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Soya transgénica con Evo, caña de azúcar, trigo y algodón transgénicos con Jeanine

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Editorial de Aquí 309

Soya transgénica con Evo, caña de azúcar, trigo y algodón transgénicos con Jeanine

La presidenta interina, Jeanine Áñez Chávez, mediante el Decreto Supremo (DS) 4232, dispone un trámite abreviado para que, especialmente en Santa Cruz, se siembren semillas transgénicas de soya, caña de azúcar, maíz y algodón.

El entonces presidente, Evo Morales, autorizó los cultivos de soya transgénica, también en Santa Cruz.Asimismo, el otrora Presidente toleró cultivos ilegales de maíz y algodón transgénicos en esos predios de dicho departamento.

La presidenta interina, firmó aquel DS que autoriza los cultivos de los transgénicos citados, más allá del mandato que se le encomendó: pacificar Bolivia y asegurar la convocatoria a nuevas elecciones, porque las del 20 de octubre del año pasado fueron anuladas, por manipulación informática dolosa de sus resultados, con los que se buscó favorecer a Evo Morales y Álvaro García.

El DS firmado por Áñez, contradice el artículo 409 de la Constitución Política, pero favorece sobre todo a los empresarios agroindustriales cruceños, a los empresarios brasileños que cultivan soya en grandes extensiones de parte de las mejores tierras agrícolas del oriente boliviano y, a mucha distancia, sirve también a los colonizadores de San Julián y Cuatro Cañadas, entre otros.

La producción de soya de estos últimos llega a países europeos, por intermedio de los empresarios que tienen espacio en esos mercados.

Esa norma firmada por Áñez, además, contradice protocolos internacionales y determina un procedimiento abreviado para cultivar las semillas genéticamente modificadas, con el argumento de que luego de contener al coronavirus, con aquella producción, a una escala imposible en este momento en Bolivia, se superaría la escasez de alimentos en nuestro país.

Sin embargo, debe estar claro para los bolivianos que esos nuevos cultivos transgénicos cubrirán mayores extensiones de tierras para lo que será ampliada la frontera agrícola, es decir, que habrá más desmontes, chaqueos y riesgo de incendios.

Un gobierno, en el que predominan los demócratas (del Movimiento Demócrata Social del gobernador cruceño Rubén Costas Aguilera), mejor dicho, los empresarios cruceños y los representantes de éstos, facilitará lo que en el campo popular se denomina el agronegocio, sin más limitaciones que la capacidad de los capitalistas y del tiempo requerido para esas siembras de semillas genéticamente modificadas.

Los empresarios celebran la firma de ese DS que satisface una aspiración suya que fue atendida parcialmente por el expresidente Morales.

Resumimos los antecedentes:

Evo Morales, en ese momento con un poder incuestionado, instruyó que la mayoría de los constituyentes incorporen a la nueva Constitución las 5.000 hectáreas como extensión máxima de los predios agropecuarios en Bolivia. Esa extensión abarcaba un crecido número de pertenencias de latifundistas cruceños y de otros lugares, incluidos militantes y amigos del MAS, tales como la exministra Nemesia Achacollo.

Otro momento estelar para los empresarios cruceños, agrupados en la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), fue el acuerdo en el que se refrendó la siembra de soya transgénica y un plazo mayor para la verificación de que los predios agropecuarios cumplen una función económica y social.

En aquella ocasión y ante un pedido de los empresarios agroindustriales, éstos consiguieron que el gobierno de Morales se comprometa a considerar, en plazo breve, la introducción de cultivos de maíz transgénico.

En esos acuerdos, confirmados por normas comprometidas y aprobadas por Morales y su gobierno, no tomaron en cuenta ni siquiera a los colonizadores de San Julián y de Cuatro Cañadas, a pesar de que delegados de éstos estuvieron en las reuniones en las que se establecieron aquellos acuerdos.

En la Constitución Política, aprobada por los constituyentes, en Sucre, se prohíben los cultivos, importación y comercialización de semillas transgénicas en Bolivia. Sin embargo, el texto de la Ley Fundamental, modificada en Oruro por operadores políticos y que está vigente (artículo 409), dispone que la importación, comercialización y siembra de transgénicos, en Bolivia, serán realizados mediante una ley, aprobada por la Asamblea Legislativa Plurinacional y no por un DS, como lo hizo la Presidenta interina.

Empero, tal DS que establece un trámite abreviado para la siembra de soya, caña de azúcar, maíz y algodón, podría ser demandado, ante el Tribunal Constitucional Plurinacional porque contradice la Constitución Política.

Entendidos en la materia, además, han recordado que el otrora presidente Morales, autorizó la siembra de la soya transgénica, para lo que se siguió un trámite abreviado.

Un experto en comercio internacional, asimismo, ha rememorado que, con Morales en el Palacio Quemado, en Santa Cruz, ilegalmente, se cultivó maíz y algodón transgénicos. Ahora masistas, incluido Juan Evo Morales Ayma, en la tribuna que se les concede, critican e incluso condenan el DS de Áñez, no obstante de que el caudillo depuesto, es el precursor de la autorización de los cultivos de soya transgénica en Bolivia.

Asimismo, vale recordar que durante los 14 años del gobierno de Morales, éste ha sostenido una alianza con los empresarios agroindustriales cruceños.

Estos empresarios dicen, a su vez, que con los cultivos transgénicos que esperan, que sean autorizados en breve, aumentarían hasta en tres veces o más las cosechas, cultivos que no necesitarán grandes extensiones de tierra, que generarán 500 millones de dólares en dos años y que emplearán a 300 mil personas (directa e indirectamente), siembras que, además, asegurarán la alimentación de los bolivianos, agregan los voceros de empresarios que defienden un DS que abre el paso a las siembras transgénicas señaladas.

Sin embargo, esos empresarios callan que la soya se producirá para exportarla, que la caña de azúcar se destinará a la elaboración de biocombustible, que el maíz transgénico reemplazará a la semilla de maíz orgánico que siembran los agricultores medianos y pequeños del país y que el trigo transgénico se cultivaría en Bolivia, lo que no ha sucedido, hasta este momento, en ningún lugar del mundo, de acuerdo a lo dicho por el actual Director de la Fundación Tierra.

Aquellos empresarios callan, asimismo, que los cultivos transgénicos emplearán herbicidas tóxicos y abonos que empobrecerán en poco tiempo los suelos; que además ocasionarán desbosques, lo que facilitaría incendios, los que nos recuerdan el desastre ocasionado el pasado año en no menos de cinco millones de hectáreas de bosque seco de la Chiquitanía en llamas y la mortandad de animales, de los cuales muchas especies han desaparecido.

No debemos olvidar que mientras ardía aquel bosque seco, empresarios cruceños, con declaraciones, trataron de mermar o de encubrir la responsabilidad del entonces presidente Morales en aquel desastre ecológico, cuyas consecuencias, se ha dicho, será muy difícil revertir.

Sobre los transgénicos hay tres posiciones que cabe resumir:

La mayoría de los bolivianos está convencida de que los productos transgénicos hacen daño a la salud y que, por tanto, no se los debe sembrar en el país.

Otros afirman que al consumir pollos de granja, alimentados con maíz transgénico, se consumen productos transgénicos, así sea indirectamente. Esa corriente cita a los premios Nobel que en un comunicado, hace tiempo, afirman que no está demostrado que los productos transgénicos daña la salud de las personas.

Entre nosotros, un investigador de la UMSA afirma que no está científicamente demostrado que los alimentos transgénicos enferman a los consumidores, pero se conoce que las verduras y las legumbres que se producen en Río Abajo de La Paz, regadas con agua del Río La Paz, están contaminadas, y hacen daño a la salud de los consumidores, de lo que hay ejemplos que se deben anotar.

Una tercera posición de gente que sugiere procesar semillas, incluso las transgénicas, para cultivarse en nuestros suelos, tan variados como son, según los pisos ecológicos que existen aquí.

Esta tercera posición también alega que no está suficientemente demostrado que los productos transgénicos sean inevitablemente dañinos a la salud. Además, que la introducción de cultivos transgénicos tiene que llevar un tiempo de discusión para establecer un consenso y sobre todo para determinar si se acogen o se rechazan esas semillas transgénicas para la producción agrícola. Graficamos lo dicho con la respuesta de los guaraníes quienes, al enterarse de que empresarios cruceños le plantearon a Morales considerar el cultivo de maíz transgénico en suelos bolivianos, dijeron que ellos iban a preservar las semillas del maíz, vernacular si se acepta el término, que se produce en el chaco boliviano, lugar en el que ese cereal es el principal alimento.

A pesar de las diferencias, la mayoría de los bolivianos rechazamos los cultivos transgénicos, incluidos los que se pretende cultivar mediante el procedimiento abreviado que dispone el DS firmado por la Presidenta interina.

Asimismo, se confía en que la mayoría de los bolivianos tenemos la razón y la fuerza para conseguir que Áñez derogue aquel DS que está destinado a facilitar los cultivos transgénicos en beneficio de los empresarios agropecuarios de Santa Cruz, especialmente.

Ahora, ojalá que los gobernantes adviertan que el rechazo a ese DS protransgénicos le podría restar apoyo electoral a la Presidenta-Candidata.

Sin embargo y si pese al rechazo a ese DS, Áñez mantiene aquella norma, la mayoría de los bolivianos, sin contar a los masistas, constataremos que la Presidenta, al sostener su apoyo a los cultivos de transgénicos de soya, caña de azúcar, maíz y algodón, continúa y continuará al lado de los empresarios agroindustriales cruceños y en contra de la mayoría de los bolivianos que creemos en la necesidad de que nuestras siembras sean sobre todo de semillas orgánicas, sin cerrar la posibilidad de que los bolivianos decidamos, en libertad, la siembra de semillas que no degraden los suelos y que aumenten la producción para conseguir una verdadera soberanía alimentaria.

Como una conclusión reproducimos un razonamiento de una bióloga que sabe de qué habla. Nosotros, dice la profesional de la UMSA, debemos fortalecer la semilla de nuestra papa, para evitar que se agusane.

Esa semilla fortalecida debe ser una búsqueda y un hallazgo que concentre lo que conviene a la mayoría de los bolivianos para lo que, necesariamente, debemos rechazar los intereses excluyentes de los agroindustriales cruceños porque lesionan los derechos de la inmensa mayoría de los bolivianos.

Otra conclusión es que Evo Morales, desde el Palacio de Gobierno, concedió licencia para los cultivos transgénicos de soya y que consintió la siembra ilegal de semillas transgénicas de maíz y de algodón.

Y la tercera conclusión es que la Presidenta-Candidata, si mantiene el DS procultivos rápidos de transgénicos de soya, caña de azúcar, maíz y algodón mostrará que representa y que defiende los intereses de los empresarios agropecuarios millonarios de Santa Cruz, especialmente, en perjuicio de la mayoría de los bolivianos.

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