Jenny Ybarnegaray Ortiz
La Paz, 18 de marzo de 2013.
El pasado fin de semana, varios medios de comunicación hicieron noticia de otra “ocurrencia” de su excelencia Juan Evo Morales Ayma quien, en una de sus habituales reuniones con las organizaciones campesinas del trópico de Cochabamba habría manifestado su preocupación por los resultados del último censo nacional de población y vivienda, y donde no tuvo mejor propuesta que lanzar uno de sus habituales “chistes” que tanto gustan a sus bases: les prohibió usar condones para garantizar el crecimiento poblacional de Bolivia.
¿Riámonos, chiste es? Siento mucho por quienes piensan que mi origen cultural “occidental” no me permite entender el sentido de humor del Presidente, porque lo cierto es que de ninguna manera me hace gracia lo que dijo ya que denota una absoluta falta de responsabilidad o un total desconocimiento frente a los graves problemas de salud que tenemos en Bolivia, pues —considerando el antecedente de sus propios exabruptos en relación con las mujeres— ni por si acaso voy a esperar que tenga un mínimo sentido de respeto a la libertad que tenemos las personas para elegir cómo, cuándo y cuántos hijos procrear a lo largo de nuestras vidas, derecho reconocido en el Artículo 66 de la CPE, que señala “se garantiza a las mujeres y a los hombres el ejercicio de sus derechos sexuales y sus derechos reproductivos”.
En primer lugar, si su alocución estaba dirigida a sus bases cocaleras, dudo mucho que estén habituadas al uso del preservativo, y mejor haría recomendándoles que prohibiéndoles su uso, ya que el trópico de Cochabamba es una zona rural donde la tasa de maternidad es muy alta, igual que las tasas de mortalidad infantil y materna —como en casi toda Bolivia— y donde existe una preocupante incidencia de infecciones de transmisión sexual (entre otras, el VIH-SIDA). En otras palabras, las mujeres están pariendo (y muriendo en el parto) como siempre y las wawas están muriendo como siempre antes de cumplir los cinco años de edad; por lo tanto, la “baja” densidad poblacional de Bolivia no es atribuible al uso desmedido del condón sino a los problemas endémicos de un país “en vías de desarrollo” que no ha logrado superar cifras catastróficas en décadas de (pésima) aplicación de políticas sociales.
En segundo lugar, el Presidente ni siquiera tiene en cuenta los datos del propio Ministerio de Salud que alertan sobre el crecimiento exponencial de la transmisión del VIH-SIDA y de la mortalidad debido a esta enfermedad en el último quinquenio. “El programa ITS/VIH/SIDA hasta septiembre del 2011 reportó un total de 7.213 casos notificados de VIH en toda Bolivia, estos datos indican que 6 de cada 10.000 bolivianos estarían viviendo con VIH. Proyecciones de la OPS y la coordinadora nacional del programa ITS/VIH/SIDA del Ministerio de Salud, estiman para el 2012, un crecimiento de unos 600 casos adicionales al 2011”[1]. Entre los factores de riesgo, el reportaje de referencia señala que uno de los más importantes es que “los habitantes de áreas rurales son todavía frágiles al no guardar cuidados básicos en el área de su conducta sexual, que por circunstancias "morales o éticas", producto de sociedades conservadoras de restringida información, se mantienen en el débil umbral de adquirir el mal; lo paradójico es que las personas que cuentan con conocimiento e información, no reportan por el temor a la descalificación de una sociedad acusadora”.
En tercer lugar, hoy mismo (18/03/2013) el periódico El Deber de Santa Cruz reporta datos alarmantes sobre el incremento de los embarazos adolescentes y el VIH en relación con éstos: “Las cifras de adolescentes que se convierten en madres subió entre el año pasado y éste. También aumentó el número de jóvenes mujeres que fueron infectadas por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). De acuerdo con los datos proporcionados por la maternidad Percy Boland, en enero y febrero de 2012, la maternidad atendió a 908 madres adolescentes, mientras que en los mismos meses de este año la cifra subió a 1.623. Según la sicóloga del hospital Percy Boland, Ana Calvo, 34 de cada 100 pacientes tienen entre 14 y 16 años, aunque también se registran casos de niñas de 10 años”[2].
Y como si estos datos no fuesen lo suficientemente preocupantes como para emprender urgentes políticas públicas de prevención de infecciones de transmisión sexual, de educación sexual, de protección de nuestra niñez y adolescencia, sale a la palestra el diputado Lucio Marca del MAS y señala que el tema está en discusión y hasta están pensando imponer un “impuesto al no-embarazo”. Es decir, que el diligente diputado no sólo se había tomado en serio el “chiste” del Presidente, sino que ya había estado pensando cómo complacer el deseo de Su Excelencia de acelerar el crecimiento demográfico de nuestro país.
En contrapartida ¿no sería mejor imponer un impuesto a cualquier exabrupto oficial o extraoficial que desconozca y melle los derechos reconocidos en la CPE, en este caso en concreto, los derechos a la vida, a la salud y a ejercer libremente los derechos sexuales y los derechos reproductivos? A ver si así aprenderían estos señores a cuidar mejor su boca para no decir lo que se les viene en gana, cuando y donde se les ocurre, haciendo gala de una ignorancia supina que raya en la criminalidad.
[1] http://www.piebolivia.org.bo/index.php?option=com_content&view=article&catid=36:articulos&id=239:mortalidad-en-bolivia-por-vihsida En una rápida búsqueda de datos, no he encontrado cifras más recientes que, sin duda, deben ir en crecimiento para 2013.