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Para Evo Morales el Ejército boliviano es antiimperialista

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Editorial de Aquí 270

El presidente Morales, como quien intenta una campaña, aunque ahora de menor intensidad, varias veces afirmó que el Ejército boliviano es anticolonial y antiimperialista, desde la batalla de Aroma (Guerra de la Independencia,1820): Enfrentado al imperialismo y opuesto al colonialismo, tendríamos que leer.

También ha dicho que no quiere un ejército masacrador en Bolivia. Y, luego, inauguró una “escuela” castrense “antiimperialista” en nuestro país, en la que se adiestran uniformados de varios países de Latinoamérica.

Sobre esas afirmaciones del Presidente el vicepresidente García Linera, en la escuela de Comando y Estado Mayor que funciona en Cochabamba y difundida por el Canal 7, impartió una “clase magistral” en la que buscó demostrar los supuestos aportes de Morales a la historia de Bolivia y, específicamente, sobre la institución armada.

Sobre este tema, un exministro, de este tiempo de reformas burguesas, dijo que el Presidente escribía una nueva historia del país.

Después de la guerra del Chaco, con visibles concesiones, sobre todo un historiador de Estados Unidos habla de un supuesto socialismo militar y se les atribuye el liderazgo de esa tendencia a jefes militares autodefinidos como nacionalistas: David Toro, Germán Busch y Gualberto Villarroel, los que para algunos, además, son nacionalistas revolucionarios.

Morales quizá desconoce el siguiente pasaje de “La historia me absolverá”: En ese alegato político y jurídico, el aún joven abogado y entonces poco conocido dirigente revolucionario, Fidel Castro Ruz, en su defensa y la de sus compañeros, ante un tribunal de la dictadura de Batista, afirmó que los integrantes del Movimiento 26 de Julio aprendieron, de los mineros bolivianos, que es posible derrotar al ejército (1952), por el que se decía, entre nosotros y en ese tiempo, que era la guardia armada de la rosca minero-feudal.

En ese Ejército, que había sido derrotado, también se anudaban diversas contradicciones, entre otros factores, porque aquél, se agregaba, había perdido todas las guerras internacionales, pero ganó en las masacres de mineros y campesinos bolivianos.

Poco tiempo después de esa derrota, el Ejército otrora de la rosca fue reorganizado por efectivos del Ejército de Estados Unidos, el que devino en masacrador, otra vez, sin que se repita el anterior como cuando se calca un dibujo.

La formación de varios jefes militares de Bolivia en la Escuela de la Zona del Canal de Panamá, conocida como escuela de criminales, anuncia el comportamiento de sus integrantes. Allí se entrenaron René Barrientos Ortuño, Hugo Banzer Suárez, entre otros dictadores de Latinoamérica y el Caribe.

Sabemos, asimismo, que de todas las masacres que en apariencia sólo ejecutan policías, participan militares, vestidos de civil o no, como sucedió en Caranavi (mayo de 2010) donde mataron a dos jóvenes “evistas”; en Chaparina (septiembre de 2011); así como ocurrió antes en el Chapare. Y lo más probable es que, actualmente, militares estén como base de apoyo, cuando menos, en la represión contra los cocaleros de Yungas.

Sobre el presunto antiimperialismo del actual Ejército boliviano es imprescindible apuntar, asimismo, que un exComandante del Colegio Militar de Ejército “Gualberto Villarroel”, quizá con la pretensión de preservar el cargo, se definió como antiimperialista, ocasión en la que esa proclama hizo creer como cierta a los asistentes a ese acto y al presidente Morales. Ese jefe castrense, a los pocos días, fue pasado a la reserva activa.

Fue sonada la inauguración de la escuela para formar militares antiimperialistas en nuestro país, a la que asisten oficiales de países de la región, como de Venezuela.

Y la Escuela de Cóndores de Sanandita (Tarija), sigue funcionando a imagen y semejanza de otras de su género de Estados Unidos, en la que en este último Aunque an sido y son protegidos por los jefes castrenses.

lumnos.tiempo, en entrenamientos, murieron dos de sus alumnos. Los autores de esos crímenes han sido y son protegidos por los jefes castrenses

Con el discurso de protección a los uniformados el presidente Morales señaló que hablaría con los defensores de los derechos humanos para pedirles que dejen entrenarse con libertad a los militares. Añadimos que los activistas de los derechos humanos a lo sumo han exigido que se respeten, divulguen y defiendan aquellos derechos en los cuarteles.

Aunque no es fácil conocer lo que pasa en los institutos militares y cuarteles, sabemos que los cambios reales, como por ejemplo en los estudios (programas, materias, orientaciones) son insustanciales.

El cambio más visible, sin embargo, es que en los institutos de formación castrense asisten más bachilleres de origen aimara y quechua, pero siguen siendo muchos más los que se inscriben en las escuelas para alcanzar, como máximo grado, el de oficial mayor, entre los clases.

Asimismo, no tenemos que olvidar que militares, sobre todo clases, propusieron transformar a las Fuerzas Armadas de nuestro país, ante la oposición de jefes militares, pero fueron aplastados, entre otros recursos, con procesos y la baja. Y nada importante hizo el presidente Morales para ayudar a los que impulsaron ese movimiento.

Empero los cambios entre los militares no alcanzan ni siquiera a una tímida reforma.

Nada esencial, por tanto, le da la razón a Morales cuando éste asegura que el Ejército en nuestro país es antiimperialista y anticolonial.

No obstante, algo se supone ocurrió y sigue en vigencia: un pacto entre el presidente Morales y los jefes militares, el que fue reforzado y quizá sigue reforzado con dinero, es decir, con sobresueldos que se pagaban a una parte de esos jefes militares, lo que también provocó descontento de los que no recibían nada de aquel dinero o que la cuota para otros era menor.

Los sobresueldos en las Fuerzas Armadas ponen el acento en que los uniformados siguen siendo mercenarios.

Dos hechos nos llevan a sostener que existe ese pacto entre Morales y jefes militares:

—Cuando se planteó que se hagan conocer secretos militares, como la tumba de Marcelo Quiroga Santa Cruz y Carlos Flores Bedregal, entre otros, el Presidente, como quien hace de portavoz castrense respondió que no había secretos militares sobre esos acontecimientos. Sin embargo, García Linera acotó que la CIA quizá tenga esos informes.

—El ex jefe del Ejercito, Freddy Bersatti, que además ha sido Cónsul General de nuestro país en Chile, declaró que fueron quemados todos los documentos sobre movimiento de tropas, muertos, heridos, etc., de la represión militar a los alzados en El Alto, La Paz y otros sitios (2003). Y el Capitán General de las FF.AA., que se sepa, nada dijo y nada hizo sobre esas declaraciones, las que quizá buscaban encubrir y dificultar una investigación.

Concluimos en que las Fuerzas Armadas bolivianas fueron, son y seguirán, junto a la Policía Boliviana, como sostén principal del Estado de la formación social boliviana: capitalista, dependiente y atrasada. Y un nuevo ejército —antiimperialista y revolucionario— sólo será posible como una realización sobresaliente de una revolución de versas liberadora, en esta tierra nuestra.

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