La comunidad a la que pertenece el polémico padre Giraldo alza la voz en su defensa frente a las acusaciones de “terrorista y difamador” que le hizo el expresidente
Por: Las2Orillas | marzo 29, 2016
Tras la captura de su hermano Santiago, el expresidente Álvaro Uribe se tomó unos días para reflexionar reposadamente. Un par de días después leyó un extenso comunicado en el que se despachó contra una serie de personajes a los que acusó de ser los responsables de la situación de Santiago Uribe a quien llamó “preso político”. Sobre el padre Javier Giraldo dijo que era “Un sacerdote al servicio del terrorismo. Difamador de profesión” en alusión a que desde el Centro de Investigación y Educación Popular, CINEP, Giraldo documentó el caso de Eunicio Pineda, uno de los testimonio que luego la Fiscalía usó para fundar la acusación contra Santiago Uribe.
Efectivamente, como Coordinador del Banco de Datos de DDHH y Violencia Política del CINEP, Giraldo ha documentado centenares de casos y su contribución no pocas veces ha sido clave para que crímenes y masacres no queden en la impunidad y el olvido. El padre Giraldo, jesuita, rechazó las acusaciones infundadas de Uribe a través de una entrevista en Noticias Uno. Ahora el también sacerdote jesuita Alejandro Ángulo, fundador del CINEP y Premio Nacional de Paz 2013, le responde a Uribe a través de esta carta:
¿Por qué defender los Derechos Humanos?
Usted tiene derecho a defender sus derechos. Este es un principio básico. Y básico quiere decir que no depende ni de códigos, ni de instituciones, ni de leyes. Si uno no tuviera ese derecho de defenderlos, nuestros derechos no existirían.
Y entonces ¿por qué algunos creen que los defensores de los derechos humanos no tienen derecho a defenderse y de ayudar a defender los derechos de otras personas? Esta es la pregunta del millón porque, en general, lo que hay detrás de esa negación de la defensa es un millón de hectáreas o muchos millones de pesos.
En realidad los que defienden los derechos humanos están trabajando por usted, por mí y por ellos mismos. Porque defender los derechos humanos es defender el derecho a la integridad de la vida, la de uno y la de los demás. Y esos derechos se inventaron para que la gente común y corriente pueda defenderse cuando sus propios gobiernos los atacan. Suena absurdo pero así es: hay gobiernos que matan a sus ciudadanos, alegando el bien de la ciudadanía. De forma que lo matan a uno por su propio bien. Y por eso el derecho internacional de los derechos humanos es para protegerse de los gobiernos que abusan de su legítima fuerza que está destinada a la defensa y no a la ofensa de los ciudadanos. Para esa defensa el gobierno legítimo está autorizado mantener un ejército y una policía.
En realidad, los ejércitos están diseñados para defenderse de otros países en las guerras internacionales. Y la policía, que es una institución civil, está destinada a colaborar en mantener el orden público en el país. No debiera ser un cuerpo armado.
Pero sucede y pasa que en Colombia, por las circunstancias de la insurgencia armada, el ejército está dedicado a la guerra interna y la policía se militarizó. Y como esas circunstancias son las de la guerra interna, todo el panorama colombiano de la integridad de la vida se ha ensombrecido en una guerra civil y sucia, en la que se mezclan la estrategia antiguerrillera, la represión social y la criminalidad común. La proliferación del homicidio como relación social nos está indicando que matar no es una solución para ningún problema. Y que el usar el asesinato como medio se vuelve contra el asesino. Con ello, la defensa de los derechos humanos se hace cada día más urgente. Y los defensores de los derechos humanos merecen una consideración especial, porque en esa proliferación de la violencia, el único recurso útil es defender a toda costa la integridad de la vida. A los gobiernos les conviene más defender a los defensores que tratar de silenciarlos.
Por: Alejandro Angulo – CINEP