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Inversiones extranjeras en Cuba ¿riesgo de restauración capitalista?*

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La prensa de la Mayor de las Antillas, sobre la aprobación de la ley de inversiones extranjeras en el país hermano, tituló que esa normas es un  “impulso vital para el desarrollo económico”.

El ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, afirmó que “la Ley preserva la soberanía y el patrimonio nacional, los recursos naturales, el Medio Ambiente, y añadió que ‘no volveremos al pasado, ni entregaremos nuestras riquezas. Nunca más venderemos al país’"

El funcionario del gobierno cubano aseguró que esa Ley “es una de las acciones de mayor connotación en el proceso de implementación de los Lineamientos aprobados en el Sexto Congreso del Partido” (Comunista de Cuba, PCC).

El dirigente del gobierno cubano destacó que “Entre los principios de la política para la inversión extranjera la ley aprobada este sábado (29-03-14)… será un elemento activo y fundamental para el desarrollo del país a corto y mediano plazo, se promoverá sobre la base de una amplia y diversa cartera de proyectos, priorizará la promoción de zonas especiales de desarrollo, y que incentivará proyectos que generen encadenamientos productivos en el país en busca de la eficiencia”.

El Ministro de Comercio Exterior… de la Isla señaló “que la participación cubana siempre será mayoritaria en las asociaciones dirigidas a la extracción de recursos naturales, prestación de servicios públicos y desarrollo de tecnología”.

Añadió “que no habrá libre contratación de la fuerza de trabajo, sino que se mantendrá la figura de la agencia empleadora, y que no se otorgarán derechos de exclusividad sobre el mercado cubano al socio extranjero”.

El “desarrollo de la infraestructura industrial, la generación eléctrica y la producción agrícola” son las áreas en las que operaran las inversiones  extranjeras en Cuba.

En otros despachos de prensa, procedentes del país del Caribe, se asegura que no habrá inversiones extranjeras en salud y educación, servicios que son destacados por organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud y la UNESCO.

Los que ayudamos a organizar la solidaridad con la Revolución Cubana en Bolivia entendemos que en la Isla liberada, sobre todo por el bloqueo yanqui, se requieren capitales externos para que en las empresas mixtas que se constituyan la mayoría de las acciones las mantenga el Estado socialista cubano.

Y sobre el socialismo, con inversiones extranjeras, es el socialismo posible del que hace tiempo hablan los dirigentes del gobierno y del PCC.

Los enemigos de la epopeya cubana, lo dijeron antes y lo reiterarán ahora, ven lo que ellos llaman una apertura en Cuba, pero que la consideran insuficiente porque esa derecha, más allá de matices, cree que allí se debe restablecer el capitalismo, a lo que los cubanos aseguran que no habrá retorno a ese pasado, a ese régimen explotador y opresor.

No es fácil entender, desde la izquierda, el papel de las inversiones extranjeras en Cuba porque para Nuestra América esas inversiones son mecanismos para la dominación política y para el sometimiento en materia económica.

Militantes de izquierda en Bolivia, sensiblemente, aseguran que los días del socialismo cubano están contados y que la regresión al pasado capitalista es cuestión de corto tiempo.

Otros militantes de izquierda admiten, aunque en voz baja, que los acuerdos de los revolucionarios cubanos con inversionistas extranjeros se efectuarán, siempre, en beneficio del pueblo cubano.

Los editores de este boletín, los que además somos parte de los activistas de la solidaridad con la gesta de la Mayor de las Antillas, confiamos en que los capitales externos en Cuba serán para conseguir mayor desarrollo económico y que no se retornará al capitalismo, esa “pesadilla realizada”, sobre la que escribió Eduardo Galeano, poco antes de la derrota del socialismo en los países europeos y asiáticos.

Nosotros, asimismo, recordamos en esta nota lo que Fidel Castro Ruz dijo en la Embajada de su país, en La Paz, cuando nos visitó: un periodista le preguntó si las empresas mixtas en el turismo eran una amenaza de restauración capitalista en su país. Fidel respondió que sí corrían ese riesgo, pero que los revolucionarios cubanos se empeñarían para evitar que eso ocurra.

Ese mensaje fidelista cabe recogerlo de nuevo en este tiempo que, con otras palabras, líderes cubanos han reiterado las últimas horas.

La derecha internacional, sin duda, espera que acabe el “socialismo posible” en la patria de Martí y Fidel. No faltan también izquierdistas, entre nosotros, que afirman que en Cuba sólo queda recuerdos del socialismo que, incluso, en ese suelo caribeño nunca hubo socialismo, y reiteran frases difundidas también desde la trinchera opuesta a Cuba de la derecha y del imperialismo.

Esos militantes de izquierda, durante similar tiempo de la Revolución Cubana, afirmaron y afirman que en la Isla no hay monopolio del comercio exterior, que allí el Estado no es socialista, que la otra izquierda distinta a la que gobierna en la Isla carece de los derechos políticos, que los sindicatos cubanos no tienen independencia respecto del Estado y otras afirmaciones por el estilo.

Nosotros nos sentimos como una inevitable contraparte ante esa posición que de hecho desahucia al socialismo cubano o al socialismo posible ahora.

Sin embargo, para los editores de Voz, la polémica sobre la aplicación de los lineamientos económicos y sociales del PCC y la Revolución, continúa y no es nueva. Y tenemos que participar de ese debate ineludible.

Ahora, tanto o más que antes, debemos aplicar una línea de acción fidelista: la lucha de ideas insoslayable, y por esa vía de nuevo defenderemos la Revolución Cubana.

Por ello, otra vez nos animamos a proponer que ejerzamos los derechos, individuales y colectivos, que los periodistas hemos ayudado a que se incorporen en la Constitución Política del Estado boliviano: los de informar, comunicar, opinar e interpretar.

Esos cuatro derechos tenemos que ejercer —nosotros desde este espacio— para informar sobre lo que acontece en Cuba, para comunicar al pueblo con la que se consigue el diálogo y la participación, para opinar desde la trinchera de los empobrecidos y para interpretar con ética esos acontecimientos.

Esa es una tarea gigantesca que debemos asumir. Y los resultados de las inversiones extranjeras en Cuba vendrán a nuestro auxilio en la polémica si ocurre, como esperamos, que el movimiento que impulsa el Estado, el gobierno, el PCC y el pueblo cubanos impulsen allí el socialismo posible.

Además, con las inversiones extranjeras confiamos que no habrá restauración del capitalismo en la Isla indomable.

*Editorial del boletín Voz de solidaridad con Cuba y la Revolución, No. 198 del 29-03-14. 

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