Testimonio de vida
Mi primer trabajo fue en un café internet y luego en agencias de viaje. Al mismo tiempo estudié en un instituto y luego en la UMSA.
Marcela Barrios B.
Valores inculcados por su padre y su madre, su propio esfuerzo en el trabajo y estudios, desde que terminó el colegio, hacen de Ana una profesional destacada. Es egresada de la carrera de Turismo y ahora prepara su proyecto de grado para obtener la licenciatura.
Luego de salir bachiller, en 2005, comencé a trabajar en un café internet, quería saber cuál era el movimiento porque había comenzado a estudiar computación.
Luego decidí ingresar a la universidad. Mi reto era estudiar la carrera de Turismo.
Ingresé al prefacultativo de Turismo en 2007. Ya en ese año estaba trabajando como auxiliar administrativa en una empresa de viajes y ya cursaba el primer año de Turismo en un instituto. Tenía todo mi tiempo ocupado.
“Trabajaba en la mañana, en la tarde estaba en los prefacultativos de la universidad y en la noche estaba estudiando en un instituto, estudiaba Turismo y Hotelería, empezando para agarrar más herramientas y fortalecer luego (mi profesión) con la licenciatura”, asegura Ana.
Cumplir con el trabajo y los deberes académicos fue complicado porque estaba ocupada mañana, tarde y noche. A veces no encontraba horarios para hacer mis trabajos, tanto del instituto como de la universidad.
Muchas veces hacía mis trabajos, de la universidad, en los horarios de clases.
Desde que comencé a trabajar pago mis gastos y mis estudios. Mi mamá y mi papá no me ayudaron, más bien ellos me impulsaron a ser independiente.
“Tengo mis papás con los que vivo, pero desde chica me han enseñado a ser independiente”.
En ese camino de ser independiente, también trabajé en la venta de paquetes turísticos en otras agencias de viajes y luego en la venta de boletos aéreos.
También estuve en la administración pública, organizando actividades culturales. Pero ese trabajo duró sólo seis meses y luego volví al ámbito privado. Me fui a hotelería.
“En entidad pública, podría decir que se necesita bastante muñeca. Ahí yo tenía que luchar, el camino era difícil, porque yo no tenía muñeca, ni padrinazgo en ninguna parte. En ese sentido no me fue muy bien, que digamos. He debido estar seis meses, porque ni bien cambiaron de director donde yo trabajaba, también cambiaron la gente, cambiaron a todos”, recuerda.
El trabajo que más disfruté fue hotelería. Y esa es la rama en la que quisiera seguir trabajando.
Mientras seguía trabajando terminé de estudiar turismo en el instituto porque sólo era dos años y medio. También terminé la UMSA. Egresé en 2016, pero por las responsabilidades laborales no pude obtener mi licenciatura.
Este año (2018) dejé de trabajar y, actualmente, estoy en pleno proceso de investigación para presentar mi proyecto de grado.
Si bien tengo algunos ahorros, debo mantenerme y por eso tengo trabajos eventuales. Trabajo en casa, en diseño gráfico.
“Ahora estoy trabajando en diseño. Estoy en mi casa porque tengo mi ahorrado de tantos años de trabajo y me puedo dar el gusto de estar sin trabajo formal y dedicarme a mi título”.
Vivo en Obrajes, con mi mamá, mi papá, dos hermanos y una hermana, mayores. Yo soy la última. “¡El último esfuerzo!”.
Mi mamá y mi papá son gente humilde. Ella es ama de casa, vive fuera de La Paz, en Desaguadero y él, mi papá, es jardinero.
Agradezco que hayan sido duros conmigo, porque desde que salí del colegio, incluso más antes todavía, me enseñaron a que tengo que ser independiente.
“Me enseñaron a que la única persona que tiene que cuidar de mí, debo ser yo misma, en todo el sentido emocional para que nadie me lastime o me haga sentir menos por el hecho de que vengo de padres humildes. Y siempre salir adelante”.
Gracias al trabajo viajé fuera del país. Conozco Brasil y Perú. Estuve a punto de quedarme en Perú, pero me limitó no tener título. Me sentí incompleta y volví.
Pero aprendí que los peruanos son muy estratégicos en el desarrollo turístico. Los guías no tienen título o licenciatura pero dominan tres o cuatro idiomas. Incluso hay niños que hablan dos idiomas, que aprendieron en el cotidiano al conversar con los turistas que llegan a ese país.
Tras estudiar computación, turismo, diseño gráfico y trabajar en diferentes lugares me siento completa, a pesar de que aún me falta mucho por aprehender, por conocer y viajar.
“Si mañana me pasara algo, me siento completa, sí completa, si casi competa porque he trabajado en varios lugares, he conocido a muchas personas y no he hecho daño a nadie”.
Así de humildes, mi mamá y mi papá me enseñaron a no hacer mal a nadie. Claro, si no quieres que te hagan mal, no hagas el mal. Punto.
Cómo ellos crecieron en la época de la hacienda, los hacendados no les dejaban estudiar. Entonces, tenían la idea de que hacer cosas buenas por los demás, recibirán cosas buenas. Si haces cosas malas, obviamente, vas a recibir cosas malas.
No tendrán maestrías o doctorados, pero son muy sabios. Valoro mucho los valores que me enseñaron, la capacitación que he tenido por mi parte y la dicha de haber conocido buenas personas en todo este trayecto en mi vida.
Claro que también conocí personas diferentes. Malas. Sí, claro, sí. El “locotito” en la vida nunca está por demás. Yo lo tomo por ese lado. Con mucha felicidad, la vida tal vez sea muy aburrida. Quién sabe. (risas)
Recuerdo que una vez, en una entrevista laboral en una empresa privada, enfrenté una situación incómoda.
Me entrevistó un varón y me preguntó si tenía novio, si tenía planes de matrimonio y si pensaba tener hijos.
Respondí que si tenía novio, pero que no pensaba tener hijos.
Mi respuesta no gustó.
Concluyo que no era una persona responsable, que por seguir estudiando en la universidad pediría permisos y por eso no me contrató a pesar de la experiencia laboral que tenía.
Dijo que cuando una mujer tiene hijos o hijas es más responsable porque tiene alguien por quién trabajar y a quién mantener.
Me hizo preguntas que me pusieron incómoda. Hizo preguntas muy personales que en una entrevista laboral no se las tendría que realizar.
“Me sentí acosada, discriminada. Me sentí muy incómoda”.
Me pregunto si hicieron las mismas consultas a los postulantes varones.
Luego de todas esas vivencias, hoy, estoy concentrada en mi investigación, aunque también estoy aprovechando para ir a algunos seminarios para no desconectarme por completo del trabajo.
Cuando defienda mi proyecto de grado estoy pensando en estudiar inglés, para reforzar el idioma que aprendí en la carrera, porque a veces tengo algunos tropezones con algunas palabras.
También estoy pensando trabajar en casa, no sólo en diseño gráfico sino también en traducciones.