La Paz, Página Siete, martes, 26 de abril de 2016
Reina Magdariaga Larduet /La Habana
Mucho pesar causa la triste realidad que muestra la Antártida con la muerte de 150 mil pingüinos Adelaida por la presencia de un enorme glaciar de 2.900 kilómetros cuadrados en la bahía Commonwealth.
AFP. Un solitario pingüino en la isla Petterman, en la Antártida: su situación es ciertamente crítica.
Las condiciones en esta zona cambiaron dramáticamente cuando en diciembre de 2010 el iceberg B09B, del tamaño de Roma, se incrustó en tierra firme tras chocar con la lengua de hielo del glaciar Mert, señala un comunicado de la Universidad de Nueva Gales del Sur de Australia, citado por Prensa Latina.
Como consecuencia, un equipo de científicos realizó un estudio para mediar los efectos negativos del enorme glacial.
La líder de la investigación Kerry-Jayne Wilson, dijo que en los últimos cinco años los cambios en esa región provocados por el B09B estimularon la disminución considerable del número de pingüinos Adelaida y el colapso catastrófico en su reproducción. Asimismo, propició la rotura de una gigantesca porción de hielo de esa lengua, formando así un glaciar de 73 km de longitud que flota actualmente en las gélidas aguas antárticas.
"Te rompe el corazón ver el impacto del hielo en los pingüinos”, subrayó la también miembro de la organización neozelandesa West Coast Penguin Trust.
La colonia que una vez estuvo conformada por 160 mil animales ahora ha sido reducida a 10.000, lamentan los estudiosos.
No todo está perdido
Los científicos no pierden la esperanza de que la población se recupere, ya que en el último año el hielo fijo vinculado al B09B comenzó a romperse en la bahía de Commonwealth, dijo con entusiasmo Chris Fogwill del Centro de Cambio Climático de la universidad australiana.
Ello supone una buena noticia para las grandes comunidades o colonias de pingüinos, porque de no desintegrarse el enorme iceberg, las colonias iban a desaparecer en 20 años, añadió.
Un informe de 2015 publicado en la revista BMC Evolutionary Biology señala que se proyectan cambios ambientales a largo plazo para el océano Antártico, lo cual probablemente afectará a los devastadores marinos.
Asimismo, las transformaciones del medio ambiente debido al cambio climático también podrían afectar los hábitos de crianza de las criaturas terrestres, las posibilidades de encontrar alimento en un ambiente marino y la disponibilidad de presas para los depredadores sin duda más grandes.
Los expertos esperan que el estudio de los efectos de los cambios registrados en los últimos cinco años en el ecosistema de la bahía Commonwealth ayudará a entender el impacto de eventos de gran magnitud en el frágil medio ambiente antártico.
Los elegantes pingüinos
El anillo circular blanco que rodea el ojo y las plumas en la base del pico le imprimen un sello distintivo a los pingüinos Adelaida viven en el continente Antártico y en numerosos islotes costeros de la zona.
Esas aves de 60 a 70 centímetros de longitud y alrededor de cuatro kilogramos de peso, pasan el invierno lejos de la costa, en los mares que rodean el banco de hielo del Antártico.
En materia de alimentación, consumen pequeñas criaturas acuáticas, como el krill, parecido a las gambas, aunque también comen peces y calamares.
En busca de sus presas pueden sumergirse hasta los 175 metros, aunque logran cazar mucho más cerca de la superficie. Según el portal de National Geographic, al igual que otros pingüinos, son nadadores y viajan hasta 300 km para conseguir comida.
Durante la época de cría primaveral (en octubre), se trasladan a la costa rocosa del Antártico, donde viven en grandes comunidades. Pero hoy el panorama empieza a ser desolador: la muerte espera a la vuelta de la esquina en la Antártida. (PL)
Descubriendo la magia de la Antártida