Estudiar y trabajar demanda mucho esfuerzo. Cuando estudié Derecho tuve incluso que ir a clases con mi hija en brazos.
Marcela Barrios B.
Estudiar y trabajar es sacrificado. Cuando estudiaba la carrera de derecho, hace unos 14 años, trabajaba en una notaría de fe pública y tenía que llevar a mi hija a mis clases porque no tenía con quién dejarla y tenía que darle su leche. En ese entonces, ella tenía tres meses de nacida.
Más bien había docentes flexibles que permitían que esté en clases con mi hijita. Recuerdo que pasaba clases de derecho administrativo, derecho penal, procesal penal y otras materias de la carrera de derecho.
Esa no fue la única dificultad que enfrenté. Días después de dar a luz volví al trabajo, porque no me cumplieron con la baja por embarazo, o sea, los 90 días de baja, 45 días antes y 45 días después del nacimiento de mi hija.
Este esfuerzo provocó problemas en mi salud. Un día estaba tan agotada y estresada que estuve a punto de hacer caer a mi hija en la calle. Tuve que detenerme y sentarme en una grada. Llamé a mi hermana para que me ayudara. Ese día salía de clases y estaba volviendo al trabajo. Estaba a dos cuadras de la notaría donde trabajaba.
“(Después de dar a luz), una no tiene fuerzas para agarrar una cartera. Como era primeriza no podía, entonces en la calle casi suelto a mi hija. No podía dar un paso. Agarrada de mi hija, mi cartera, mis cuadernos”.
Hoy mi hija ya tiene 14 años.
En la Facultad de Derecho más bien había horarios de trabajo para ir a clases. Pero para estudiar había que sacrificar el almuerzo y los horarios de descanso.
Al medio día tenía que ir a clases y luego volver a mi trabajo. Por la noche era igual, del trabajo a clases, de 18.30 a 21.30 y luego de clases a mi casa.
Trabajar y estudiar en la universidad es sacrificado.
Superé esa etapa y hoy creo que todo ese esfuerzo valió la pena porque aporté al sustento de mis hijos y de mi familia.
Tengo 40 años, soy abogada y trabajo en una institución pública. Y me preparo para ir a clases en la carrera de Lingüística. La segunda carrera que me propongo estudiar.
Vivo en la zona Huayna Potosí, en la ciudad de El Alto. Vivir lejos implica que me tengo que levantar más temprano, pero para quien le gusta estudiar cualquier sacrificio es bueno.
Tendré clases a las 07.00, por lo que tendré que salir de mi casa a las seis de la mañana porque debo ir hasta el Monobloc Central.
Entonces, deberé levantarme por lo menos a las 05.00 de la mañana para dejar el almuerzo cocinado. Cuando una está en esta situación tiene que saber cocinar en menos de una hora (risas), porque sí o sí tiene que salir la comida.
Dejo cocinado una semana y la siguiente dejo a mis hijos dinero para que se compren almuerzo. Así alterno, tampoco me voy a sacrificar tanto.
Mis hijos en la mañana también irán a clases. Mi marido les dará su desayuno antes ir al trabajo. Ya de regreso del colegio, por la tarde, se quedarán con mi mamá, más bien que me ayuda en ese aspecto.
Luego mi esposo llegará por la noche. Claro, más temprano que yo.
Yo soy la última en llegar a casa.
Trabajo de lunes a viernes ejerciendo mi primera profesión, como abogada en una institución pública. Mi salario es igual al de otros compañeros abogados y en cumplimiento de las normas administrativas. No escuché que exista diferencia salarial de las mujeres y hombres.
Lo que sí he visto (es) que en algunas instituciones (…) hay varios extranjeros trabajando. Y yo digo dónde están nuestros ciudadanos, nuestros profesionales, jóvenes o aquellas personas con capacidad. ¿Dónde están?.
Todos somos bolivianos, bolivianas y deberíamos tener trabajo para que se respeten nuestros derechos y nosotros cumplir nuestros deberes de cubrir los gastos de nuestras familias.
He escuchado, alguna vez, que no solamente se debe estudiar y ser empleados. También nosotros podemos ser empresarios y no solamente empleados. Esa es mi meta. Estudiar para tener mayor conocimiento para ayudar a los demás, para crear trabajo.
Quiero decir a las mujeres que cada camino que elijan es decisión de cada una y que nadie puede obligarles a hacer algo que no quieren.
Y si tomaron la decisión de estudiar que concluyan su carrera.
Y si luego quieren formar una familia, como madres pueden aportar, pero no depender del salario del marido porque para eso estudiaron.
¡¡Mujeres!!, ustedes pueden ser profesionales, entradoras, o tal vez protagonistas de un emprendimiento mayor y creando empresas.