y sonseras de ese tipo sino que es trabajar en comunidad.
¿Qué significado tiene para usted ser docente?
(…) ser docente para mí significa un compromiso que va mucho más allá de un trabajo, es un compromiso personal en el cual tengo que entregarle a la sociedad boliviana todo lo que a mí me ha dado (…). La docencia debería ser un premio a toda una labor que el profesional realiza (…). No soy de las personas que improvisa o que repite todo el tiempo (…) para que la información que transmito al estudiante pueda motivarlo, entusiasmarlo y ellos puedan disfrutar del qué hacer gráfico (…)
No pretendo ser el mejor docente del mundo sino que pretendo ser un buen ser humano, eso significa interrelación, tolerancia; significa respeto, solidaridad, honestidad, disciplina; significa todos esos valores que siempre los enumeramos pero muy pocas veces los practicamos. Yo tengo, más que una separación de títulos, una relación personal con los estudiantes, creo que me interesa ser más amigo de ellos que ser un docente al cual le tengan cierta repelencia sino que es un allegado. Yo soy criticado por mis colegas por esa forma en que manejo la didáctica, dicen que soy demasiado abierto y benevolente y yo no estoy de acuerdo, yo no creo en ser estricto o dictatorial, no creo en el militarismo, creo en la libertad, creo que acá nadie ha forzado a los chicos a venir, por lo tanto, yo no tengo por qué chicotearlos y obligarlos a hacer cosas que a lo mejor no quieren hacer, pero, eso sí, puedo motivarlos y eso no es ser benevolente (…) Y puedo preguntarles a mis colegas ¿A quién buscan los egresados?, a mí me buscan porque soy su amigo y eso es lo que me gratifica (…) porque yo estoy más involucrado con ellos y les doy experiencia, no sabiduría (...) y cada año me planteo nuevas cosas, no me quedé dormido en una hamaca.
Un consejo a quien quiera seguir la carrera docente
Chicos, chicas, yo creo que la carrera docente es hermosa, pero, hay que apasionarse y como decía hace un rato, no es solamente un trabajo, es un compromiso enorme porque somos reflejo de una sociedad en la cual estamos dando ejemplos, pero ejemplos reales. Seamos practicantes y seamos docentes, ese es el único requisito que yo les pongo, no solamente seamos docentes, leamos libros, veamos tutoriales y después vengamos a decir cosas que nunca hemos hecho (…). Si hacemos eso podemos ser un gran docente porque vamos a enseñar lo que realmente hacemos, unir teoría con práctica para mí es fundamental (…).
(Semanario Aquí / 05-03-19)