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El Presidente hace campaña tramposa por el camino de la discordia

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Editorial

El Presidente de Bolivia derrocha sus energías y nuestro dinero con el evidente propósito de conseguir apoyo de indígenas y cocaleros para imponer la carretera de la discordia que una Villa Tunari con San Ignacio de Moxos. Respaldo que, como declaran voceros del oficialismo, no es necesario que sea de la mayoría ni que se establezca por consenso (lo que no es unanimidad) porque según la voluntad del mandatario lo que digan comunarios, cooptados o cautivos, se recogería como voluntad de todos los que habitan el TIPNIS. Además de que se entregan regalos y se ejerce presiones sobre los indígenas de la reserva natural y del territorio indígena, particularmente respecto de los niños, ahora sabemos que se limitará el derecho a la información, a la comunicación, a la opinión y a la interpretación sobre lo que ocurra en el bosque en disputa. Se agrava ese cuadro porque el principal dirigente de los cocaleros del Polígono 7 (ex TIPNIS) ha dicho que responderán, con violencia se entiende, a las acciones de los indígenas marchistas en la nueva etapa de resistencia a la consulta tramposa y en defensa de su hábitat natural, en el terreno en el que son vigorosos.
Las nuevas acciones del Presidente y de los gobernantes, en mucho, son una mascarada porque el camino se construirá "quieran o no quieran los indígenas". Esa campaña pretende "comprar" la aceptación por los originarios de la consulta y con ésta venia a la vía, a la que los habitantes del TIPNIS no se oponen, pero lo que exigen, con todo derecho, es que no rompa en dos el corazón de la reserva natural y del territorio indígena.
Esa campaña, que difunde mentiras a raudales y todos los días, se propone hacernos creer, entre otras cosas, que la consulta es previa, porque no hay trazo final del tramo dos de la vía, a pesar de que es posterior, de mala fe y desinformada (mentirosa, en un castellano preciso); que por eso mismo ese tipo de consulta no es constitucional sino que se viola la Ley Fundamental sólo porque se contrapone a la voluntad del principal gobernante; ese procedimiento, que lesiona la voluntad de los que serán consultados, deja de ser democrático, incluso en este momento de la democracia aún limitada en Bolivia; la campaña que hace especialmente el Presidente para que el camino de la discordia se abra por medio de TIPNIS porque, supuestamente, no existe otra alternativa, a ojos vista lesiona la voluntad de los indígenas; para asegurar resultados, favorables al gobierno pero lesivos a los indígenas, la consulta se hará también a los cocaleros que son los que pretenden cultivar más coca en la reserva natural y territorio indígena, como lo hacen desde 1990, depredación mediante, los que pensamos con cabeza propia no debemos dejar de ver y rechazar porque esos cocales, como ocurre ahora, servirán para producir más cocaína.
Los componentes de esa campaña con malas artes del Presidente en el TIPNIS, para imponer su voluntad de construcción de la vía al servicio de un discutible desarrollo sin verdadero bienestar social, se complementan con rumores como los que circulan de boca a oído o con "noticias" que aparecen, por ejemplo, en el diario gubernamental Cambio en el que se lee: "Evo estuvo en Oromomo, entregó motores y una radiobase de telefonía móvil" (antetítulo)/ "El Tipnis ejerce su derecho y marcha hacia la consulta" (título)/ "Ya basta de mentiras, basta de que nos engañen esos dirigentes, como Fernando Vargas, porque si les hacemos caso nunca vamos a tener desarrollo, afirmó ayer Clara Gutiérrez, representante indígena del Tipnis" (resumen de esa noticia).
El espectáculo se suma a la campaña referida o es parte de ésta: Los futbolistas bolivianos que llegaron al Mundial de Fútbol 1994, en Estados Unidos, juegan para espectadores del TIPNIS.
Por invitación del gobierno visitan el lugar periodistas, profesionales e intelectuales, dirigentes de movimientos sociales, militares en son de acción cívica, observadores extranjeros y sobre todo operadores políticos; éstos aleccionados, que creen mentiras, como en la existencia de ese supuesto pueblo "kollacaré", inventado por los propagandistas del gobierno, sin escrúpulo alguno, de lo que se sonrojarían los puercos, como dijo un periodista por los miristas que cruzaron ríos de sangre para pactar con Banzer.
Es necesario, ante la falta hasta de un mínimo decoro, recordar lo que dijo el Premio Nobel Alberto Camus: el fin no justicia los medios, señores gobernantes por cuyo comportamiento sienten vergüenza incluso electores suyos de otrora.
Son más las malas artes que utilizan los gobernantes: El Presidente del Tribunal Constitucional Plurinacional, a pesar de que firmó una sentencia que resulta inaceptable para sentar jurisprudencia, reclama que los gobernantes obedezcan la resolución que no necesita interpretarla el que la lee sin prejuicios. De lo dicho reiteradamente por ese magistrado se desprende que sólo tendría que ejecutarse la consulta a los pobladores del TIPNIS si ellos la aceptan y sólo en ese caso cobraría estatura constitucional ese fallo que, gobernantes convocaron a cumplirlo, pero ahora han olvidado su recomendación.
Además, frente a esa sentencia constitucional los gobernantes se comportan como durante la colonia española: se acata pero no se cumple, como el que tiene dos caras.
Entre las mentiras destiladas con furia por el Vicepresidente (nos referimos a ellas en De sábado a sábado 204 que va en este número de Aquí) está la de reza que empresarios talan el bosque del TIPNIS y que ganaderos hacen pastar a sus animales allí.
Si es verdad que operan esos madereros depredadores, como se dice, son funcionarios gubernamentales los que se supone firmaron las concesiones forestales para tal explotación de ese recurso. Y si es así, en aras de la preservación de esa riqueza se deben revertir esas concesiones, particularmente, las que se encuentren en la reserva natural que es de todos los bolivianos y, por tanto, se la considera liberada de toda tala saqueadora.
Las contradicciones entre gobernantes son inocultables, pero parece que no les preocupa a sus actores porque quizá son parte de su empeño desinformador: mientras el Ministro de Gobierno dijo que los indígenas no son dueños del TIPNIS, el Vicepresidente asegura que "ojalá" las riquezas existentes allí fueran de los indígenas porque, según él, los dueños reales son madereros y ganaderos. Sobre estos últimos y sus peones hay que añadir que parte de ellos hostilizaron a los indígenas marchistas en San Ignacio de Moxos, esos que con cerco de alambre con púas, con insultos incluidos, impusieron que otros ignacianos bordeen la población porque se trató de una marcha "sin ton ni son", como afirmó el Viceministro de Régimen Interior y Policía, el que también dijo que se impidió el ingreso de los marchistas a la Plaza Murillo, para que en ésta no hagan sus necesidades fisiológicas.
Casi todo el poder gubernamental y estatal se descarga en contra de los indígenas que defienden el TIPNIS. Pero la victoria será de nuestro pueblo, de los originarios de las tierras bajas y altas, en especial. Es que los pueblos, como dice un sabio griego, se vuelven sabios cuando defienden sus derechos legales y legítimos, como el supremo de la vida.

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