Felipe de J. Pérez Cruz
El libro Los Fundamentos del socialismo en Cuba (Editorial Páginas, La Habana), de la autoría del dirigente comunista Blas Roca, publicado en septiembre de 1943 marcó una etapa bien definida en la historia de la evolución del pensamiento revolucionario cubano. Fue una síntesis, culturalmente elaborada, del nivel de conciencia y organización alcanzado por la clase obrera y las demás fuerzas progresistas del país, a partir de la experiencia generada por la Revolución de 1933[1].
A solo un año de su publicación, la demanda del texto había sido de 81 mil ejemplares y se seguía vendiendo, con lo que se colocó para entonces como el libro más vendido en los últimos 40 años de república.
Según testimonia Blas Roca, el libro fue redactado en agosto de 1943, para publicarse al mes siguiente. En las páginas de la primera edición se siente y referencia la atmósfera del momento histórico en que nace la obra. El frente antifascista en 1943 obtiene victorias rotundas que cambian la correlación de fuerzas en la guerra: El 2 de febrero el pueblo soviético y las tropas del Ejército Rojo vencen a los nazis a las puertas de Stalingrado, y a partir de julio con el triunfo de las armas soviéticas en la batalla de Kursk, se puso fin a la capacidad ofensiva de las tropas alemanas en el frente oriental, lo que abrió el camino a la ofensiva de la URSS en todos los frentes.
En Cuba la causa antifascista encuentra un amplio apoyo, 250 mil hombres se inscribieron como voluntarios para entrar en combate y 45 mil mujeres lo hicieron en el Servicio Femenino de Defensa Civil. Entre febrero y diciembre de 1942 la guerra naval en el Caribe se intensifica, los submarinos alemanes hundieron 263 buques mercantes. La alianza de vender azúcar a bajos precios y obtener el beneplácito del presidente del imperio Franklin Delano Roosevelt, por nuestra contribución a la derrota del fascismo, se premia el 23 de marzo de 1943 cuando bajo concepto de donación y arriendo los Estados Unidos le entregan al país 12 cazasubmarinos, para proteger la llegada del dulce al territorio del Norte. Y ya el 15 de mayo nuestros marinos abatían el submarino alemán U-176, responsable del hundimiento de 11 barcos mercantes, entre ellos el cubano Mambí.
Los Fundamentos¼ se incorporan con toda legitimidad a este esfuerzo de guerra. En el libro se expresaba: (...) hace falta la unidad de todo el pueblo cubano, de todos los que quieran a nuestro país, de todos los que odian al nazismo, de todos los que aman la paz, la libertad y el progreso. Hace falta la unidad nacional para derrotar al quinta-columnismo, para derrotar el hambre y la miseria, para derrotar a los enemigos de nuestra independencia y de nuestra libertad.
La historia como arma de lucha
Los Fundamentos... continúan el hacer de pensamiento histórico, con el que nace el primer partido comunista de Cuba en agosto de 1925, que tiene en Julio Antonio Mella su fundador con las Glosas al pensamiento de José Martí (1925-1926), y de inmediato hacedor a Rubén Martínez Villena, quien realiza los primeros estudios de historia y actualidad económica en Cuba, desde la óptica del marxismo, con la trilogía: Un aspecto del problema económico de Cuba; Cuba, factoría yanqui (1926) y Las contradicciones internas del imperialismo yanqui y el alza del movimiento revolucionario (mayo, 1933).
Los comunistas acompañan el crecer de la historiografía comprometida con el pensamiento progresista y/o revolucionario. Tras la Revolución de 1933, en el clima de democratización y lucha antifascista que se abre a partir de 1938, la producción historiográfica cubana protagonizó una amplia renovación, en particular tras la creación en 1940 de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, impulsada por Emilio Roig de Leuchsenring. Opción a la izquierda, frente a los enfoques de derecha que predominaban en la Academia de la Historia de Cuba, fundada en 1910. En el escenario de renovación histórica de la época, terció el joven intelectual comunista Carlos Rafael Rodríguez, que en Dialéctica, la revista teórica del Partido, publicaba en marzo-abril de 1943, un ensayo decisivo con el título El marxismo y la historia de Cuba, cuya trascendencia parece haberse olvidado por nuestros estudiosos de la teoría e historiografía.
La historia está planteada en Los Fundamentos… como discurso que desde su presente, explicaba nuestro devenir, imponía deberes y responsabilidades, y sobre todo, tal historia fundamentaba y adelantaba junto con una ética revolucionaria, el modo y la estrategia para acción. Blas está persuadido de la necesidad de aprovechar la experiencia pasada, para enfocar con un criterio más realista, las transformaciones que el pueblo cubano necesitaba.
Quienes no ven o no quieren ver, el aporte sustantivo de Los Fundamentos…, e intentan evaluaciones extemporáneas desde el conocimiento actual, han intentado descalificar el libro por la propuesta de etapas históricas que hace, en su intento, válido hace 70 años, de adecuar el esquema del marxismo occidental —-los períodos históricos de la esclavitud, el feudalismo y el capitalismo—, al decursar de la nación cubana. Ni se imaginan estos críticos cuánto de apertura al pensamiento representó este ejercicio de generalización histórica para la década de 1940, independientemente de que la propia historia de la nación descalificaba tal esquema. Se trató por demás de un ejercicio de introducción histórica que Blas realiza para entrar en el tema y contenido fundamental del libro. Hay en el texto un profundo estudio histórico de cómo se expresa el neocolonialismo y el capitalismo en Cuba, que no se puede obviar, que es el cuerpo sustantivo y "duro" de su trabajo. No casualmente los arqueólogos de error, obvian esta realidad.
La claridad de que la historia de Cuba comenzaba en sus primeros habitantes y no en la conquista colonialista y la fundación de las primeras villas, pasa desapercibida para quienes intentan desvalorizar el libro. El lugar que se le otorga a Antonio Maceo junto a José Martí, con lo que se rompía casi medio siglo de una historiografía burguesa empeñada en desconocer en Maceo al político y al ideólogo, y el hecho de que Los Fundamentos…, es el primer libro donde la historia y la política cubanas, tienen los colores de pueblo, donde se habla de los negros y de sus méritos, y se recuerda la masacre de los Independientes de Color en 1912, sin duda constituyeron herejías que asustaron en su tiempo y aún motivan el rencor de nuestros adversarios y enemigos ideológicos.
Los fundamentos del socialismo en cuba
Los Fundamentos... fue el primer texto donde se sistematiza la historia del movimiento socialista y comunista cubanos. La obra contribuye a la profundización del estudio de la estructura de clases de la sociedad cubana de la época y sobre sus posiciones con respecto a la dominación imperialista. En tanto sustenta el programa socialista, el libro recorre los más importantes problemas de la sociedad cubana en torno a los objetivos de la revolución: el problema del racismo y la discriminación racial y la situación de la población negra, la política hacia los cristianos y los creyentes y la necesidad de la unidad con los marxistas, la crítica a la discriminación de la mujer y la necesidad de incorporarla a la lucha revolucionaria, la importancia de trabajar con el ejército.
Blas critica el mito de la bondad de las inversiones imperialistas, con lo que devela el andamiaje propagandístico del momento, que pretendía hacer ver las inversiones del capital monopolista extranjero como elemento de progreso. En tanto precisa las causas del subdesarrollo. A su vez argumentaba la necesidad de llevar a cabo la revolución de liberación nacional antimperialista, a fin de establecer un verdadero Estado nacional, cuyo programa de gobierno estaría dirigido a: (...) la nacionalización de los bancos extranjeros, los ferrocarriles, las minas, las plantas eléctricas, los teléfonos, la tierra y las grandes empresas en manos de los capitalistas extranjeros; la solución de los problemas de salud, educación, desempleo y la superación definitiva de la discriminación racial y social, entre otras medidas dirigidas al progreso económico, social y político de la sociedad cubana.
Los Fundamentos... testimonian que la posición ideológica principista de Blas más allá de los posicionamientos coyunturales de la línea política que el mismo protagonizaba: Para establecer la sociedad socialista, la clase obrera necesita derrotar al Estado capitalista y organizar el Estado socialista que le permita aplicar la violencia estatal, para vencer la resistencia de los explotadores y establecer, con el socialismo, la verdadera democracia, la democracia completa, la democracia económica y política. Nuestros males, que son los males del sistema capitalista en su conjunto, no hallarán solución definitiva hasta la solución de éste y el establecimiento del socialismo".
Con claridad meridiana Blas separa la lucha antimperialista de las relaciones normales que deben existir entre estados vecinos, para bien de sus relaciones económicas y culturales. El pueblo de Cuba —afirma— necesita y quiere la más estrecha y cordial relación con los Estados Unidos¼ a lo que se opone el pueblo de Cuba es al control y monopolio que sobre su economía ejercen los capitalistas extranjeros!... El ansia de liberarse no le lleva a sentirse anti-norteamericano, sino todo lo contrario!
El pequeño gran libro de la revolución cubana
En las nuevas condiciones históricas de los años cincuenta del siglo XX con una clara proyección martiana, marxista y leninista, Fidel Castro Ruz, reevaluará la propuesta de los Fundamentos del socialismo en Cuba, asumirá la lucha armada como vía principal para la conquista del poder y mantendrá en La Historia me Absolverá, las propuestas fundamentales que defendían los comunistas.
Tras el triunfo de la Revolución Los fundamentos del socialismo en Cuba, pasó a ser uno de los textos básicos de las Escuelas de Instrucción Revolucionaria, fundadas con la finalidad de elevar el nivel político-ideológico de las masas revolucionarias. Cumplió aquí una nueva y su más definitiva tarea de educación y formación comunista de masas.
Los Fundamentos..., fue concebido como libro para el combate político ideológico y esa misión la cumplió a cabalidad. Aportó a la historiografía y a la historia del pensamiento cubano y latinoamericano. Fue un libro de educación popular, que puso al alcance de sus lectores la visión de los comunistas, hasta ese momento silenciada o tergiversada. Demostró la madurez del marxismo cubano y de la propia clase obrera, en capacidad ya de representar los intereses de la mayoría del pueblo, en la misma medida que había forjado sus propios intelectuales orgánicos, sus dirigentes, capaces de ocupar una posición de vanguardia en la lucha por la renovación de la vida del país. Con toda justeza el Comandante Ernesto Che Guevara calificó a Los Fundamentos del Socialismo en Cuba, como el pequeño gran libro de la Revolución Cubana.
[1] Ver: Lucilo Battle Reyes: El legado de Los fundamentos del socialismo en Cuba, Cuba Socialista, La Habana, 2008.