A rajatabla
Yuri Aguilar Dávalos
Se espera 10, 15 o 30 minutos, según la hora del día, pero uno puede estar seguro de que arribará a su destino porque el bus PumaKatari llega allí, el que integra el primer sistema de transporte público en Bolivia, dependiente de la Alcaldía Municipal Autónoma de la ciudad de La Paz.
Un bus Puma Katari en la parada terminal de la calle Colón esq. Av. Camacho. (Foto: Aquí)
—¿Va a Villa Fátima?, pregunta un usuario en la Av. Camacho
—No, sólo hasta el Estadio, responde el conductor del minibús.
—¿Irá a Rosales?, pregunta otro usuario al conductor de un trufi (taxi de ruta fija) de la zona Sur
—No, sólo hasta la calle 28, dice el conductor.
—¿Va a Achachicala?, pregunta un pasajero a un minibusero en la Av. Arce
—No, sólo hasta la Pérez, responde el conductor
Esos son algunos de los diálogos cortantes (otras veces los conductores ni contestan) que se repiten diariamente a partir de las seis y media de la tarde en la ciudad de La Paz. Ese es el momento en que los usuarios del transporte público se aglomeran en las esquinas, pelean entre ellos y se dan empujones cuando aparece un minibús “tramero” (que hace su recorrido por tramos y cada uno con una tarifa diferente), para subir al vehículo, que lleva 15 pasajeros comprimidos, sin los “paraditos”, vehículo que sólo tiene capacidad para 11 personas, incluido el conductor.
Los controladores viales de la Alcaldía paceña que tenían como una de sus funciones evitar el “trameaje” y sancionar a los conductores que cambian los discos de rutas o que las sobreponen con otras para reducir su trayecto, sólo miran y no hacen nada para evitar el abuso de los transportistas.
Días antes de que se ponga en funcionamiento el sistema de buses PumaKatari, un considerable número de los transportistas aumentaron sus unidades y, curiosamente, llegaron a las laderas más allá de las 18.30, en un afán de hacer buena letra con la ciudadanía y evitar perderla; pero, pronto el susto pasó y todo volvió a la desastrosa normalidad: mal servicio, “trameaje” y abuso de los choferes del transporte público sindicalizado y del “libre” (que también es sindicalizado).
Pero, llegó el nuevo sistema municipal de transporte masivo: los PumaKatari. Los buses ahora tardan, pero llegan y, sobre todo, los pasajeros llegamos a nuestros destinos. La seguridad que tenemos al subir a un PumaKatari no la tenemos en los otros servicios, sean estos minibuses, trufis o radiotaxis.
Por ahora estos buses de transporte público masivo cubren algunas zonas y los aplausos son más que las críticas malintencionadas de portavoces de los transportistas.
Los PumaKatari tienen parada fija, lo que significa que se haga fila y que se respete el orden de llegada, con lo que se espera desterrar las peleas entre usuarios por ganar un espacio; tienen capacidad para que los pasajeros vayan cómodamente, incluidos los parados, y no como sucede en los minibuses y trufis donde los pasajeros van “comprimidos” en espacios reducidos e incómodos como si todos los pasajeros tuvieran cinco años; van a una velocidad constante, y no lentamente, o a altas velocidades lo que pone en riesgo la vida de los usuarios, por culpa de los transportistas; tienen ventilación y no son cámaras asfixiantes, sin ventanas, como son los minibuses; circulan las 24 horas…
Sabemos que los primeros días hubo algunas deficiencias en los PumaKatari, por ejemplo, pocos buses en alguna ruta o falta de información o tramos muy largos sin paradas intermedias, etc., pero sabemos que hay operadores permanentes que monitorean esas falencias y las van superando paulatinamente de modo que el usuario esté satisfecho lo mejor posible con el servicio.
Instrucciones trilingües en los buses Puma Katari. (Foto: Aquí)
Los beneficios que traen los PumaKatari son numerosos, pero anotamos los más novedosos: cada bus tiene sistema Wi Fi (sin contraseña y gratuito, lo que facilita ingresar a la red del ciberespacio a los que tienen servicio de Internet en sus celulares u otro dispositivo móvil; también sobresalen las instrucciones trilingües (castellano, aymara e inglés) que están pegadas en los buses y paradas para el buen uso de ese servicio.
Sin embargo, no todo es armonía en ese servicio de transporte porque, lamentablemente, los transportistas sindicalizados y “libres” han iniciado una especie de “guerra de baja intensidad”: se detienen en las paradas exclusivas de los PumaKatari para quitarles pasajeros; invaden su paso e impiden su libre desplazamiento; han ocasionado destrozos en los paneles de información de las paradas… Por otro lado, algunos usuarios pretenden argumentar que el pasaje es caro, olvidándose que el “trameaje” de minibuses y trufis es por demás alto, incluso en comparación con el pasaje nocturno de los PumaKatari.
Los transportistas sindicalizados y “libres” tratarán de conseguir que fracase el servicio del municipio paceño porque les quita el monopolio del trasporte público; pero, depende de los usuarios, defender a este servicio público que, además de ser masivo es limpio, cómodo y seguro.
Nunca pensé ser katarista…, perdón: digo pumakatarista, pero me declaro serlo, militantemente.